Formas de representación de los migrantes en el arte latinoamericano

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Cinco rasgos universales de la migración humana en la Tadeo

Gesto y narrativa para conjurar el presente: cinco proyectos colaborativos sobre migración humana es la primera parte del ciclo de exposiciones organizado por la Universidad Jorge Tadeo Lozano y el Instituto Goethe. El proyecto colaborativo busca crear espacios de diálogo intercultural sobre el fenómeno global de la migración y sus repercusiones sociopolíticas. Aborda distintas formas de visibilizar las problemáticas de la población migrante al llegar a otros territorios desconocidos.

Realizado bajo una alianza con el Observatorio de Poéticas Sociales y la Universidad de la Artes de Berlín, hace un análisis sobre los puntos en común de la migración en Europa y Colombia, el país con mayor número de desplazados después de Siria. La curaduría, a cargo de Sylvia Suárez ,destacó cinco proyectos. Entre ellos están las obras de los artistas Carolina Pinzón, Blanca Pineda, Óscar Moreno, Mario Opazo y Fernando Escobar. Estará desde el 18 hasta el 30 de abril en la Sala Alterna del Museo de Artes Visuales de la universidad.

Foto: Esteban Vega.

The real human es el primer proyecto llevado a cabo con el nigeriano Dickson Mobosi y la colombiana Carolina Pinzón en Berlín. Por medio de varias actividades, utilizan la técnica del dibujo como un vehículo de reconciliación con su entorno. Posteriormente, los mensajes que transmiten las imágenes fueron graficados en diferentes carteles coloridos con el fin de comunicar las experiencias de los migrantes en la capital de Alemania.

Foto: Esteban Vega.

Piel es un proyecto simbólico del chileno Mario Opazo, quien por medio de un video reconcilia a dos actores sociales. En la grabación, las dos personas se miran directamente y uno de ellos envuelve con la bandera chilena al otro.

Paisaje 1. Moravia es una obra de Fernando Escobar que dialoga con los actores del barrio homónimo de Medellín. Escobar realizó una serie de fotografías que para retratar al barrio de diferentes maneras. El artista, además, se agrupó con varios pobladores de Moravia para escribir tres relatos ficticios sobre las maneras de ver el lugar y los actores que conviven allí.

La casa de la frontera del artista Óscar Moreno está centrado en la escucha. Tres videos de treinta minutos cada uno, están dedicados a narrar las historias de varios colombianos que migraron.

Foto: Esteban Vega.

El museo itinerante: El resbalón es una recopilación documental fotográfica de Blanca Pineda. En ella, la gestora cultural muestra la historia del barrio Ciudad Bolívar de Bogotá y los momentos cumbre en que han llegado cientos de migrantes de todo el país al lugar. Pineda asevera que Ciudad Bolívar es un retrato de Colombia misma: el conflicto armado del país ha sido el detonante que ha acelerado la migración colombiana.

Publicado en Arcadia

Migración, la visión del arte en tránsito

El instante del encuentro entre una de las Patronas de Amatlán de los Reyes, Veracruz, y un migrante es el eje de la obra de teatro documental Dos personas se tocan brevemente, de la Compañía Translímite, una de las propuestas que la próxima semana se presentarán en el Foro Internacional Arte en Tránsito.

Convocado por la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), el foro también dará a conocer el performance Suelo fértil, de Ximena Alarcón, artista colombiana que radica en Londres y que con su obra invita a un diálogo simultáneo entre mujeres migrantes que se encuentran en México y en Europa; se expondrá también la instalación y video Meta/ Bandera, de Marcos Castro, entre otras obras.

La cita, programada del lunes 9 al miércoles 11 de mayo, reunirá a académicos, artistas, curadores, críticos y cineastas en torno al tema de la migración y la cultura para analizar el fenómeno migratorio desde la creatividad artística y al servicio del enriquecimiento de la diversidad cultural.

La UNESCO propone este foro con el objetivo de analizar la migración, los mestizajes creativos y el papel de las nuevas formas de movilidad desde y en la creación artística. Para el organismo, “es una gran oportunidad para intercambiar experiencias, estudios y perspectivas artísticas alrededor del mundo sobre el fenómeno migratorio, las transformaciones culturales que conlleva y el papel de la creación como garante social frente a la discriminación”. El Foro se realizará en el Centro Nacional de las Artes, el Centro Cultural Digital de la Secretaría de Cultura y el Museo Anahuacalli.

Junto a los artistas participarán académicos como José Manuel Valenzuela e Ibrahim Sirkeci; el periodista e integrante del Colectivo Argos, Donatien Garnier; la promotora de cine Marina Stavenhagen; el director Federico Weingartshofer; la curadora Sol Henaro y el músico Gilberto Cervantes, entre otros. La inauguración se realizará el lunes a las 8:30 horas y será encabezada por el secretario de Cultura, Rafael Tovar y de Teresa, y la representante de la UNESCO en México, Nuria Sánz.

El organismo de Naciones Unidas parte de la noción de que hoy existe una población mundial superior a los 7 mil millones de habitantes, y que hay también enormes desigualdades sociales. A esto se suma que en el futuro “la humanidad va a generalizar sus desplazamientos con una envergadura y un impacto sin precedentes desde lo cultural, social, ecológico y económico”.

¿Qué papel puede jugar la cultura en este proceso? Este será uno de los temas a debatir en el foro.

Para la UNESCO, ahora es más importante que nunca construir políticas que reconozcan la contribución positiva de la migración, su capacidad para regenerar la diversidad y la responsabilidad de proteger los derechos culturales de quienes migran.

El foro resaltará que “es necesario reconocer la cultura como dispositivo imprescindible del desarrollo. La cultura no es una expresión marginal ni una industria sectorial para los procesos del desarrollo, sino uno de sus elementos definitorios. Los procesos culturales son las bases germinales de cualquier proyecto humano”.

El encuentro con las Patronas. Cecilia Ramírez Romo, actriz, dramaturga e integrante de Translímite, cuenta que esta compañía fundada por Myrna Moguel en 2011, surgió por la necesidad de entender el teatro como algo más que un espectáculo: “El teatro como algo que puede transformar, atacar problemas que tienen que ver con las personas en situación vulnerable”.

Con el director de teatro Martín Acosta, Translímite creó la obra Dos personas se tocan brevemente, que nace del interés por abordar el complejo tema de la migración.

Ramírez Romo cuenta cómo se trabajó la obra: “Martín Acosta planteó el tema de las Patronas. Fuimos a verlas, investigar, platicar y convivir”.

La obra, que dura una hora 20 minutos y que se presentará el martes en el Museo Anahuacalli, se divide en tres partes; la primera tiene que ver con testimonios de migrantes; la segunda parte habla de las Patronas, de cómo deciden dar de comer a los migrantes. “Hicimos una investigación sobre la bondad, este tipo de comportamiento parece sobrenatural hoy que vivimos en un mundo donde toda la comunicación es a través de redes sociales”. La última parte recupera El alma buena de Szechwan, de Bertolt Brecht.

Sobre por qué la compañía aborda la migración, Cecilia Ramírez cuenta: “Estábamos muy interesados por lo que sucedió en Europa con los migrantes, nos llamó la atención porque en México desgraciadamenre por la falta de oportunidades y recursos la gente se ve obligada a dejar sus lugares de origen. El de La Bestia es un fenómeno complejo de sobornos, cobros ilegales, robos, secuestro, trata de personas, que sigue pasando. El arte es para nosotros una puerta abierta, una plataforma donde se puede hablar de todo. Somos artistas y le damos la voz a todos los que no se pueden subir al escenario”.

Sobre qué tanto puede cambiar el arte esta situación, dice: “Creo que todos estamos expuestos a una migración física y emocional; el ser humano es cambiante. Y es muy importante que existan espacios donde los artistas hablen del tema”.

Reflexionar el fenómeno. Migrar llevó a Ximena Alarcón a convertirse en artista, a aprender a escuchar, a hacerse preguntas que si estuviera en su natal Bogotá, y no en Inglaterra, difícilmente se hubiera hecho.

Así que su pieza Suelo fértil es un ejemplo de cómo pensar la migración desde el arte, pero es también una profunda reflexión acerca de cómo somos otros, cómo nos multiplicamos al migrar y cómo, al fin y al cabo, la migración enriquece.

En el Cenart ofrecerá el performance que simultáneamente se estará viviendo en Londres y en Austria, y que será transmitido por la estación Resonance FM de Londres.

“Mi trabajo artístico de alguna manera se ha desatado por ser migrante. Cuando empiezo a trabajar el tema de la migración, me detengo en lo que otros artistas llaman el espacio intermedio: ¿qué pasa con nuestra voz cuando cambiamos de geografía, cuando empezamos a usar otro idioma? ¿qué pasa con nuestra identidad, con los sonidos que solíamos escuchar? Hago diarios de lo que escucho y entiendo que soy de algún sitio, pero no sólo de un sitio donde nací, Colombia, sino que soy una mezcla, que mi identidad se multiplica y se enriquece. Mi sentido de pertenencia no tiene que ver con banderas y bordes, o con pasados culturales que están a veces impuestos, sino que son cosas que creo y que armo, y que con el arte tengo la capacidad de recrear”.

Involucrando a otros migrantes, desde 2012 Ximena Alarcón ofrece los llamados performances telemáticos, como el que presentará esta semana en México. Una pieza donde las participantes, en este caso todas mujeres, ejercitan el diálogo y la escucha, el recordar, el compartir historias.

“Trato de pensar siempre otras cosas alrededor de la migración. De exaltar la idea de que los migrantes somos seres múltiples y tenemos muchas cosas que enseñarle al mundo”.

Las ideas en torno de las cuales ronda el diálogo entre las participantes del performance, se dirigen a inquietudes como: quién eres, dónde vives, cuál es el territorio mental donde vives y qué quieres cultivar en ese territorio. Para Alarcón, “el arte para el migrante es un espacio donde puede encontrar una identidad de dislocación; un no estar necesariamente fijo en un estándar social porque uno cambia, reaprende, vuelve a nacer. Y en ese volver a aprender, el arte te hace ver que es posible, que no hay problema”.

Marcos Castro. La identidad, los territorios, las banderas, son temas que aborda en su obra el artista Marcos Castro. En el marco del Foro Internacional Arte en Tránsito exhibirá la obra titulada Meta / Bandera, pieza que está hecha de banderas unidas con parches.

“Mi trabajo abarca muchas cosas, utilizo elementos naturales para hablar de la condición humana… había estado trabajando con imágenes reinterpretrando las banderas, sobre identidades. La pieza funciona en este discurso de la migración, de trascender las fronteras; la migración existe en animales y humanos, sólo que es en los humanos donde existe una división por la idea del estado nación…”

En sus obras hace además una revisión de la noción de América Latina, de esa idea de “una patria grande, común, que nos abarca a todos”. Castro opina que en el momento que vivimos la noción de tránsito está implícita en todas las cosas: “Hay desplazamiento de información, de gente, de cosas”. Señala que como artista es imposible deslindarse de estos temas aunque no haya una pretensión política en los trabajos: “El arte en su historia ha tenido una función social, como la de poner en la mesa temas que están pasando. El arte llega de otra forma a los públicos, aborda problemáticas contemporáneas”.

Publicado en El Universal

Cinco artistas exponen el rostro migrante de El Alto

Cinco artistas se unen para compartir su historia y hablar sobre el aporte de los migrantes a El Alto, la ciudad más joven de Bolivia. De alguna manera, estos creadores se definen a través de pinturas y esculturas como la expresión viva del fenómeno de las migraciones se han constituido en aporte fundamental en el desarrollo de la gestión cultural y artística de la urbe alteña.
La exposición, bautizada como «Migrantes”, se presenta hasta el 21 de mayo en las salas temporales del Museo Nacional de Arte. La muestra reúne obras de Adamo Mollericón, Jhonny Quevedo, Reinaldo Chávez, Braulio Condori y Edgar Cruz, artistas de reconocida trayectoria, quienes a partir de su trabajo también han consolidado, de alguna manera, la presencia alteña en diferentes eventos y escenarios del arte en el país.
«Durante las últimas décadas, como resultado de procesos económicos que han dinamizado la migración interna, las principales capitales de Bolivia han visto crecer en torno a ellas nuevas e importantes ciudades. El ejemplo más emblemático de este crecimiento es el nacimiento y rápido desarrollo de la ciudad de El Alto. El tejido social de esta ciudad demostró tener una capacidad de organización social extraordinaria, pero además una presencia de gran fuerza en sus expresiones culturales”, dice la presentación de la muestra.
Según los curadores de «Migrantes”,  los cincos artistas son migrantes y han comprometido su vida profesional con la producción de arte, la formación artística, la promoción y la difusión de la cultura de esa ciudad.
En la exposición se busca mostrar el proceso histórico de El Alto a través del desarrollo cultural gracias a los aportes personales e institucionales que han permitido a lo largo de los años la solidificación de la gestión cultural alteña. Por ejemplo, la creación del Museo Antonio Paredes Candia (29 de mayo de 2002), el aporte en formación de la Escuela Municipal de las Artes o la Creación de la Carrera de Artes de la UPEA (2000), además de desarrollo de la Fundación Wayna Tambo en diferentes ámbitos culturales (comunicación, teatro, difusión cultural y otros), o la Fundación Comunidad de Productores en Arte (Fundación COMPA).
Esta muestra en la que resalta el oficio como base de la expresión, está pensada como un homenaje a todas aquellas familias que desde diferentes puntos de la geografía boliviana han llegado a El Alto, para conformar con sus diversas culturas, este increíble tejido social y cultural que es hoy en día la ciudad de El Alto.
«La migración  se constituye en esta muestra en el hilo conductor del recorrido visual, en el que se establecen pilares fundamentales: las migraciones han tenido su origen desde la evolución de la humanidad, con el propósito de subsistencia y búsqueda de mejores condiciones de vida. Las migraciones constituyen un fenómeno social-económico que consolida el cambio de experiencias y vivencias de todo migrante, lo que genera movimiento e intercambio cultural, que globaliza lo local y  localiza lo global”, explica uno de los creadores.
En la propuesta participa Braulio Condori, quien presenta una serie de obras titulada «Flujo de realizaciones”.
El artista a través de sus obras reconoce que su experiencia de migración de puna a la ciudad de El Alto ha significado un hecho social de ida y venida a este territorio, cruzando la frontera para que sus ideas y sueños fluyan y se constituyan en obras de arte que demuestran el traslado de un lugar a otro, como una alternativa de bienestar comparable a la difusión universalizada de toda expresión cultural como el caso de la música, la danza y otras formas de hacer arte. «Su paleta cromática a través de trazos pictóricos, permite identificar una tendencia impresionista en su arte, combinando la trama del lienzo con la profundidad de sus personajes que dan profundidad a su arte”, describe uno de los curadores.
En el caso del artista Edgar Cruz sus obras responden a su íntima subjetividad, en la que conviven emociones expresadas en los lienzos por la textura de su paleta y armonía de colores, provocando un homenaje a lo desconocido de nuevas etapas de vida por descubrir.  El migrante es el personaje principal de sus obras, que transita entre edificaciones monstruosas, grandes ciudades, calles incógnitas o en tardes grises, cuyo paso genera interrogantes y angustias difíciles de resolver, pero al mismo tiempo da paso a nuevas costumbres, ideologías y formas de conocer un nuevo territorio. Para este artista retornar al terruño es una recuperación nostálgica del ser.
Para Reinaldo Chávez el artista se constituye en un cronista de su tiempo, interpretando los acontecimientos sociales y culturales que las migraciones traen consigo mismas. Migrar significa para él fijar nuevas etapas de vida en un entorno social distinto, política y económicamente diferentes, que provoca rupturas familiares pero que transporta metas trazadas de generaciones jóvenes. Sus obras Su partida, Repatriados o Con una plegaria los mando son la plasmación de sentimientos y recuerdos del artista, que traza los pasos constantes de la búsqueda de bienestar de su entorno familiar cercano.
Los materiales combinados y la policromía enriquecida en sus diversas tonalidades dan paso a la abstracción de sus personajes migrantes, que generan texturas combinadas entre lo simple y lo complejo.
Su compañero, Adamo Mollericón se caracteriza por propuestas abstractas, que a través de amplios lienzos combinan iconografía andina con colores grises y cálidos, que dan forma a superficies representativas de tierras andinas conformadas por migrantes.  La técnica y los recursos pictóricos dan paso al misterio profundo en el que se manifiestan expresiones de libertad de todo ser viviente en el mundo terrenal.  «Dejar la tierra, transportando la propia identidad cultural, supone para el artista atravesar la franja del límite para constituirse en un protagonista más de nuevos saberes y desafíos. La contraposición de colores, el relacionamiento de figuras y la transposición de sentimiento, se constituyen en  la expresión sensible de su vivencia personal como migrante”, dice la presentación de «Migrantes”.
Finalmente el trabajo de tallado en madera de Jhonny Quevedo permite al espectador un reconocimiento de la madre naturaleza por la diversidad y la nobleza del material. Este artista logra en cada una de sus obras tratar las migraciones íntimas de todo ser humano, en la búsqueda de nuevos relacionamientos y convivencias con la comunidad.
Publicado en PáginaSiete

Cuento para explicar la migración a los niños

La dificultad de adaptarse a un lugar que no es el tuyo después de migrar de tu hogar a un lugar desconocido es el reto enfrentan los niños refugiados. Para conscientizar sobre esto, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) presentó la tarde del domingo el libro Eloísa y los Bichos, del escritor colombiano Jairo Buitrago y del ilustrador Rafael Yockteng.

“ACNUR hace años decidió que Eloísa y los Niños fuera su libro bandera para la representación de los niños refugiados. Esta decisión comenzó en Colombia pero cada oficina de ACNUR también ha recibido el libro. Aunque originalmente fue repartido a los refugiados después del aumento de la migración, el libro ha tenido un segundo auge”, comentó el autor a Zócalo.

La presentación se llevó ante un público de cerca de 50 niños, quienes conversaron acerca del fenómeno de la migración y los niños refugiados, mientras se da a conocer la historia del libro.

Eloísa y los Bichos cuenta la historia de Eloísa, quien se ve obligada a deja a sus amigos al mudarse con su familia a una ciudad habitada exclusivamente por insectos, en donde poco a poco comienza a conocerlo y a sentirse cómoda.

“Inicialmente queríamos hacer una historia de que llegan como migrantes a una ciudad real, pero decidimos que fuera más fantástica. Con esta historia quiero que quienes la lean sientan empatía por los niños que están pasando una situación de cambio, no sólo mudándote de casa, sino en cosas más fuertes como los niños que han emigrado de un país a otro. Por eso el libro ha sido muy bien recibido”, dijo Buitrago.

La presentación del libro terminó con una firma de libros en la que Buitrago.

Publicado en Zocalo

 

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