Medios concentrados y democracia

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En El Salvador la realidad mediática desmiente la casi diaria cruzada propagandística emprendida por los medios audiovisuales grandes, sobre la supuesta existencia de libertad de prensa y de expresión, más democratización del sistema de medios del país. El actual mapa mediático se caracteriza por la existencia del oligopolio televisivo de Telecorporación Salvadoreña (TCS), con más del 60 por ciento del control de las señales televisivas y por otra parte el oligopolio radiofónico formado por el Grupo Samix, Corporación FM, Grupo Radio Stereo y Corporación KL. Concentración mediática que sin lugar a dudas impacta directamente en la libertad de expresión, en el ejercicio del periodismo y en la configuración de una agenda informativa plural.

Cruzada propagandística que nada dice sobre el informe dado a conocer en el 2016 por la Secretaría de Participación, Transparencia y Anticorrupción de la Presidencia (SPTA), que determinó que el 60% de las frecuencias de radio y televisión no tienen ningún respaldo documental que registre la entrega de la concesión, autorización, licencias, convenios, acuerdos o permisos de la frecuencia; un 34% tiene algún tipo de documento (pero no está completo) y solamente el 6% está debidamente documentado. Las frecuencias que no tienen documentación fueron entregadas en el período del anterior ente regulador conocido como ANTEL (Administración Nacional de Telecomunicaciones).

El mismo informe de la Secretaría de la Presidencia determinó que de las 67 frecuencias de radio en AM, el 94.03% no tiene registro de qué factor determinó la asignación de la concesión, y en el 5.97%, el factor de asignación fue el económico. En la frecuencia de FM, de las 244 asignadas que se tiene, el 93.85% tampoco tiene registro de qué factor determinó su asignación de la concesión, mientras que el 6.15%, el factor de asignación fue el económico. Por último, de las 54 frecuencias asignadas en televisión, el 94.44% no se encontró el factor que determinó su asignación, mientras que en el 5.56%, el factor determinante fue el económico.

Cualquier análisis imparcial confirma nuestra hipótesis. TCS tiene cuatro canales (2, 4, 6 y 35), los primeros tres están entre los cuatro de mayor audiencia en el país. A éstos se suman otros siete canales (39, 41, 43, 45, 47, 49 y 51) que obtuvo en forma irregular incumpliendo el procedimiento de asignación, utilizando testaferros y acaparándolos ilegalmente para evitar el ingreso de competidores.

Con 11 canales de televisión abierta en su poder, la familia Eserski posee el mayor emporio mediático del país. Muy lejos de ellos, con tres canales, le sigue el Grupo Megavisión, de la familia Safi, empresa que se ha sumado a la campaña contra la democratización del espectro radioeléctrico que impulsa TCS y ASDER (Asociación Salvadoreña de Radiodifusores).

Ya en enero de 2016 la Superintendencia de Competencia en su informe público sobre las “Condiciones de competencia en la televisión abierta en El Salvador”, observaba que “la alta participación de mercado que se observa para el Grupo Telecorporación Salvadoreña y la baja desafiabilidad del mercado debido a la existencia de barreras a la entrada y expansión de competidores, principalmente basadas en la ventaja del primer jugador, la escala de operaciones, el acceso a contenidos premium y el acceso consolidado a la banda de frecuencias VHF del espectro radioeléctrico, se concluye que el Grupo TCS posee una posición dominante en el mercado de TV abierta comercial de El Salvador. En este sentido, se cumplen los elementos mencionados en el en el artículo 29 de la Ley de Competencia de El Salvador, ya que la participación de mercado de TCS es muy elevada (inciso a); existen barreras de entrada y los competidores no tienen la capacidad de alterarlas (inciso b); el `poder de los competidores´ es de menor magnitud (inciso c) y el acceso de los mismos a los insumos, espectro y contenidos Premium, es limitado (inciso d). Todo lo cual le otorga al Grupo TCS la condición de operador dominante en el mercado de la Televisión en abierto”.

La Fundación Comunicándonos en su libro Comunicación, información y poder en El Salvador. Claves para la democracia, señalan que TCS también es propietaria de radios, agencias de publicidad, distribuidoras de películas y tiene presencia en otros ámbitos de la industria infocomunicacional y en diversos sectores de la economía.

Mientras que el oligopolio Samix-Corporación FM-Grupo Radio Stereo-Corporación KL controla la mayor parte del espectro radial. Samix posee 12 frecuencias, Corporación FM acapara 6 frecuencias, Corporación KL también tiene  6 frecuencias y Grupo Radio Stereo posee 5 frecuencias.

Otra cantidad importante de frecuencias radioeléctricas también está en manos de otros concesionarios privados, iglesias evangélicas  y la iglesia católica. Apenas dos frecuencias posee el Estado y sólo una (92.1 FM) tienen las radios comunitarias, ésta se fragmenta para que pueda funcionar la veintena de emisoras alternativas aglutinadas en ARPAS. Mientras en los últimos tiempos aparecen dos medios de televisión nuevos: Genteve y TVX, pequeños y con vínculos con el actual partido de gobierno del FMLN (Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional).

Medios Unidos y ASDER, asociaciones vinculadas a los grupos de poder mediático antes mencionados, dicen que no existe concentración de medios en el país y por eso rechazan las propuestas para diversificar el modelo mediático con una gama equilibrada de medios, que deben incluir los medios públicos, comerciales y comunitarios. En su campaña publicitaria dicen que “el espectro radioeléctrico ya está democratizado”; pero el análisis anterior desmiente a Medios Unidos y ASDER, y confirma la necesidad de democratizar el espectro radioeléctrico, tomando como referencia los estándares sobre libertad de expresión y medios de comunicación de la UNESCO y la Relatoría de Libertad de Expresión de la OEA. Ése es el desafío salvadoreño, sobre todo cuando nos encontramos a la puerta del proceso de digitalización de la radio y la televisión.

Publicado en Voces
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