Festival Prisma
El festival que cuenta con el apoyo de entidades del Estado y la empresa privada, se efectuará del 7 al 15 de octubre, y tendrá como sedes principales el Teatro Anita Villalaz, el Ateneo de la Ciudad del Saber y el Teatro Anayansi, abarcando también varios espacios alternativos como el Biomuseo, Xielo, Instituto Nacional y el Metro de Panamá.
“Nos complace apoyar por tercer año consecutivo este festival, que nos brinda la oportunidad de promover el turismo cultural”, destacó Enrique Sánchez, director de Mercadeo de la Autoridad de Turismo de Panamá (ATP).
De acuerdo a los organizadores, la idea es llegar a todos los sectores, por ello se realizarán presentaciones en las estaciones del metro en Albrook, Iglesia del Carmen y la Fernández de Córdoba, a partir de las 4:00 p.m.
También se dictarán talleres, mesas redondas y conversatorios a más de 3 mil estudiantes de escuelas públicas.
En esta edición, el coreógrafo y bailarín Luis Sierra, ganador del concurso “ Nuestros Creadores”, presentará su trabajo “Be Hopeful”.
Ximena Eleta de Sierra y Analida Galindo, ambas reconocidas bailarinas y gestoras de la danza contemporánea panameña, encabezan el grupo de organizadores de este festival, que también conforman: Walo Araujo de la Ciudad del Saber y el coreógrafo y bailarín mexicano, Omar Carrun.
Este año se contará con la participación de las siguientes compañías y coreógrafos internacionales: KM29 ( Argentina) Roser López ( España) Cie Myriam Soulanges ( Guadalupe), Raymond Liew Pin ( Alemania/ Malasia), Cooperativa Maura Morales (Alemania) Los Innato/ Cia Gramo Danse ( Costa Rica/Panamá), Rachel Erdos ( Israel) Nunzio Impellizzer ( Suiza), Korsia ( España) Hur y Can ( España), Dapheny Chen ( Singapur) y B- Dance( Taiwán).
La ATP, el Instituto Nacional de Cultura (INAC), el Ministerio de Relaciones Exteriores, el Ministerio de Educación (MEDUCA) y la Alcaldía de Panamá son las instituciones que apoyan este festival, que hará presentaciones también en La Chorrera, Las Cumbres, San Miguelito y Colón.
Publicado en PanamaOn
BAJO EL PRISMA DE XIMENA Y ANALIDA
La danza contemporánea es una expresión poética, transgresora, vanguardista, ecléctica: una reacción al ballet y a la danza moderna, propia del posmodernismo en el que se incubó. El Festival PRISMA es una invitación a adentrarse en la belleza de esta rama del arte, pero también, un desafío para generar referentes que motiven al inmenso talento que existe en el país.
Cuando le pregunté a Analida Galindo sobre qué pasaba por su cabeza en el momento que, junto a Ximena Eleta de Sierra -ambas co-directoras del Festival– decidieron aventurarse en la organización de este evento, la respuesta entre carcajadas fue, “si lo hubiera pensado un minuto más no me meto en la locura. Pero ya estamos aquí y hay que darle pa’lante”. Mientras, Ximena recuerda ese almuerzo, hace siete años, cuando todo comenzó a fraguarse: “Nos juntamos a hablar de los problemas que veíamos en la danza en el país. Eran como diez puntos y en cada uno de ellos la solución no la teníamos nosotros. En lo único que nos dimos cuenta que podíamos hacer algo era desarrollando un evento que contribuyera al desarrollo de nuestra actividad”, sostuvo. Hoy la sexta edición está a punto de empezar y ellas corren afinando los últimos detalles del evento.
Ambas son bailarinas experimentadas; tienen sus academias y sus fundaciones. Las dos son apasionadas por la danza y tienen un espíritu altruista que va más allá de planear un evento que recién en su quinta edición llegó al punto de equilibrio comercial. Para ellas, la necesidad de crear referentes de danza en el país es un imperativo para las futuras generaciones.
Ximena y Analida comenzaron en la danza por sus padres y decidieron seguir profundizando su pasión en paralelo a la obtención de un título profesional. Se vieron profundamente atraídas por la danza contemporánea, una rama más experimental, atada a la expresión profunda de sentimientos a través de movimientos mucho más libres, incluso transgresores, propios del posmodernismo en el que se incubó.
En un país donde las niñas –y en menor medida los niños (aunque, gracias al trabajo de las fundaciones, se está desarrollando más talento masculino) – no encuentran oportunidades para continuar una carrera, el desperdicio de talento es bastante grande. Como dice Analida al ver el trabajo de sus alumnas en la academia: “hay niñas que le dedican muchísimas horas a la danza, pero que cuando tienen que tomar la decisión de si continuar o no con estudios de danza no lo hacen por esa falta de referentes y de oportunidades en el país. PRISMA apuesta para que las generaciones que vienen tengan más espacios para crear. Si eso no pasa, Panamá se queda sin ese talento, sin esa cultura que es tan importante. ¿Tantas horas que le dedicaste y vas a terminar haciendo otra cosa? Y no es que la danza no te ayude. Porque hay muchos valores y cualidades que se adquieren a través de la práctica. Pero uno ve el talento y es frustrante ver cómo se pierde”.
PRISMA ha evolucionado, tratando siempre de promover talento local para formar una industria que no sólo se mueva en función de la semana del festival, sino que genere el talento suficiente para tener espectáculos permanentes durante todo el año. El trabajo ha sido duro pero, poco a poco, ya se empiezan a ver los resultados.
Paso a Paso
Ximena y Analida sabían que el desafío del festival era inmenso. Primero, porque después de la crisis del 2008, los esfuerzos que hacían países como España, Brasil, Francia o Estados Unidos por traer compañías de danza contemporánea al país se había acabado. “Y si en ese momento había pocas presentaciones en Panamá, después de eso simplemente no existieron”, señaló Analida.
Luego estaba el convencer a las autoridades locales de apoyar una iniciativa nueva, que no sólo iba a aportar al desarrollo de una industria rama del arte en el país, sino que también promocionaría a Panamá como un referente de esta especialidad en la región.
“El Comité de Selección cada año varía. Como Ximena y yo somos bailarinas, podemos tener un gusto particular y querer presentar obras que no necesariamente son las que mejor puede recibir el públ, sobre todo porque muchos apenas se están introduciendo a la danza contemporánea. Por ejemplo, este año el Comité está conformado por una periodista, un empresario, un artista, una bailarina y un cineasta. Buscamos un criterio que comparta la gente”, señaló Analida.
“Este año por ejemplo, el jurado fue bastante ‘agresivo’ en su escogencia de propuestas. Después de seis años, el público está aguantando propuestas más fuertes. Nos ha costado críticas; el año antepasado la propuesta que cerró fue la de una compañía belga que se llama ‘Última Vez’, que entre la comunidad dancística es una de las más importantes, y esta pieza incluía un desnudo completo de un hombre y algunas personas se pararon y se fueron. Aquí no estamos acostumbrados a eso. Pero nosotras lo vemos como parte de la evolución y eso no ha hecho que dejemos de intentar impulsar el arte”, afirmó Ximena.
A pulso, el festival va creciendo. El primer año, sin tener antecedentes previos, se recibieron cerca de 200 propuestas internacionales para presentaciones en el evento. El año antepasado fueron más de 500 y, desde entonces, las organizadoras decidieron que 500 es el número máximo de propuestas a recibir, pues entre las dos revisan cada una de las inscripciones que llegan.
Las compañías invitadas no sólo vienen a presentarse, sino también a trabajar en pro de dejar una huella y referencias para futuras generaciones interesadas en la danza, lo cual logran hacer por medio de nuestro programa pedagógico gratuito. Y todos se van felices de la oportunidad de participar en el festival.
“Siempre quedan encantados. Hacemos lo imposible por complacerlos. A veces nos encontramos con temas técnicos en los teatros –salvo el Ateneo que está equipado– porque no tienen suficiente equipo. Y cuando recibimos el ‘rider’ técnico empieza la tarea de ver qué podemos conseguir en el mercado local. Hay cosas que no hay. Una vez tuve una pelea con una compañía porque les dije que había unas luces que no podía conseguir en Panamá. Y el hombre me decía tráelas de México. Aquí hacemos un esfuerzo muy grande por conseguir todo lo que solicitan. Pero ellos están acostumbrados a presentarse en lugares que lo tienen todo y a veces deben ajustarse para poder presentarse aquí”, destacó Analida, antes de recordar las diversas complicaciones que han debido sortear por razones ajenas a la organización.
La danza más allá de PRISMA
“Falta que la gente trabaje más en conjunto. A veces las iniciativas son independientes. En todos los términos. Nosotros hacemos un esfuerzo por atraer a gente pero a la larga es duro. Lanzamos convocatorias de danza a cada rato, con un premio de mil o dos mil dólares, que tú dirías que a nadie le viene mal pero casi siempre recibimos trabajos de las mismas personas. No sé si es el miedo a competir, a ser juzgado o a llenar una hoja. Pero es difícil. En PRISMA hacemos convocatorias abiertas para presentar piezas inéditas y nos llegan pocas de acá. Este año nos llegaron 500 propuesta de todas partes del mundo, y de Panamá si acaso dos o tres”, sentenció Analida.
La exploración y la creatividad son herramientas fundamentales en la danza contemporánea, como lo es también el crear vínculos y relaciones con compañías que están generando tendencias en la danza para poder ver, in situ, el trabajo de cada una de ellas. Ximena lo asume como una motivación más para la organización de PRISMA. “Si nosotros no vemos danza actual de nivel, si los bailarines y coreógrafos no la ven, entonces ¿Cómo vamos a mejorar? ¿Cómo hacer subir el estándar? ¿Verlos en video? No es lo mismo. Ni cerca”.
Y continúa su análisis. “Hay un componente importante en todo esto que es, aparte de hacer de PRISMA una vitrina para la danza mundial, cómo hacemos para que quede más en el ámbito local. Entonces hablando de eso, decidimos incluir dentro de la programación de presentaciones tres grupos locales, uno de ellos ganador del Concurso de Coreografía Nuestros Creadores organizado por la Fundación Espacio Creativo (FEC) y dos más. También vamos a hacer un taller de creación para bailarines profesionales en Panamá y otro para jóvenes que están tomando danza en fundaciones. Eso es adicional a las 20 clases maestras que imparten las compañías participantes. Y todo eso es gratuito! Este año también añadimos un taller de iluminación y otro de escritura sobre críticas de artes escénicas. Todas son esas cosas que quedan. Cuando traes compañías de afuera, muchas veces se forman contactos con bailarines locales o con la Fundación Espacio Creativo, por ejemplo. En el caso de CIA Gramo Dance, ellos hicieron contacto con una compañía costarricense con la cual, dos años después, realizaron una colaboración coreográfica. Entonces quedan cosas que no son inmediatamente reconocibles pero que, con el tiempo, te das cuenta que quedan”.
AG: Ampliar el público y que éste sienta una conexión con la danza. El arte te tiene que generar una conexión. Hay danza muy técnica que no te la genera. Lo más importante es eso. Para mí es la conexión emocional con el artista. Puede pasar que la conexión emocional que hayas sentido con una obra no esté ni cerca de lo que el creador quería expresar. Pero no importa.
Texto: Matías Morales. Fotografía: Andrés Felipe Vargas / Cortesía de Festival PRISMA.
Publicado en RevistasMLPanamá
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