Murió el dibujante Hermenegildo Sabat
El dibujante y artista plástico Hermenegildo Menchi Sábat murió anoche, a los 85 años, según informó el diario Clarín, el medio para el cual trabajó desde 1973.
Uruguayo, nacido en Montevideo en 1933, Menchi creció en el centro de una familia de artistas. Su abuelo, Hermenegildo Sábat Lleó, dejó su España natal para llegar a la república oriental durante su niñez y allí realizó una reconocida carrera como pintor y caricaturista en diferentes medios. Su padre, Juan Carlos Sábat Pebet, también estuvo relacionado a la cultura: fue dibujante, periodista y escritor. De aquel ejemplo, de ese legado, el pequeño Menchi aprendió, observando y repitiendo, algunos de los secretos del oficio, que lo ayudaron a convertirse en uno de los caricaturistas políticos más importantes del mundo hispano-parlante.
Se instaló en Buenos Aires en 1966, tenía 33 años. Abandonó la redacción del diario El País para cruzar el «charco» y comenzó, en Buenos Aires, a colaborar en varias revistas, como Primera Plana y Crisis, y en el diario La Opinión.
A lo largo de su trayectoria, recibió una gran cantidad de reconocimientos, como el Premio Konex en 1982 y el año pasado, el prestigioso Kónex de Brillante. También fue reconocido con el premio María Moors Cabot, otorgado por la Universidad de Columbia en 1988 y fue declarado «personalidad emérita de la cultura argentina» y «Ciudadano Ilustre de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires» en 1997. Además, recibió el título de doctor honoris causa de la Universidad de la República (Uruguay) y fue declarado «ciudadano ilustre de Montevideo», en 2003, entre otros galardones.
Fue ganador del Premio Nuevo Periodismo CEMEX+FNPI en la modalidad Homenaje, entregado por CEMEX y por la Fundación Nuevo Periodismo presidida por Gabriel García Márquez.
Nacionalizado argentino en 1980, estaba casado con Blanca, con quien tuvo dos hijos: Alfredo y Rafael.
Presidió la Fundación Artes Visuales (la cual creó en 1982) y enseñó dibujo, pintura, grabado e ilustración en su taller de Monserrat, además de realizar esas excéntricas y ácidas obras para el diario, que tanta repercusión han generado, otorgándole amantes y detractores. Aunque arriesgado, nunca ha sido fácil. «Miro mis dibujos en la dictadura y pienso que es un milagro estar vivo», dijo en una entrevista, refiriéndose a la caricatura que hizo de Videla cuando estaba prohibido dibujarlo.