Día Internacional de la Lengua Materna: México

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La lengua materna, un viaje por el pensamiento

Por Leopoldo Enrique Corona Orencio (*)

El primer acercamiento con el mundo, se da a partir de la lengua materna.

Cadencia de musicales fonemas con los que mamá nos muestra su amor y cariño desde el vientre
materno y cuyos tonos se hacen más luminosos cuando llegamos al mundo.

El idioma que empezamos a aprender desde los primeros días, nos permite palpar e ir conociendo las
cosas del universo. Colores, formas y texturas que se transforman en palabras y sus sonidos en
aprendizaje.

La conmemoración de los días nacionales e internacionales tienen como propósito sensibilizar y
concientizar sobre asuntos de trascendental importancia para los gobiernos y la sociedad.
El Día Internacional de la Lengua Materna nos invita a reflexionar sobre la riqueza cultural del mundo y la
necesidad de preservar y fortalecer esta diversidad.

Los idiomas contienen historias, leyendas, cosmovisiones y formas de entender el mundo que nos rodea.
Es a partir de las lenguas que se hace filosofía; decía Heidegger que el lenguaje es al hombre como las
nubes al cielo, que es el lenguaje el que habla al ser humano.

El filósofo mexicano Jaime Labastida dice que “No hay lenguas privilegiadas y especialmente aptas para
hacer filosofía”.

Cada lengua es un viaje por el pensamiento, la cultura y el conocimiento, esencia misma del ser humano.
Se calcula que existen en el mundo más de 6 mil lenguas distintas y de estas cerca del 40% se
encuentran en peligro de extinción.

En México tenemos 68 lenguas indígenas con 364 variantes, y sabemos que algunas están en peligro de
desaparecer.

El Censo de Población 2010, nos proporcionó datos interesantes, por ejemplo; el Ixil, lengua del tronco
mayense tiene solo 83 hablantes, en su mayoría adultos, solo 2 personas lo hablan de entre 5 y 14 años
de edad.

El Kiliwa solo lo hablan 46 personas; el Teko (mayense) solo tiene 53 hablantes, del tronco Mixe-Zoque el
Ayapaneco y Oluteco lo hablan solo 21 y 53 personas respectivamente.

Más preocupante resultan los datos de este censo 2010, cuando encontramos que el Chinanteco de la
Lana solo registró un hablante, al igual que el Popoluca de Oluta y el Populuca de Texistepec.

Estamos a dos años de conocer los resultados del censo de población y vivienda 2020, ya se está
preparando el cuestionario y la metodología con la cual se pretende actualizar la cuenta de la población y
sus principales características culturales y socioeconómicas.

Deseamos que en el apartado de lenguas indígenas los resultados nos den cuenta de que no hemos
perdido ninguna y que el riesgo de que desaparezca alguna se haya reducido.

Cabe hacer un paréntesis y mencionar que la ficha técnica del Cuestionario Básico Rumbo al Censo
2020, considerará ahora la autoadscripción, el autorreconocimiento como “Afrodescendiente”, lo que nos
aportará nuevos datos y nos obligará a considerar novedosos indicadores en el diseño de políticas
públicas. Además pensamos sería bueno agregar a este cuestionario una pregunta que nos dé cifras
sobre “el lenguaje silbado” de los Mazatecos y Chinantecos de Oaxaca y de otros posibles en el territorio
nacional y de los que poco sabemos.

El lenguaje silbado es una transposición del lenguaje hablado a un repertorio de sonidos, en este caso
del Mazateco y Chinanteco a una fonética que imita los vocablos de estos idiomas y que les permite
comunicarse con diálogos casi tan completos como el habla.

Es un lenguaje prehispánico que surge por la necesidad de comunicarse y de la geografía montañosa de
Oaxaca.

El maestro Santiago Cortés, luchador social por preservar la lengua y cultura mazateca, nos explica con
preocupación el peligro de que se pierda esta lengua, ya que cada vez son menos los niños que la
aprenden.

Para preservar y fortalecer las lenguas indígenas de México, se requiere consolidar las prácticas que han
dado resultados positivos y acompañarlas de cambios profundos en las formas de asimilarlas en el
contexto nacional.

Propiciar una práctica de interculturalidad social para acercarse y conocer formas distintas de hablar,
conocer y entender el mundo. La interculturalidad nos permitirá acercarnos “entre todos”, en momentos
en los que percibimos una polarización y distanciamiento social.

(*) Mtro. En Ciencias Políticas, investigador de temas indígenas y políticas públicas para pueblos indígenas

El Universal


Casi un millón de mexicanos son monolingües; sólo hablan idiomas indígenas, reporta el Inali

Francisco Méndez Pérez, joven de 23 años originario de Tenejapa, Chiapas, emigró a la Ciudad de México hace cuatro años y actualmente trabaja en una tortillería en el barrio La Asunción, alcaldía de Iztapalapa. En lengua tzeltal, dice a su novia: Jk’anojot (te amo) y Toj alak’a va (eres muy hermosa).

‘‘Me costó mucho trabajo aprender español; cuando llegué, mi cuñada me traducía las indicaciones que me daba mi patrón. Ahora entiendo un poco más y me gusta, también me gustaría que mi patrón hablará en tzeltal para entendernos mejor”, refiere a La Jornada.

Cuando Francisco habla tzeltal recuerda a su pueblo, a su familia que vive allá, pero no se ha sentido discriminado. ‘‘Cuando hablo con mi compañera de trabajo, que también habla tzeltal, las personas se sorprenden y nos preguntan dónde aprendimos a hablar así; les gusta mi dialecto”.

‘‘En las escuelas de Chiapas los profesores enseñan sólo en español y no hablan nuestra lengua; para nosotros, el español es difícil.”

Variantes del tzeltal, de la familia lingüística maya

De acuerdo con información del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (Inali), cerca de un millón de mexicanos son monolingües y hablan una lengua indígena, pero no español. Las variantes del tzeltal pertenecen al grupo cholano-tzeltalano de la familia lingüística maya. Los hablantes llaman a su lengua bats’il k’op, que significa palabra verdadera. Este grupo se nombra a sí mismo bats’il winik (hombres verdaderos).

Se habla en la región central y nororiental de Chiapas (40 municipios) y en el sur de Tabasco (un municipio). Colindan al norte del área el chontal de Tabasco y con las ch’oles; al sur con las tzotziles y zoques; al este con el lacandón y alguna de las lenguas zoques; al oeste con variantes tzotziles.

Con la finalidad de preservar las lenguas del sur del país, el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social del Sureste elaboró un diccionario en tzeltal, una de las 12 lenguas más habladas en Chiapas.

La Jornada


Se lucha contra ‘‘una política que borró muchas lenguas originarias’’

Por Álvaro Obregón

Para Efigenia Cruz Jiménez, de 74 años de edad, es un orgullo hablar zapoteco. No sabe castellano, ella es una de las guardianas de esa lengua en la comunidad Gui’ xhi’ Ro’ (Álvaro Obregón, en español), donde ciento por ciento de sus habitantes se comunica en ese idioma.

Las más de 8 mil personas que viven ahí aprenden zapoteco como primera lengua desde que nacen hasta su ingreso a la educación primaria, cuando comienzan a conocer del castellano y se vuelven bilingües; Ifigenia no tuvo esa oportunidad porque su madre la hizo dedicarse al comercio.

La lengua nube o za’, como también se le conoce al idioma zapoteco, se usa en Gui’ xhi’ Ro’ en la vida diaria, en las fiestas, en el comercio y en la lucha.

‘‘Aquí nos comunicamos en zapoteco, todos lo hablan; la primera palabra que un recién nacido pronuncia lo hace en esta lengua y por eso creemos que no se perderá. Aquí guardamos celosamente nuestras expresiones. Al salir a la calle a veces nos discriminan por no hablar español, en mi caso siempre voy acompañada de mi hija a los trámites porque hoy los jóvenes muy poco la entienden y hablan”, sostiene Efigenia, quien ha heredado ese sentir a sus 11 hijos, 78 nietos, bisnietos y una tataranieta.

Recuerda que sus juegos tradicionales de la infancia han contribuido a conservar ‘‘esa lengua dulce que usamos para las pláticas, en los chistes, en las reuniones: el zapoteco no debe morir”.

A falta de traductores en los espacios públicos y en los trámites de programas sociales, Efigenia siempre va acompañada de su hija porque difícilmente le entienden; ese es uno de los motivos por los que no viaja o prefiere muchas veces no hacerlo; sin embargo, comparte que es una de sus pasiones.

Efigenia Cruz Jiménez, indígena zapoteca en su casa de la comunidad Gui’ xhi’ Ro, en el estado de Oaxaca – Foto Diana Manzo

No obstante, para Efigenia y otras mujeres de su pueblo hablar zapoteco significa ‘‘estar vivas”.

Así lo expresa Natividad, quien explica: ‘‘Aquí las personas no aprenden español hasta que ingresan a la primaria, pues para comunicarnos todo es zapoteco. Mi hija de cuatro años no pronuncia una sola palabra en español y es motivo de orgullo; aquí nadie se lamenta de no hablar castellano”.

Según datos del censo de 2010, en Tehuantepec, la otra capital de los pueblos zapotecos en el Istmo, quedan menos de 4 mil hablantes de 61 mil 872 habitantes.

Álvaro Obregón, agencia municipal de Juchitán, y Santa Rosa de Lima, que pertenece a San Blas Atempa, son las dos comunidades zapotecas con el mayor número de hablantes de su lengua originaria.

En Tlacotepec, con una población de mil 221 personas, sólo lo hablan 358. Ixtepec, con 26 mil 450 habitantes, registra sólo 5 mil 31 hablantes. En Bixhahui o Chihuitán el zapoteco hace tiempo que se borró de la memoria de sus habitantes.

Víctor Cata, historiador y lingüista de origen zapoteco, explica que fue a mediados del siglo XIX cuando México adoptó la política pública de desaparecer las lenguas indígenas por considerarlas ‘‘dialectos que hacían más ignorante y tonta a la población hablante.

‘‘Ahora se lucha contra esa política del siglo XIX que borró muchas lenguas de México.

‘‘Por fortuna tenemos todavía hablantes del zapoteco y las mujeres ocupan un lugar muy importante, en especial las abuelas, porque ellas son transmisoras de las palabras, de los cantos y chistes, así como de una serie de signos que dulcemente conquistaban nuestro corazón y mente.”

Destaca que son ‘‘las abuelas, mamás y tías” las que son consideradas transmisoras de la lengua originaria, el zapoteco, a través de cantos de cuna y consejos de cómo enfrentar la vida.

Víctor Cata, junto con la poeta Natalia Toledo, hoy subsecretaria de Diversidad Cultural de la Secretaría de Cultura federal, son impulsores del zapoteco desde un taller que se llamó El camino de la iguana, una iniciativa del pintor y activista Francisco Toledo.

La Jornada


Universidad de Querétaro celebra con festival Día de la Lengua Materna

Querétaro, estado con mayor número de población indígena, será la sede por quinto año consecutivo del Festival de la Lengua, Arte y Cultura Otomí (FLACO), que se llevará a cabo del 21 al 25 de febrero.

En el marco del Día Internacional de la Lengua Materna y del Año Internacional de las Lenguas Indígenas, que se celebra este jueves, las actividades del encuentro en la Universidad Autónoma de Querétaro tienen como objetivo visibilizar, valorar y dignificar a los pueblos originarios de México, particularmente al pueblo hñäñho de la entidad sede.

El organizador del festival, Roberto Aurelio Núñez, destacó la importancia que ha traído el encuentro a la comunidad durante estos cinco años, ya que, de acuerdo con las cifras del Censo de 2010, sólo en Amealco había 15 mil hablantes del hñäñho, mientras que en 2015 esa cifra se redujo a ocho mil, es decir, 54 por ciento menos hablantes de ese idioma.

Señaló que este año participarán artistas, músicos, escritores, poetas y traductores de lenguas originarias como hñäñho, mazahua, triki, zapoteco, náhuatl, purépecha y wixarika.

En un comunicado detalló que se contará también con la participación de Nación Otomí A.C, agrupación de poetas, escritores y traductores de lenguas indígenas de prestigio internacional.

Así como el poeta mazahua Francisco Antonio León Cuervo, ganador del premio de Literaturas Indígenas de América y el programa se complementará con la participación de académicos e investigadores del área.

“Nosotros que estamos inmersos en el medio académico impartiendo cursos y diplomados en otomí, actualmente vemos que cada vez es más la gente interesada en aprender la lengua, lo que para nosotros es un aliciente porque son semillitas que se están sembrando para que dentro de sus espacios cada uno pueda hacer algo para combatir la discriminación o para visibilizar la lengua y la cultura”, dijo.

Núñez López resaltó que por primera vez se tendrá la modalidad de un estado invitado, en esta ocasión Michoacán. Se contará con la visita de artistas, promotores culturales y académicos de esa entidad, entre ellos la poeta purépecha Rubí Celia Huerta, quien presentará un audiolibro en lengua originaria, y Vladimir Silva Peña, representante a nivel nacional del juego de pelota.

Las actividades académicas y culturales incluyen conferencias magistrales, presentaciones de libros y audiolibros, ceremonias tradicionales, documentales, conversatorios, danza folclórica, exposiciones fotográficas, cortometrajes, recital poético y musical.

Tribuna de los Cabos

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