Imágenes de memoria

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‘Cuando los hombres quedan solos’, retrato de una de las últimas dictaduras militares en Bolivia

Por Andres Rodríguez

Carlos fue participe paramilitar de una de las etapas más violentas que vivió Bolivia, el Gobierno de facto de Luis García Meza, el año 1980. Hoy comparte su vida con sus dos hijos y sus dos nietos. El retorno de la madre, quien migró tres años atrás, amenaza con llevarse a los pequeños, lo que ocasionará rupturas, desequilibrios y desencadenará la desolación total de estos hombres que no pueden expresar lo que sienten, ni asumir sus errores. Bajo esta premisa se presenta Cuando los hombres quedan solos, película póstuma del director boliviano Fernando Martínez, que presenta un retrato de las huellas invisibles de una de las últimas dictaduras militares en el país sudamericano.

La película, que tuvo su estreno comercial el pasado 25 de julio en Bolivia, coincide con el fallo que emitió la Justicia italiana, hace un par de semanas, que condena a García Meza, fallecido en abril de 2018, y a su ministro del Interior, Luis Arce Gómez –quien actualmente cumple la pena máxima en esta nación–, a cadena perpetua junto con otros 22 jerarcas y militares de Bolivia, Chile, Uruguay y Perú acusados de la desaparición de italianos durante la denominada Operación Cóndor. «La película retrata el golpe de Estado a partir de la toma del Palacio de Gobierno y recrea algunos hechos y personajes de la época. Esto sin lugar a duda llamará la atención para refrescar la memoria y dar a conocer a las nuevas generaciones de estos acontecimientos que no deben quedar en el olvido», explica a EL PAÍS la productora y codirectora del filme, Viviana Saavedra, quien tomó las riendas del proyecto tras el fallecimiento de Martínez hace seis años, apenas después de haber terminado el rodaje.

Martínez, en un material de prensa que se entregó con motivo del estreno del filme, se refirió a la etapa de García Meza como «una de las más crueles y la más inverosímil», que estuvo ligada al narcotráfico y que sin impunidad mató y amenazó de frente a los que se le oponían, usando grupos de paramilitares bolivianos y argentinos que hicieron el trabajo sucio. «Los represores y paramilitares aún están en las calles, conviviendo entre nosotros, ocultos. ¿Qué ha sido de sus vidas?, ¿cómo están enfrentando ese pasado?, ¿sus hijos son culpables por ese trabajo? y ¿cómo la dictadura ha marcado la vida de sus familias? A la vez esta es una historia, contemporánea, que visibiliza los problemas de hoy a través de una familia promedio en Bolivia, como la migración y la desintegración familiar», pensaba y se cuestionaba el director al momento de concebir el hilo argumental de la película.

Saavedra dice que uno de los procesos más complicados para la realización de la película fue la tarea de documentación y revisión histórica, ya que mucha de la información y las fotografías fueron sustraídas de los archivos, explica, por lo que Martínez, que se dio a conocer con su documental ¿Por qué quebró McDonalds en Bolivia?, y el escritor Wilmer Urrelo, uno de los asesores de guion, tuvieron que acceder a diferentes hemerotecas que permitieran a la producción acercarse a los acontecimientos de esa época. Lo que le sorprendió a la productora, en particular, fue que existe muy poco material de 1980. Tras el golpe de Estado, durante una conferencia de prensa televisada, el Ministro del Interior de García Meza «recomendó» a los opositores «andar con el testamento bajo el brazo», una frase que quedó para la historia. «Nos sorprendió que muchas hojas de periódicos hayan sido arrancadas sobre la conferencia de prensa de Arce Gómez y que no se cuenta con el archivo original en los reservorios», afirma la codirectora.

Cierre de un ciclo

El actor David Santalla, de 79 años, con amplia trayectoria en Bolivia, se mete en la piel de Carlos, un exparamilitar. Dice que su experiencia en el teatro, la base de su formación, le ha servido para dosificar instantes de emoción en el cine, ya que cuando trabaja en los escenarios, a diferencia del séptimo arte, las emociones son continuas. «Pese a que estoy en contra de las situaciones de dictadura, he tenido que interpretar a un exparamilitar. Hay que entrar en el papel, sentirse como el personaje y ese es el arte del actor. Entonces esas sensaciones ya no parecen mentira, tienen que ser muy fieles, muy honradas. Me sentía avergonzado, porque el personaje me exigía esa sensación, por lo que hizo en su pasado y porque no tuvo más remedio que hacerlo», cuenta Santalla a EL PAÍS en una entrevista realizada por correo electrónico.

Cuando el golpe de Estado sucedió, Santalla tenía 42 años y cree que la película transmite el sentir de esa época, el miedo, el trato violento, los prejuicios sociales, raciales, el cuestionamiento de la masculinidad y los roles de género, además de la opresión y violencia contra la mujer en ese entonces y en la actualidad. «Hay gente que toma el camino equivocado por miedo, que ha cundido en ese entonces. Ya no éramos dueños de nuestras acciones, teníamos que pensar como lo ordenaba el dictador y eso era muy incómodo y mucha gente ha muerto por ser rebelde», añade el actor.

La película tiene previsto su estreno en Argentina y Colombia en agosto y octubre, respectivamente, mientras espera fecha de confirmación para su proyección comercial en España. También, según dio a conocer Saavedra, aguardan respuestas de distintos festivales para que el filme realice un recorrido por diferentes citas cinematográficas internacionales. «Para mí representa el cierre de un ciclo que permite mostrar la obra de un realizador boliviano y me invita a abrir un nuevo ciclo para emprender nuevos proyectos», finaliza la productora.

El País


Cuando los hombres quedan solos

Así soñó su director, Fernando Martínez, la película que terminada de filmar no llegó a completarla él, sino su equipo, varios años después, tras su repentino fallecimiento. Cuando los hombres quedan solos se estrena en el país el 25 de julio.

Por Fernando Martínez

Cartagena(Colombia) es un lugar que uno tiene en la memoria para siempre y creo que la promesa de poder volver es siempre como volver a soñar. Es, en cierta medida, como pasa en nuestra profesión (el cine): soñar con nuevos proyectos, con realizar nuevos contactos, con trabajar siempre para poder construir a través del cine un lugar de encuentro, un lugar al cual debemos volver. Porque en Cartagena crecimos como cineastas.

No hay duda de que para Producen Bolivia el Encuentro de Productores del Festival de Cine de Cartagena para los Proyectos ha sido fundamental, pues desde ahí hicimos conocer proyectos como La tonada del viento (2005), de Ivette Paz Soldán, y desde esta plataforma aprovechamos para lanzar, por primera vez, ¿Por qué quebró McDonald’s? (2011). Mencionamos estas nuestras experiencias porque en Cartagena dieron sus primeros pasos, crecieron y hoy son películas.

A veces, cuando escribo, recuerdo a mi querida Potosí, la ciudad colonial donde nací. Desde que Cartagena me dio la posibilidad de conocerla, es inevitable compararla con Potosí.

Lo más importante de mi ciudad, como creo que es lo más importante de Cartagena, está en su gente. Ellos son el espíritu de nuestras ciudades.

Además, en el Encuentro de Cartagena nacieron, caminaron y se firmaron nuestros proyectos. Si ustedes dicen que se trata de una cábala, pues sí, es una cábala, y es por esto mismo que quiero volver, es por esto que siempre que tenga un nuevo proyecto quiero estar en Cartagena, quiero volver a las noches del bar Quiebracanto y asistir al Centro de Convenciones. Quiero volver y lanzar al mundo este nuevo proyecto.

Nota de intención

¿Por qué una historia en Bolivia? ¿Una historia, además, ambientada en los últimos treinta años de la historia de Bolivia? ¿Una historia que deberá narrarse a través de la familia de un ex torturador de la dictadura militar?

La historia de un país vista desde la decadencia de una familia, la  de un ex torturador militar. En la actualidad, él, sus hijos y sus nietos maduran y descubren el valor de la vida. Eso es Cuando los hombres  quedan solos.

Tengo una cercanía grande con esta historia… digamos que es casi familiar. No creo que los hombres detrás de esas personas que participaron como paramilitares en las dictaduras de nuestro continente sólo hayan sido malos, creo que lo humano es mucho más que blanco y negro, lo humano es una serie de matices y siempre, al final, hay la esperanza del arrepentimiento.

Cuando los hombres quedan solos también es un repaso a la Bolivia en la que crecí, ese país que trató de olvidar  a una dictadura y a sus muertos, ese país donde los hijos seguirán siendo culpables de los delitos de los padres.

Cuando los hombres quedan solos es una historia también donde las mujeres se quedan sin sus hijos en un entorno altamente machista y donde, sin duda, ellos crecerán sin la presencia de ellas.

Es una historia que se cuenta desde el punto de vista de una niña, la cual se convierte en la esperanza de esa familia. Ella, a través de sus ojos, nos narra esta historia del presente, que recurre a escenas del pasado, sin ser un flash back en el sentido estricto del término para explicar la decadencia de esta familia en una sociedad, la boliviana, que sale de la dictadura militar, pasa por una democracia corrupta y construye (en sus contradicciones) esta Bolivia actual.

Porque las historias nos escogerán

Cuando los hombres quedan solos es una historia que anduvo suelta por varios años y que encontró su camino cuando halló en mí partes autobiográficas. Es por eso que es tan personal y a la vez tan universal: siempre hay una persona en la familia con un pasado negro y los hijos arrastran las culpas aun sin saberlo.

Es también una historia dedicada a esa primera generación que creció con la televisión en Bolivia, la primera que jugaba con el deseo de ser un personaje de esas series que marcaron la vida de muchos niños y niñas, que decidieron su carácter. Es, sin duda, una historia, un repaso a la vida contemporánea de las familias en Bolivia, las familias que vivieron y viven los momentos de cambio que nos muestran el país de hoy.

Primero: no creo que sea una historia fundamental, pero siento que es una historia necesaria, necesaria para hablar del país de hoy, de todas las cosas que las familias debieron pasar para llegar a este momento político que vive Bolivia y creo que, sin duda, la mejor manera de mostrarlo es este drama intimista.

Es una película formal, con una arquitrama que explora a cada personaje. Es también una película coral porque en la familia hay tres generaciones y en cada momento un miembro asume el protagonismo de la historia. Quiero filmarla a la manera clásica, pero sin jugar mucho con la fotografía y el color, y que junto al sonido dé las atmósferas necesarias de tiempo y drama de la historia…

*Esta nota fue escrita después del Encuentro de Productores del

Festival de Cine de Cartagena para los Proyectos, llevado a cabo en Colombia.

Texto tomado del libro El cine según Martínez. Producen Bolivia, Gobierno Autónomo Municipal de La Paz, 2014

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