La maleta de capa

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Recordando la maleta mexicana y su contenido

Un documental que fue una gran sorpresa desde que se dio a conocer, en su momento, en exhibiciones en la Cineteca Nacional y el circuito itinerante fue La maleta mexicana, de la realizadora británica Trisha Ziff, el cual tiene un atractivo enorme porque involucra a un gran personaje de la fotografía: Robert Capa, que es toda una leyenda y objeto de culto en una institución cultural de Nueva York, donde se guardan celosamente todas aquellas imágenes que captó con su cámara.

El periodo más relevante de la carrera de  Capa fue la Guerra Civil Española (1936-1939), y precisamente esa maleta que estuvo arrumbada en un closet en un departamento de la Ciudad de México, contenía miles de fotos que hizo el artista durante el proceso bélico.

Se han establecido diferentes cantidades de fotos, pero en el filme se aclara que eran 4 mil 200, las cuales captan muchos de los momentos dramáticos ocurridos en el periodo mencionado, así como la parte de la conclusión de la guerra.

Con una gran habilidad, la documentalista nos va adentrando en lo que sucedió en aquel momento en que Capa quiso salvar su material y quedó en manos de un diplomático mexicano, que se encargaba de organizar a los refugiados españoles que viajaron de España a México, al terminar la guerra.

Alguno de ellos tenía bajo su responsabilidad ese volumen de negativos de las fotos de Capa, pero al final nadie sabía de su importancia, hasta sesenta años después, cuando la maleta es rescatada.

La vida de Robert Capa fue fabulosa, digna de una novela y también de una película, porque ejerciendo su oficio de fotógrafo de guerra, vivió hasta 1954, cuando muere en Vietnam, bajo el mismo fuego de combate que había sorteado tantas veces en España.

En la Guerra Civil había muerto en forma trágica su compañera Gerda Taro, y por algún milagro, Capa siguió haciendo audaces tomas del sangriento encuentro español, y la directora Trisha Ziff ofrece a lo largo de su filme todas esas imágenes, ensambladas con testimonios de gentes de diferente oficio: escritores, historiadores, refugiados españoles.

La pantalla adquiere una proporciones gigantescas cuando descubrimos que la imágenes fotográficas se convierten en una forma narrativa, tal cual fueran parte de secuencias en movimiento de una película normal, así es de grandiosa la estética y toque genial del fotógrafo y sus colaboradores, para hacer más completa la experiencia de ver La maleta mexicana, que queda como el mejor ejemplo de lo que debe ser un documental en la era moderna.

Los testimonios son abundantes y de gran claridad, tanto sobre el talento enorme de Capa, como de la ubicación histórica de la Guerra Civil Española hasta nuestro tiempo, y de qué forma está ligada también a la vida de México, gracias al acto heroico y humanista del Presidente Lázaro Cárdenas, que ordenó el rescate de los refugiados españoles en campos de concentración en Francia, para traerlos a nuestro territorio, donde comenzaron y reforzaron nuestra formación cultural, porque muchos de ellos eran gente de alto nivel intelectual que parecían condenados a perecer bajo la dictadura de Francisco Franco en España.

El escritor Juan Villoro, el escultor Pedro Meyer, Elena Poniatowska, Gabriel Weiss, e incluso hombres que llegaron de niños a México y ahora son adultos, como es el caso del connotado publicista Justo Somonte, quien todavía recuerda el asombro de sus compañeros de aventura en el exilio, al llegar a México y encontrarse con un país en la pujanza del periodo de Lázaro Cárdenas.

Al final se agradece que Trisha Ziff nos haya dado la película que nunca se ha podido hacer sobre Robert Capa: La maleta mexicana.

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