Pablo Milanés volvió a sus 22 años

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Pablo Milanés regaló la noche del sábado un concierto espléndido a los que, en plena resaca navideña, llegaron hasta el teatro Karl Marx en La Habana. Desde antes de las siete de la noche se aglomeraba el público en los portales del local para entrar a la que sería una presentación con un repertorio y unos invitados memorables.

El espectáculo se inició con el tema Tú mi desengaño en la voz de tres hijas del cantautor: Haydée, Suylen y Lynn Milanés. Una muestra de que la estirpe de este cantautor se prolonga en el talento de unas artistas que llevan su mismo apellido pero tienen sus propios estilos.

Tras el encuentro familiar sobre el escenario, el espectáculo continuó con la interpretación de Réquiem para un amor por parte de la cantante Miriam Ramos, seguida del versátil Francisco «Pancho» Céspedes, quien entonó el clásico Ya ves y presentó a Milanés en medio de una ovación cerrada del público, que se puso en pie.

El concierto homenajeó el tema Mis 22 años, cinco décadas después de haber sido compuesto, y tuvo un acompañamiento de lujo en la guitarra de Jesús Cruz Díaz. La canción Cuanto gané, cuanto perdí antecedió a Los males del silencio, una composición que recuerda que el «silencio no surgió para vivir, el silencio renació para morir».

No pudo faltar Canto a La Habana ni Canción, tema que muchos conocen con el título De qué callada manera y en el que se musicalizan versos del poeta Nicolás Guillén. Si ella me faltara alguna vez y Nostalgias sonaron con el mismo frescor de aquellos Días de gloria. Mientras que Matinal, Plegaria y La libertad completaron la primera parte de un concierto donde la voz de Milanés lució limpia, fresca y fuerte, como siempre.

La presentación fue grabada para la producción del disco Aquellos 22 años, que recogerá testimonios sobre la aparición de la canción y lo que ha representado para la música cubana. La velada estaba especialmente dedicada a quienes están en los veintitantos, aunque el público estaba compuesto por todo tipo generaciones.

En especial, llegaron hasta el Karl Marx aquellos que vivieron y amaron con temas comoNo ha sido fácil. No podían faltar aquellos que han visto, crecido y hasta encanecido escuchando Ámame como soy o Años, con la lapidaria frase: «el tiempo pasa y nos vamos poniendo viejos».

Pablito estuvo acompañado por una batería de excelentes músicos, como Sergio Raveiro en el bajo, Esteban Puebla en la guitarra y los teclados, Édgar Martínez en la percusión, Osmani Sánchez en la batería y Germán Velazco en el saxo y la flauta. Al piano, el de siempre, Miguelito Núñez, también director musical del grupo.

Casi en la despedida sonaron los acordes de Para vivir y de ese tema inmenso, obligado en el repertorio de Milanés, que lleva nombre de mujer: Yolanda. El cantautor también dejó espacio para entonar junto a su público El breve espacio en que no estás y en los altavoces sonó una selección de canciones como Pobre del cantor, Hoy la vi y Yo no te pido, mientras el público decía adiós a la inolvidable noche de sábado.

Los cincuenta años de una canción sólo han sido la excusa de Pablo Milanés para alegrar esta Navidad y hacer que bajara en La Habana la estrella azul de la buena música.

Publicado en 14 y medio

50 de 22, Pablo Milanés y las matemáticas de una canción

Con cada concierto que ofrece Pablo Milanés, no hace más que afianzarse como un imprescindible de la canción cubana, esa que tanto le debe como creador e intérprete. Su ya tradicional concierto de fin de año le acercó una vez más a sus seguidores confesos y-por qué no- también a aquellos que exploran en búsqueda de nuevas sonoridades, de textos musicales con contenido, que digan, que transmitan.

La cita de Pablo con el público cubano de este diciembre está muy fresca aún en la memoria de los que abarrotaron el teatro Karl Marx, no fue un encuentro cualquiera (aunque nada que tenga que ver con Pablo es ordinario) porque el músico cubano celebró en grande un momento cumbre de su carrera: la creación hace cinco décadas de su tema Mis 22 años.

Primero aclarar que Mis 22… no es una canción más dentro del amplísimo repertorio autoral de Milanés, todo lo contrario. Es un tema de esos que se escriben con la musa bien “agarrada”, de los que te cambian la vida como artista y como oyente. Pablo lo compuso muy joven, cuando aún se abría camino en eso de cantar y escribir canciones, y quizás no veía un futuro claro para sus pretensiones artísticas.

Resulta que a la vuelta del tiempo Mis 22 años es considerado un tema revolucionario por musicólogos y otros entendidos porque “reveló un nuevo modo de expresar la canción cubana”. Lo especial de la canción es como marca la transición entre la tradición trovadoresca, pasando por el filin, hacia algo denominado nueva canción, que poco después se conocería como Nueva Trova.

Por eso es Pablo, junto a Silvio Rodríguez y Noel Nicola, uno de los creadores de ese movimiento que aún hoy sigue generando letras y tonadas donde quiera que haya alguien con una guitarra.

Volvamos al concierto del Karl Marx, titulado “50 de 22”, donde el cantautor se hizo acompañar de buenos cantantes y músicos para regalar a sus seguidores una velada memorable.

El programa arrancó precisamente con Tú mi desengaño, el primer tema escrito por Pablo y que fue interpretado por sus hijas Lynn, Suylen y Haydée Milanés a partir de un interesante arreglo vocal de esta última.

Le siguieron Miriam Ramos, con Requiem, y Pancho Céspedes, con Ya ves, ambos inmensos y acompañados por el guitarrista Jesús Cruz Díaz.

Luego Pablo-que compartió con sus seguidores una veintena de canciones por algo más de una hora- empezó con Mis 22 años un amplio recorrido por todo su repertorio, desde sus canciones más conocidas hasta las más recientes.

Y el público se lo agradeció, los miles de asistentes al teatro corearon junto al trovador Yolanda, El breve espacio en que no estás, Ámame como soy, Si ella me faltara alguna vez, entre muchas otras de siempre, y siguieron con atención los detalles de «Homenaje al changüí», «Canto a La Habana», «Amor de otoño» y «El otoño del amor», incluidas en su álbum Renacimiento.

Las palmas no solo para Pablo y sus invitados, también para sus músicos, que demostraron una vez más ser “extraclases”, una unión de talentos que hizo posible la celebración por una canción singular para la música cubana.

Publicado en Cuba Contemporánea
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