Festival TABA: Las grandes obras latinoamericanas que llegan a Buenos Aires

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Festival TABA en Timbre 4: el teatro latinoamericano, gran protagonista de la nueva edición

El Festival de teatro Temporada Alta en Buenos Aires es uno de los puntos altos del verano de la escena porteña desde 2013. Este año, 7 de las 12 obras que se verán a partir del 5 de febrero provienen de países de la región. En esta nota, los detalles del evento y entrevistas con algunos protagonistas

Por Daniel Cholakian

Migración, formas de violencia, memorias, identidades, géneros e infancias son temas que atraviesan las 12 obras internacionales que se presentarán en el Festival de teatro Temporada Alta en Buenos Aires. El TABA, que así se lo conoce, es uno de los puntos altos del verano de la escena porteña desde 2013.

“Es un evento bastante particular que nos moviliza mucho”, contó a Infobae Cultura Mónica Acevedo, coordinadora general del TABA. “Para el equipo es la fiesta con la que arranca el año. Son dos semanas de encuentro, de festejo y de intercambio. Nos moviliza mucho a todos en ese sentido”.

Nacido del encuentro entre Timbre 4 de nuestra ciudad con el festival Temporada Alta de las ciudades de Girona y Salt en Cataluña, se convirtió en una referencia de la presencia del teatro internacional en Buenos Aires.

La 8° edición del TABA se desarrollará en el teatro del barrio de Boedo entre el 5 y el 16 de febrero. Se presentarán 12 espectáculos internacionales, con obras de España, Uruguay, Chile, México, Perú, Francia y Venezuela. Además habrá actividades especiales que incluyen: música, mesas de conversación y workshops.

“Además de las obras, tenemos el torneo de dramaturgia”, explicó a Infobae Cultura Máxime Seugé, uno de los directores del TABA, “es una cita clásica del festival, un encuentro entre textos ante un público que vota. Es una manera más lúdica de afrontar textos escritos que se presentan en un escenario”. Este año el desafío de dramaturgia se desarrollará los días 13, 14 y 16 de febrero.

Como en sus comienzos el festival fue un puente entre Buenos Aires y Cataluña, la presencia escénica de esa región de España es central, aunque para nada excluyente. De los 12 espectáculos que visitarán Buenos Aires 7 serán latinoamericanos: tres son producciones chilenas mientras que el resto vendrán de México, Perú, Uruguay y Venezuela.

De Francia llegará Finir en beauté (Bello final), un trabajo del dramaturgo marroquí Mohamed El Khatib que reconstruye, en una suerte de instalación teatral, el diario personal escrito a partir del día que murió su madre. El autor comparte de modo cercano y directo con el público su memoria personal pero también cierto cotidiano de su propia vida.

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Desde España, A.K.A. (Also Known As) de Daniel J. Meyer, con la actuación de Albert Salazar y la dirección de Montse Rodríguez Clusella, ha sido la gran ganadora de los premios Butaca 2018 del teatro catalán, incluyendo a ellos tres como ganadores en sus categorías. Carlos tiene 15 o 16 años, una identidad en construcción, algunas vagas ideas sobre el amor y de los modos de relacionarse con los otros. La adolescencia es un momento de pasaje, pero también una manera de ser en un tiempo, un espacio y una cultura. Ser Carlos es también el modo ser nombrado de alguna manera. Es una obra destacada del teatro off barcelonés de los últimos años.

Con texto de un visitante asiduo de Buenos Aires, el uruguayo Sergio Blanco, Kassandra recupera el mito griego de la hija de los reyes de Troya, un personaje menor en la tragedia clásica aun cuando tuvo el poder de adivinar y enamoró a dioses y guerreros. Con un trabajo magnético de Elisabet Casanovas, ella cuenta aquí la historia desde su propio punto de vista.

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Hablando un inglés sencillo, con el que se comunica con el público fácilmente, Kassandra está exiliada en una Europa en la que no tiene lugar, como no lo tuvo en Troya ni en Micenas. Es trans, prostituta y pobre. Migrante sin lugar ni posesiones. Fue asesinada por Clitemnestra pero las marcas están aún frescas en su cuerpo. La puesta propone una suerte de stand-up en el Club Odyssey. Allí la música pop, el humor y la complicidad con el público abren paso a un relato sobre el abandono de las personas, la locura de la guerra y los silencios eternos sobre la violencia.

Verónica Navas Ramírez reflexiona sobre las relaciones filiales, la herencia social y de género, los clichés, y la identidad a partir de pensar en el día de la muerte de su madre en Hasta agotar existencias (Ensayando para que la muerte de mi madre no me pille desprevenida). En este unipersonal utiliza el relato y los recursos visuales para (re) construir la relación madre hija y se pregunta cómo se relacionará con esa mujer muerta, que ya no será su madre; como será vestir y tocar ese cuerpo, que para entonces no será más que un objeto.

El teatro de títeres y objetos es un género que los porteños no siempre aprovechan. Parias de Javier Aranda es un bello y sensible trabajo en que los títeres protagonizan un relato sobre la degradación y la marginación del ser humano.

Las latinoamericanas

“Sin dudas un gran logro del equipo en Buenos Aires fue poder alimentar el festival con trabajos de otros países”, destacó Mónica Acevedo, “poco a poco hemos ido tejiendo redes a lo largo de Latinoamérica y nos parece que hoy es muy importante poder contar con estas obras y dialogar con estas poéticas”.

Las siete obras que llegan a Buenos Aires desde otros países de América Latina son:

1) El taller (Chile). Nona Fernández, actriz, dramaturga y escritora que ganara el premio Sor Juana Inés de la Cruz por su novela La dimensión desconocida, recurre aquí al humor absurdo y al anacronismo para contar la historia de Mariana Callejas, quien organizaba talleres literarios en su casa, que era secretamente cuartel de la DINA, policía secreta pinochetista. (Este personaje histórico inspiró Nocturno de Chile, la novela de Roberto Bolaño) La obra va develando la historia de Callejas a partir de los trabajos de los propios talleristas, quienes juegan en sus textos con la idea de la potencia adivinadora de la literatura, los entresijos del poder y con Rasputin como una especie de numen que viene desde la historia. El juego entre lo obvio y lo absurdo, entre lo evidente y lo que no se ve, es un recurso dramatúrgico eficaz para contar aquello que pasó durante la dictadura, como para dar cuenta de lo que aún falta construir en materia de memoria histórica en Chile.

2) Amanecerá con escombros sobre el suelo (Chile) Cinco sobrevivientes del terremoto ocurrido en el año 2010 cuentan la experiencia que han vivido en ese instante, las consecuencias post traumáticas y cómo fue su vida después del sismo. En formato de teatro documental y con buen manejo del espacio escénico, los protagonistas hablan de las pérdidas (el hijo, el hogar, la ciudad arrasada) como también de los miedos y de los modos en que se vuelve a habitar el propio cuerpo y las casas en las que vivir.

3) La niñez frente a la violencia, frente al desamparo, el desarraigo y la indefensión es contada en Carnaval (Chile). El espacio oscuro es el espacio de la opresión y del miedo, a la vez que el del secreto de la niñez, de ciertos juegos, de los cantos infantiles. La escena crea con luces y sombras espacios de circulación y de restricción; espacios que hacen presente lo ausente y permiten intuir aquello que fue dejado. Las canciones, el humor y la irrupción de juegos de palabras hacen fluir en el relato las infancias de estos niños abandonados por el mundo asustado, poderoso y abusivo.

4) Recientemente presentada en el Festival Santiago a Mil, Hay que tirar las vacas por el barranco (Venezuela) es una adaptación teatral del libro Voces del laberinto, que recoge testimonios de pacientes aquejados de esquizofrenia y de sus familiares. Teatro despojado de recursos más allá del relato en primera persona. Cinco actores frente al público ponen en juego la inevitable tensión que existe a propósito de los trastornos mentales. Así aparecerá la patologización de estos trastornos, la exclusión, la construcción simbólica de los locos como violentos y la imposibilidad de comprensión que solemos tener frente a estas voces y estos cuerpos.

5) Josefina la gallina, puso un huevo en la cocina (México) “Les va a sonar raro lo que les voy a decir, pero yo soy una gallina”. Así comienza el relato que José Rafael Flores, el actor, dice sentado en una silla frente al público. Él no siempre fue una gallina. Fue un niño en Ciudad Juárez, víctima del bullying y de la homofobia, testigo de los incontables femicidios, sujeto de una identidad en crisis. Y migró para salvarse. Migró de Ciudad Juárez a Ciudad de México, de los espacios contenedores de familia y amigos a la inmensidad de la ciudad inabarcable. Migró de joven a gallina. Se hizo cargo de su miedo incontenible y se hizo gallina para esconderse y protegerse. La escena es sencilla, dos sillas, Flores y Alberto Rosas que interpreta la música en vivo con su acordeón. Con estos sencillos recursos y un gran trabajo actoral logran un espectáculo bello y por momentos estremecedor.

6) Terrorismo emocional (Uruguay) es un unipersonal escrito e interpretado por la joven actriz, docente y lectora pertinaz Josefina Trías. El material surgió en su trabajo como profesora de dramaturgia del actor. “El texto surgió después de una separación, pero se desarrolló cuando encontré un estilo de escritura que me resultó muy cómodo, muy placentero. Los textos que al comienzo eran más personales, fueron abriéndose a la aparición de lo ficcional”, contó Trías a Infobae Cultura. “Terrorismo emocional es un año en la vida de Clara, que tiene casi 30, es uruguaya y está obsesionada con el lenguaje y las palabras. Después de separarse, cuando ella soñaba con el modelo monógamo de sus padres, la ruptura permite el crecimiento. Lo que está en juego en este intenso trabajo unipersonal es una ruptura más importante. “Para nosotros hay dos modelos sexo afectivos: el de nuestros padres y el de nuestra generación, que propone otras formas de vincularse y otras formas de ser y estar en el mundo. Esto es con lo que Clara se enfrenta”.

7) Solo cosas geniales (Perú) es una obra del dramaturgo inglés Duncan Macmillan, llevada a la escena por Norma Martínez con la codirección de Lucho Tuesta. “En el momento que terminé de leerla decidí que quería hacer esta obra. Así de impulsiva y visceral fue la decisión”, nos contó la actriz, “me conmovió muchísimo la historia, porque creo que todos necesitamos razones para seguir viviendo, más allá de que hayas estado deprimido o hayas fantaseado con la idea del suicidio. Pensé en mí de niña, también. No es que haya tenido una infancia ni remotamente parecida al personaje, pero sí me identifico con la sensibilidad y con la creatividad de esa edad bisagra que son los 7 años”. La obra cuenta la decisión de una niña de hacer una lista de cosas por las que vale la pena vivir para entregarle a su madre, quien intentó suicidarse. Esa tarea de hacer la lista seguirá con ella a lo largo de su vida. Esa suerte de drama de autoayuda del comienzo deviene relato sobre la vida y sus propios motivos. Lo que hace atractiva esta obra es el trabajo de Martínez, su empatía con el público que tiene una participación excluyente, su encuentro cara a cara y la disposición circular que hace que cada espectador pueda ver las reacciones del resto. No hay función sin revelación, sin encuentro, sin emoción. Se trata de un diálogo abierto que, generalmente, continua con abrazos fuera de la sala.

*Festival Temporada Alta en Buenos Aires (TABA) – 5 al 16 de febrero en TIMBRe4 (México 3554). Las entradas se pueden adquirir a través de la web de TIMBRe4: www.timbre4.com y de la web de Temporada Alta en Buenos Aires: www.temporadaaltaenbuenosaires.com

Infobae

 

 

 

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