Un espejo de la propia sociedad

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Se ilumina el salón y nos encontramos dentro de una oficina pública, un lugar poco grato para la mayoría de los panameños: cada una de las sillas incómodas ocupada por un ciudadano resignado esperando atención; el escritorio de la secretaria a un lado de la habitación; un tablero de corcho colgado en la pared, recubierto de papeles y fotos.

Por unos segundos parece ser un día más dentro del burocrático engranaje gubernamental, de mal servicio al cliente, sistemas caídos y lentitud, hasta que advertimos la presencia de tres personajes armados sobre las tablas del escenario.

Se trata de ‘el cabecilla’ y sus dos cómplices, ‘uno’ y ‘dos’, que le informan a los infortunados presentes que son rehenes de la facción extremista del sindicato de taxistas unidos, y que permanecerán secuestrados dentro del juzgado segundo de tránsito hasta que el gobierno escuche sus reclamos.

ABSURDO EN LO COTIDIANO

La dramaturga, actriz, directora y productora panameña Isabel Burgos es la autora de ‘Tránsito’, el texto ganador del Concurso Nacional de Literatura Ricardo Miró 2014, que este viernes llega al Teatro La Estación.

Aunque ha estado involucrada en el mundo del teatro desde 1988, esta es la primera puesta en escena que Burgos hace de un texto propio.

Por eso decidió ponerse el sombrero de directora, pues la obra ‘tiene un tono particular’ que ella misma le ha impregnado.

‘Por ejemplo, en el primer acto llegan los secuestradores, pero los secuestrados nunca tienen miedo. Es la sensación de estoicismo que nos pasa a los panameños cuando vamos a las oficinas públicas’, expresa Burgos. ‘El que los secuestren es solo otra inconveniencia más de acudir a una oficina pública’.

La obra utiliza el humor panameño y las situaciones absurdas del diario vivir en nuestro país para explorar temas más profundos de la existencia humana.

Están los del sindicato de taxistas, que pretenden ser los ‘malos’ del show , imitando el comportamiento que han visto tal vez en películas de secuestros, cuando en el fondo lo único que quieren es ser escuchados.

Por otro lado están los ‘secuestrados’, cada uno con su propio bagaje emocional, desde el juez del juzgado de tránsito al que lo dejó la mujer, hasta la piadosa señora mayor, cuyo hijo nunca la llama.

LA REDENCIÓN

El segundo acto se inicia tras la llegada de dos nuevos personajes, que se autodenominan los ‘enviados especiales’.

Estos llegan en un momento en que el ‘secuestro’ parece ser un fracaso rotundo.

Los recién llegados causan confusión, puesto que nadie se explica cómo llegaron ni de dónde, y de un momento a otro todos se transportan a un nuevo plano que ofrece un aura celestial.

Es aquí cuando el tono de la obra se torna más reflexivo. Los personajes se enfrentan a sus errores y al vacío de las vidas que han llevado hasta ahora.

¿A dónde han llegado? ¿Es el fin o es una segunda oportunidad? ¿Podrán enmendar sus equivocaciones y llevar una vida más plena o ya desaprovecharon el tiempo que se les regaló como pasajeros en tránsito?

MONTAR EL MIRÓ

Isabel Burgos recuerda que una de las razones por las que ingresó a la Universidad Católica Santa María la Antigua (USMA) en los años ochenta fue para participar en el Teatro universitario El Desván, pues en aquellos años no existía la carrera teatral.

Más de 25 años después, tras recorrer los distintos ‘roles’ dentro del ámbito dramático: actriz, productora, directora, y desde el 2014, socia del nuevo teatro ‘La Estación’, Burgos se lanzó a dramaturga y con éxito inmediato. El año pasado, con su primer texto ‘serio’, se llevó el Premio Nacional de Literatura Ricardo Miró, en sección Teatro.

‘Tránsito’ es una obra que empezó a escribir hace 15 años y que terminó el año pasado, cuando la volvió a encontrar por casualidad y le vio potencial.

‘Yo no quiero convencer a nadie de nada, como dice el poeta Jaime Sabines. Nada más quiero enseñar y que la gente saque sus propias conclusiones’, indica Burgos sobre su obra. ‘Es una reflexión sobre la vida y la muerte, al final, sobre cómo uno desperdicia su vida y no le da importancia a la parte espiritual’.

La obra cuenta con la participación de diez actores, muchos de los cuales han trabajado con Burgos en el pasado, pero ninguno a los que considera ‘taquillero’, como suele haber en las obras que monta La Estación.

‘Todos son actores de experiencia, que tienen tiempo trabajando’, explica Burgos. ‘Yo no quería que en esta obra la gente dijera ‘vamos a ver la obra de fulanito’, porque me parece que es una obra de ‘ensemble’; no hay ningún personaje principal’.

Burgos se ha tomado el reto de montar su propia obra muy en serio.

‘No es una obra cualquiera que escribí y que voy a montar’, expresa. ‘El público va a venir a verla y decir ‘esta es la obra que ganó [el Miró]?’ Tiene que quedar muy bien puesta’.

Los actores también han jugado un papel crucial en la maduración de sus personajes, pues ‘en el texto no están tan desarrollados y ellos se han encargado de trabajarlos y crearles una historia’.

Además, al elenco le ha tocado hacer un doble trabajo de ‘filtro’.

Normalmente el director una obra de teatro toma el texto de otra persona, lo pasa por su filtro y lo devuelve a los actores. Estos, a su vez, lo pasan por su propio filtro y lo devuelven al público.

‘En este caso yo soy la dramaturga y la directora. Falta ese filtro entre dramaturgo y director porque soy la misma persona’ indica Burgos. ‘Entonces hablé con los actores y les dije… necesito que ustedes hagan doble trabajo de filtro’.

‘Tránsito’ cuenta con las actuaciones de Augusto Galíndez (ganador del Premio Escena como Mejor Actor), Nilena Zisópulos, Alejandro Alemán, Kiki Ceville, Manuel Paz, María Sofía Sayavedra, Robert De Luca, Gustavo Dowerds, Alejandro Cerezo y Gian Carlo Ureña.

La obra se podrá disfrutar desde el 14 de agosto hasta el 11 de septiembre y los boletos se pueden reservar a través de [email protected], o comprar en TicketPlus.

La Estrella de Panamá

La obra de teatro ‘Tránsito’: una absurda oficina pública

Isabel Burgos plantea que su obra Tránsito, premio nacional Ricardo Miró en la sección teatro 2014, ocurre en un juzgado de tránsito “por motivos más metafóricos”.

La propia Burgos dirige su pieza, un montaje que se presenta hasta el 11 de septiembre en el Teatro La Estación.

Lo que buscaba como dramaturga era plasmar los conflictos que se dan en una oficina pública panameña promedio.

“Mil veces he estado en una institución y he pensado ‘si escribo esto que está pasando, la gente va a decir que soy una exagerada’. Pero la realidad, bah, no lo tengo que decir yo, todos lo vivimos”, destaca.

-¿Qué sensaciones te da ver en escena una obra escrita por ti?

Es como sembrar vegetales. Uno se imagina el tomate en la ensalada. Pero hay que tener paciencia, mucha paciencia, e ir dejando a la naturaleza y al caos hacer su trabajo también.

-¿Qué sensaciones despiertan en ti dirigir una obra tuya?

Al principio sentía que me iba a hacer falta una pieza vital, la de la interpretación del texto por parte del director. Cuando un dramaturgo escribe una pieza, esta pasa a través de los ojos del director y luego pasa a través de los ojos de los actores y finalmente pasa a través de los ojos del público. Sentía que siendo yo dramaturga y directora, me hacía falta un eslabón en el proceso. Lo hablé con los actores y les pedí que todos hiciéramos dramaturgia. Así fue, y el resultado es muy enriquecedor.

¿Cuál fue el punto de partida de ‘Tránsito?

Esta obra la empecé a escribir hace 15 años. Y no recuerdo cuál fue el punto de partida, pero probablemente fue una ida de mi esposo al Tránsito, que contada luego en su estilo de realismo mágico, narraba que hizo dos filas larguísimas. Una que tenía forma de caracol y cuando uno llegaba al centro desaparecía de esta dimensión y aparecía en otra. Y la otra fila era recta y terminaba en una pared donde no había nada. Es absurdo, por supuesto. Como es absurdo ir a una oficina pública. Como es absurda la vida.

¿Cómo defines al panameño de hoy según cómo lo retratas en la obra?

Estoico. Sin capacidad de asombro. Viviendo una vida ligera, sin propósito. Solo. Pero súper divertido.

¿Cuál es nuestra fortaleza como sociedad panameña y cuál es nuestra principal debilidad?

Una debilidad que tenemos es la de no considerarnos un grupo. La gente piensa que está sola en la calle. No toma en cuenta a los demás o al ‘otro’. Uno es uno, y lo demás no importa. Nos falta cohesión y me da risa que solo nos unimos cuando se trata de temas tan vanos y absurdos como ‘hay que sacar a la mujer que dijo que los panameños somos unos monos’, ‘cómo se cantó el himno nacional en tal evento’, ‘no era penal’, etc. ¿Y para hacer un mejor país, cuándo nos unimos? Nuestras fortalezas son muchas, somos un pueblo abierto y alegre.

Uno de los temas de la obra es la justicia. ¿Qué es lo positivo y lo negativo de la justicia en este país?

La obra toca el tema de la justicia de manera general, mas en una visión macro. Ya no desde el punto de vista de si demora o no el juicio, o si sueltan a los delincuentes, sino desde si la sociedad es justa o no. Si nuestra visión como humanos incluye la justicia como un valor. ¿Es justo que un cierre de calles porque una comunidad no tiene agua desde hace un mes, perjudique a cinco mil personas? ¿Es justo que esa comunidad esté sin agua desde hace un mes? ¿Es justo que sean reprimidos por la Policía por protestar? ¿Es justo que uno en su casa, viendo la noticia por televisión y sin haber vivido ninguna de esas circunstancias, opine que hay que tirarles a los antimotines? ¿Es justo que los que sí tienen agua la malgasten sin conciencia, mientras otros no tienen ni una gota?

 

La Prensa

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