México: hablarle a los niños sobre violencia desde el escenario

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Violencia, desaparición forzada, exilio, dejar las cosas, los juegos, la vida que se han coleccionado, jugado, vivido. ¿Cómo hablar de eso a los niños? ¿Es mejor protegerlos y no explicarles nada, aunque sepan que algo está pasando? Ellos tienen preguntas que muchas veces los adultos no saben cómo responder. Así es como nace la propuesta Cosas pequeñas y extraordinarias, obra de teatro a cargo de la compañía Proyecto Perla.

Esta puesta en escena fue escrita y dirigida por Daniela Arroio y Micaela Gramajo, hijas de exiliados por las dictaduras de Brasil y Argentina, respectivamente. “Eso nos inspiró un poco a sentir el exilio, sentir que tienes dos casas, que de pronto hablas dos idiomas, que te escribes con tus abuelos y tíos, y siempre extrañas, al fin y al cabo, pero también somos felices y tenemos dos casas, dos idiomas, dos familias… Esa es una parte personal que nos pega mucho y que contamos desde la honestidad de nuestra experiencia”, expresa Daniela al terminar la presentación para medios.

Cosas pequeñas y extraordinariases la historia de Emma y su familia. Sus papás trabajan en un periódico, su tío es fotógrafo en el mismo periódico y un día desaparece. Ante el peligro que corren, los papás deciden salir del país, que puede ser México o cualquiera donde la violencia es una hecho cotidiano. Donde las desapariciones ocurren, donde la gente se une para manifestarse por la presentación con vida de sus hijos, sobrinos, nietos.

Emma, de ocho años y medio, llega a otro país, ha dejado a su abuela y su Museo de las Cosas Pequeñas y extraordinarias, para encontrarse en un lugar donde no entiende el idioma, donde ya no tiene ganas de coleccionar cosas, donde extraña su casa y, sobre todo, pregunta por qué no pueden regresar. Ahí conoce a Gato, que es un gato, y a Maia. Y de pronto…

Nos gusta mucho hablar de temas actuales y de temas que sabemos que lo niños están escuchando y viven día a día. Tenemos la firme creencia de que no hablar de las cosas es peor que hablarlas, aunque duela y te haga abrir puertas que de pronto no quieres abrir. Existe una tendencia en los adultos a tratar de proteger a los niños, como si no se enteraran de las cosas que pasan, pero sí lo hacen y se angustian más, porque no les damos información, agrega Daniela quien, al igual que Micaela, actúa en la obra.

Abrir puertas al diálogo

Con este montaje planteamos fomentar el diálogo en el teatro y en las familias, para que se abran las puertas que sean necesarias, que las preguntas de los niños se externen, porque si no, no sabemos en qué se van a convertir esas preguntas; por eso queremos compartirlas con ellos.

La obra, que pese a los temas complicados lleva a la sonrisa y a repensar lo que se está viviendo, está recomendada para niños mayores de siete años. “Creemos que no es para uno de cuatro años porque la información fluye diferente, pero niños de siete años ya se enteran, sobre todo con los medios de comunicación que tenemos, Internet, la radio, la televisión, el periódico, los millones de cosas que leen, los comerciales… Es inevitable que se enteren de lo que pasa en nuestro país o el mundo, porque no es una situación de México en específico, se ha vivido en muchas ocasiones en toda la humanidad.

Sí, son temas difíciles y dolorosos, pero creemos que es importante hacerlo, que es necesario hablarlo, que en realidad creemos y esperamos no imponerles este tema. Sentimos que hay muchas dudas y preguntas de ellos sobre lo que está pasando. Los niños están parados en este país y están viendo todo lo que sucede, ven las noticias, escuchan a sus padres y a otros adultos hablar sobre el tema; en algunas escuelas se está hablando de ello, ven las manifestaciones. Están parados en esta tierra y mirando lo que sucede, entonces sentimos que no les explicamos nada. Sólo tenemos ganas de compartir estas preguntas con ellos, de abrir el tema en el teatro y ojalá que en casa también, dice Micaela.

Además de Daniela y Micaela, actúan Mario Eduardo D’León y Sergio Solís; la música es de Jacobo Lieberman, mientras el diseño de espacio, iluminación y dirección técnica son de Mario Eduardo D’León. Ilustraciones, vestuario, el Museo de las Cosas Pequeñas y Extraordinarias y la utilería estuvieron a cargo de Ana Bellido.

Cosas pequeñas y extraordinariasse presenta los sábados y domingos a las 13 horas en el teatro El Galeón del Centro Cultural del Bosque (Reforma y Campo Marte), hasta el 17 de abril.

Publicado en La Jornada
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