El lugar del cine indígena en Bolivia

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Cine indígena en Bolivia, para seguir conociéndonos

“Es necesario pensar cómo constituir redes fuertes y apoyar iniciativas en proceso a través de diferentes mecanismos de intercambio, establecer estrategias con los Estados y gobiernos, porque muchos de los pueblos indígenas están avanzando de manera acelerada”, dice una de las conclusiones surgidas en el Encuentro Internacional sobre Televisión Indígena, Desafío Tecnológico y Derechos, realizado del 15 al 18 de marzo en Santa Cruz.

El encuentro fue convocado por diferentes organizaciones indígenas y campesinas de Bolivia, y organizado por el Centro de Formación y Realización Cinematográfica (Cefrec) y por la Coordinadora Audiovisual Indígena Originaria de Bolivia (Caib). Se reunieron alrededor de 15 delegados de países como Colombia, Canadá, México, Ecuador, Guatemala y El Salvador; y más de 50 delegados de diferentes regiones de Bolivia.

25 años de lucha
El Cefrec ha sido, desde 1989, uno de los impulsores para que el audiovisual indígena en Bolivia pueda desarrollarse. Desde entonces, ha logrado que comunidades de todo el país sean partícipes de trabajos, tanto para la televisión como para el cine. Durante el encuentro el público cruceño pudo ver uno de ellos, la película La tentación del Nixhix, concluida el año pasado, filmada en el municipio de San Antonio de Lomerío y hablada en español y en besiró-chiquitano.

“Creo que han sido 25 años de mucho aprendizaje, de muchos cambios, de mucho avance. Pensar que en 1989 prácticamente no había un cine indígena propio. Había un cine que hacía referencia al mundo indígena comprometido socialmente, políticamente, pero no había un cine que todavía fuera asumido por la propia comunidad, por cineastas indígenas. Entonces, ha sido un paso a paso interesante”, dijo Iván Sanjinés, director del Cefrec.

Aun así, Sanjinés comentó que en el país persiste el prejuicio hacia este tipo de producciones, no obstante haber tenido reconocimiento internacional, como sucedió en 2002 cuando el Cefrec y la Caib obtuvieron el Taos Mountain Award en el Festival de Cine Taos Talking, de Mexico, por su trabajo con las comunidades.

Sanjinés señaló que en el cine indígena hay una forma diferenciada de producción y de uso, no es igual al comercial. “El cine indígena no se produce para el mercado, no está pensado para exhibirse en una sala, sino que está pensado como un proceso de reflexión interna y hacia afuera de lo propio, de la historia, de quiénes somos, de nuestro idioma, de por qué estamos aquí, qué es lo que hemos ido perdiendo, por qué hemos sido discriminados, qué proponemos a la sociedad, para que nos entendamos, para que nos acerquemos, para que nos miremos”, recalcó Sanjinés.

El cine, un derecho
Sanjinés menciona que con el Cefrec trabajaron la plurinacionalidad desde su inicio. Llevan 20 años trabajando con aimaras, con guaraníes, con movimas, con los diferentes pueblos indígenas de manera armónica, aunque a veces no logran ponerse de acuerdo en algunos puntos, pero la comunicación y el diálogo les permite unir al conjunto, mucho más que lo que de pronto ellos se podrían imaginar.

En la realización de La tentación del Nixhix, los responsables fueron indígenas itonamas, chiquitanos y aimaras.
“Se han creado más de 500 producciones, el primer programa indígena de la televisión fue Entre culturas, que se sigue emitiendo en Bolivia Tv”, dijo Sanjinés.

El productor y cineasta, hijo de Jorge Sanjinés, uno de las grandes figuras del cine boliviano, también habló de la importancia de que Bolivia tenga ya una ley del cine. “Si no se ve al cine como una política de Estado a la que se fomente, se establezcan medidas para que coadyuven a un desarrollo de un imaginario propio en todas sus vertientes, es difícil que podamos contrarrestar ese otro imaginario en el cual estamos a veces sometidos”, reflexionó, recordando que la primera propuesta para esta ley salió del movimiento indígena. “El cine es un derecho para todos”, concluyó Sanjinés

Publicado en El Deber

 

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