Carnaval sin Reinas en Montevideo

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Mujeres, hombres, personas trans y personas con discapacidad. Desde este año todas podrán ser «figuras» del Carnaval luego de que la Intendencia Municipal de Montevideo (IMM) dispusiera terminar con la clásica elección de «reinas» tras recibir varios planteos acerca de que la selección no era para nada inclusiva.

La nueva elección de las «Figuras de Carnaval, Llamadas y Escuelas de Samba 2018» pretende no ser «un concurso de belleza que fomente estereotipos de género y ejerza violencia simbólica contra las mujeres, sino una celebración al espíritu solidario y la alegría del Carnaval», reza una resolución de la comuna a la que accedió El País.

El año pasado, varios Centros Comunales Zonales (CCZ) decidieron no adherir a la convocatoria y realizaron actividades alternativas como ferias o bailes por no compartir las condiciones de presentación. Además en tres casos llegaron a participar varones en la instancia preliminar, pero no clasificaron a la final. Es que la vieja normativa permitía que tanto hombres como mujeres se presentasen a las elecciones. Este año hay siete CCZ que decidieron no presentar un candidato a dicha instancia. En su lugar proponen desfiles en corsos barriales, talleres de Carnaval, bailes callejeros y construcciones de carros alegóricos.

La directora de Cultura de la IMM, Mariana Percovich, dijo a El País que «la persona elegida en vez de llamarse Reina se llamará figura por reglamento». Percovich informó que «se está definiendo si las 20 personas seleccionadas desfilarán arriba del carro alegórico». Tampoco está definido aún si participarán en el desfile.

La medida unilateral de la Intendencia de modificar el criterio de las elecciones no fue compartida por los Directores Asociados de Espectáculos Carnavalescos Populares del Uruguay (Daecpu). El integrante de la asociación Daniel Carluccio dijo a El País que nunca se les consultó sobre la resolución y que en este caso «el tema lo ameritaba». El también director de la murga Curtidores de Hongos informó que no comparte la medida pero que el tema aún no fue ni planteado en la directiva. Esto ocurrirá el lunes. Agregó que «todo este tema de la discriminación y la diversidad enreda el partido». Es que si bien la Intendencia es quien organiza año a año el evento, a Daecpu no le convencen varias disposiciones adoptadas por la comuna.

Molestia.

El Carnaval 2016 tuvo una elección de reinas más inclusiva que en años anteriores, ya que se permitió la participación de mujeres trans, con discapacidades y de cualquier edad, mientras que sean mayores de 18 años. La medida fue rotundamente rechazada por el presidente de Daecpu, Enrique Espert. En noviembre de 2015, el dirigente del Carnaval indicó al programa Carnaval del Futuro de 1410 AM que «si quieren poner una reina trans, que hagan un concurso trans; si quieren poner a un puto, que hagan uno de putos; y que no se olviden y hagan de bufarrones, porque si no hay bufarrones no hay maricas». Pero antes, el 20 de noviembre, indicó a El País que «si quieren hacer un concurso de viejas o de viejos lo pueden hacer aparte, y no lo digo por discriminar, porque el Carnaval es lo que menos discrimina, están todos los palos, toda la vida salieron homosexuales y prostitutas». Espert es partidario del concurso «a la vieja usanza».

IMM: si Daecpu quiere su concurso, que lo haga.

La directora de Cultura de la Intendencia, Mariana Percovich, indicó a El País que «las Reinas del Carnaval son competencia de la IMM, Daecpu nunca participó, si ellos quieren hacer su actividad, lo pueden hacer, pero hay buen clima de trabajo y de coordinación», agregó. Tras ser consultada por El País, la IMM publicó la noticia en su sitio web. Allí especificó que «la elección de Figuras de Carnaval, Llamadas y Samba 2018 será el lunes 22 de enero a la hora 20:30 en el Museo del Carnaval (Rambla 25 de Agosto esq. Maciel) con entrada gratuita (con invitación)».

Paysandú.

La Intendencia de Paysandú decidió tras 35 años no realizar la elección de «reinas». Según indicó una fuente a El Telégrafo, «no generaba nada tener o no tener reina».

Publicado en El País

Enrique Cachete Espert le pronosticó poca vida al Concurso de Figuras de Carnaval, Llamadas y Samba

Este año no habrá reinas en el carnaval capitalino: la Intendencia de Montevideo (IM) decidió que el concurso será de Figuras de Carnaval, Llamadas y Samba, porque, por primera vez, participarán hombres. El cambió no gustó a DAECPU (Directores Asociados de Espectáculos Carnavalescos Populares del Uruguay). Enrique Cachete Espert, presidente de DAECPU, dijo a la diaria que en la institución no están de acuerdo con las modificaciones, y le auguró poca vida al certamen. “Nos gustaba que el concurso fuera de carnaval, como lo fue toda la vida. En Canelones lo hicieron así y al otro año ya no hubo concurso; vamos a esperar lo que dice el tiempo”, dijo. Espert sostuvo que los cambios que introdujo la IM en 2017 y 2018 provocaron que bajara el número de concursantes. “Cuando era de misses se presentaban 180, 200 candidatas, y en este último se presentaron 40 y pico de personas”. El presidente de DAECPU reiteró que, a su entender, lo mejor sería separar a los concursantes en distintas categorías. “Se puede hacer un concurso de señoras mayores o de gays, pero individual, porque el mismo [jurado] que está puntuando, cuando determina quién tiene que ser el ganador está discriminando a los demás, porque todos son diferentes. Es complicado, es para discutir, pero yo no quiero, quiero tener un buen carnaval”. En 2016, cuando la IM sacó el límite de edad de 25 años y extendió la convocatoria a personas con discapacidad y chicas trans, se generó una gran polémica por los dichos de Espert. En aquella oportunidad declaró a la radio 1410 AM: “Si quieren poner una reina trans, que hagan un concurso trans; si quieren poner a un puto, que hagan uno de putos; y que no se olviden y hagan de bufarrones, porque si no hay bufarrones no hay maricas”. Ayer dijo a la diaria que la comuna no consultó a DAECPU, pero aseguró que mantienen buenas relaciones, aunque “ellos se ponen en su posición y se quedan ahí”.

Según informó la IM, la elección de las Figuras será el lunes 22 de enero a las 20.30 en el Museo del Carnaval (rambla 25 de Agosto esquina Maciel); la entrada es gratuita pero con invitación. La convocatoria dice: “Este año la elección busca reconocer a quienes representen con mayor fidelidad el espíritu solidario, alegre e inclusivo de la fiesta más popular del país. Serán 20 las y los aspirantes participantes”.

Patricia González, prosecretaria interina de la IM y directora de la Secretaría para la Igualdad de Género, confirmó a la diaria que cada vez se anota menos gente al concurso, pero aseguró que es una tendencia que viene de años. González informó que este año siete centros comunales zonales decidieron no presentar candidatos y hacer otro tipo de actividades. “Hace dos años que venimos trabajando con las comisiones de vecinos sobre cómo manejar la participación. Cada vez se presentaban menos personas y les dimos la opción a los vecinos de hacer otras cosas. La IM financia las actividades, que van en la línea de propiciar que el barrio participe”, dijo la jerarca. En pocas palabras

Con Patricia González, prosecretaria interina de la IM

–¿Por qué se decidió que este año se pasara del Concurso de Reinas a Figuras del Carnaval?

–Hace dos años se definió un cambio: si no es un concurso de belleza, ¿por qué sólo se podían presentar mujeres menores de 25 años? Este año dimos un paso más y nos preguntamos por qué no se podían presentar hombres, si lo que buscamos son embajadores del carnaval en los barrios; por eso, entre los 20 preseleccionados, hay tres hombres que concursarán.

–¿Cuál será el criterio del jurado para elegir a los ganadores?

–Se califica a todas las personas independientemente de su género y su edad. Se mide el conocimiento del carnaval, la alegría carnavalera, la onda para presentarse en el escenario, su vínculo con la fiesta y la relación con los procesos sociales en el barrio, si son referentes. A diferencia de otros años, en los que se hacía una fría puntuación, este año el jurado está haciendo entrevistas en las que se indaga en cada uno de los puntos.

–¿Se manejó la posibilidad de que el cambio genere rechazo?

–Sí, hicimos un proceso participativo que lleva dos años. No decretamos que a partir de hoy no hay más reinas; si nosotros creyéramos que tenemos que poner nuestra posición por encima de la del resto, habríamos hecho otra cosa: eliminar el concurso. Eso nunca estuvo sobre la mesa. Lo que estamos elaborando es un espacio que tenga perspectiva de género. El cambio se votó en la última reunión de los concejos vecinales; la definición da cuenta del proceso en el que estamos. El objetivo es abrir la cancha.

Publicado en La Diaria

Prohibido tirar besitos

Alguna vez se ha escrito en esta página que la corrección política es el opio de los progres. La observación vuelve a cobrar relevancia ahora, cuando nos enteramos de que la Intendencia de Montevideo ha decidido cancelar la elección de la reina del carnaval, para que en lugar de ser «un concurso de belleza que fomente estereotipos de género y ejerza violencia simbólica contra las mujeres», se convierta en «una celebración al espíritu solidario y la alegría del carnaval».

Por suerte, en el país de Vaz Ferreira, Real de Azúa y Carlos Maggi, tenemos burócratas que nos enseñan a celebrar las fiestas populares.

Lo que quieren hacer las autoridades ahora es una elección de «figuras», como dice la directora de Cultura de la IM, Mariana Percovich, la misma que hace una semana se mostró complacida de que en Italia se cambiara el final a una ópera clásica, porque para ella era «muy violenta». En esta instancia, como dice con sagacidad el título de la nota de N. González Keusseian, de El País de ayer, «van por la inclusión». Parece que el año pasado, varios centros comunales zonales rechazaron la convocatoria, a pesar de que se había abierto tanto a mujeres como a hombres y personas transgénero. Y este año son siete los comunales que se niegan a este ceremonial calificado como «violencia simbólica».

Es curioso: tanto cuidado por la inclusión en una festividad, y durante el mismo año el Uruguay ostentó el más vergonzante récord de mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas. A las preocupadísimas autoridades, ¿no se les ocurre pensar que están poniendo el énfasis en el lugar equivocado? ¿Verdaderamente creen que una muchacha tirando besitos desde una carroza consolida estereotipos de género?

¿Cómo sigue esta cruzada seudomoralizadora? ¿Erradicando a las bailarinas de las llamadas? ¿Prohibiendo las fotos de modelos en la publicidad de lencería? ¿Tapando los pechos de la Venus de Milo, en la reproducción que existe en el museo que está al costado de la misma Intendencia? ¿Y qué harán con el desnudo de Carlota Ferreira en la obra de Blanes «Demonio, mundo y carne», expuesta en el también municipal museo de la calle Millán? ¡Cuánta mojigatería y pérdida de tiempo!

La cultura de los pueblos no nace de una imposición moralizadora de las autoridades. Hay un mesianismo muy típico de la autodenominada izquierda uruguaya, que supone que incidiendo desde el poder en las creaciones artísticas que la gente consume, se logrará modificar sus apetencias culturales, escalas de valores y adhesiones ideológicas. Y no es un invento de unos pocos compatriotas autoerigidos en elite intelectual: es una pretensión histórica de los totalitarismos, muy presente en las políticas culturales aplicadas por Hitler, Mussolini, Franco, Stalin y Mao. Es significativo que tanto Hitler como Stalin proclamaran la necesidad de que el arte reflejara la aspiración de un «hombre nuevo», acrítico y productivo. El primero exigía un arte de masas que difundiera la supremacía racial, regando con ingentes recursos a un puñado de cineastas alcahuetes, mientras los verdaderos artistas huían de Alemania o eran asesinados en los campos de concentración. Stalin, por su parte, mandató a los creadores a adscribirse al realismo socialista, retratando caracteres soviéticos ejemplares («héroes positivos») y un futuro edulcorado.

En Uruguay, felizmente, los totalitarios son un poco más modestos. Se contentan con incluir en las bases de los certámenes literarios públicos, cláusulas que ofrecen premios especiales a quienes escriban obras promotoras de la diversidad sexual, o a los humoristas que hagan chistes no ofensivos contra sus suegras. Incluso han llegado a condicionar el otorgamiento de subsidios a que los grupos de teatro incluyan en sus repertorios estos mensajes inclusivos. También invitan a los niños a elegir su propio género desde chicos, pero ese es otro tema…

Mientras se aplauden entre ellos por su militancia contra el machismo y la heteronormatividad, se les escapa la tortuga: la violencia de género campea en el país, alcanzando niveles escalofriantes.

Porque los peores flagelos de convivencia que sufrimos, como nunca antes en nuestra historia, no se combaten diciéndole a los artistas lo que tienen que hacer. Solo se erradicarán con un sistema educativo en serio y una política de seguridad severa, esas que vienen brillando por su ausencia en los últimos trece años. Pero claro: están muy ocupados evitando que una muchacha recorra 18 de Julio en una carroza, tirando besitos.

Publicado en El Pais
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