De cómo el Che creó Radio Rebelde

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(…) Más allá de su profunda inteligencia y enorme capacidad de intuición, de la universalidad antiimperial que le daba su latinoamericanismo bolivariano, a veces El Che, en lo que a Cuba se refería, no era más que un intelectual guajiro que nunca había puesto pie en una ciudad. No eran estos debates la única preocupación del Che, más allá de la militar, tenía también en la cabeza el proyecto de poner a funcionar una estación de radio desde la Sierra.

El 23 de diciembre del 57 uno de sus oficiales le había contado que conocía a un técnico en Bayamo que pensaba que se podría construir una emisora en la sierra. El Che le entrega 10 pesos para que lo enlace y da luz verde. Ya se había hablado del asunto antes a iniciativa de Frank País, pero se trataba entonces más bien de un medio de enlace entre la comandancia de Fidel y la dirección en Santiago. El hombre es Eduardo Fernández, un pequeño radiotécnico con un taller de reparaciones en Bayamo, miembro de la red del 26 de Julio. Al paso de los días Eduardo se entrevista con El Che en el campamento de El Hombrito y recuerda: «Lo vi completamente interesado y entusiasmado en la cuestión».

El 8 de enero del 58 El Che escribe: Comunícale a Daniel, Débora o cualquiera de la dirección que tengo un técnico que se compromete a hacer una planta transmisora en quince días, a un costo de $500 aproximadamente. La Planta puede venir por La Habana. El técnico vive en Bayamo, Zenea 54, su nombre es Eduardo Fernández.

Dos semanas más tarde Ramos Latour ha tomado cartas en el asunto: «Estoy esperando que el técnico nos diga los materiales que necesita para hacerla y poder situárselos».

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En Santiago, en un local extraño el mítico Daniel (Ramos Latour) se reúne con Fernández. Poco más tarde en La Habana irán apareciendo los equipos necesarios, se montará una pequeña planta y será transportada de nuevo en piezas a Bayamo. Ese es sólo el principio, luego seguirán infinidad de penurias para construir y transportar la emisora hasta el corazón de la Sierra Maestra: primero será llevada a Contramaestre en las estribaciones de las montañas evadiendo el cerco del ejército. Luego entrará en la sierra en un jeep con dos mujeres sentadas arriba del equipo cubriéndolo con sus anchas faldas. De ahí la planta irá a dar a la casa de la abuela de Ciro Redondo, luego a hombro cruzará unos potreros y finalmente una patrulla de la columna del Che se hará cargo del equipo. En la segunda semana de febrero, el rumor de que tendrán su propia estación de radio corre entre los rebeldes. El primer capítulo de las tribulaciones de una planta radiofónica ha culminado.

(…)

Y los locos crecen. El 1ro de marzo dos nuevas columnas se despegan de la columna madre, Almeida al mando de la columna 3 se mueve hacia Santiago y Raúl Castro con la columna 6 avanza para formar un segundo frente también aproximándose a la capital provincial. Su salida coincide con el nacimiento de Radio Rebelde.

Instalado en La Mesa Fernández ha puesto en funcionamiento la emisora, en las primeras pruebas se pone en frecuencia de radioaficionados y cuando los encuentra emitiendo trasmite el «Himno invasor». De sus reacciones descubre que la emisión está saliendo, pero el lugar es malo, porque se encuentran en un valle que es un agujero entre las montañas. El Che decide mudar la emisora a los Altos de Conrado. Se sumarán en esos días al grupo dos rebeldes que saben algo de locución radial, Orestes Valera y Ricardo Martínez, y será reclutada Olga Guevara que era maestra en la columna del Che.

El 24 de febrero se escucha por primera vez: «Aquí Radio Rebelde, la voz de la Sierra Maestra, transmitiendo para toda Cuba en la banda de 20 metros diariamente a las cinco de la tarde y nueve de la noche…».

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El Che apelará al sarcasmo: Los únicos oyentes que tuvimos fueron Pelencho, un campesino cuyo bohío estaba situado en la loma de enfrente a la planta, y Fidel que estaba de visita en el campamento (…) y escuchó la transmisión… Fernández aclara: «La banda de 20 metros no es propia para escucharse en Cuba, sino que se utiliza en comunicaciones de larga distancia. Por lo que seguramente que en Pinar del Río se escuchaba, pero en Santiago de Cuba no se escuchaba la transmisión (…). Sin embargo en el extranjero sí entraba perfectamente».

Un día, en Venezuela, Abel Tamayo, del comité en el exilio del 26 de Julio llegó aullando a la reunión: ¡Ya empaté, la cogí! Se discute la posibilidad de hacer una red, lo curioso es que la red que montan los venezolanos de repetidoras apoyándose en Radio Rumbos y Radio Continente, y más tarde la colombiana Radio Caracol, se escucha en Cuba, de tal manera que se produce un fenómeno de rebote.

Radio Rebelde existe

Extractado de “Ernesto Guevara, también conocido como El Che” de Paco Ignacio Taibo II, Editorial Joaquín Mortiz, México, 1996, p. 211-216

La emisora rebelde

Por Luis Hernández Serrano

La Radio Rebelde tiene una historia, a más de insurgente, apasionante y hasta familiar. De todos los que participaron en la fundación de esa emisora, el coronel (r) de las FAR Ciro del Río Guerra y su hermano Edilberto, también veterano de la Sierra Maestra, son los dos únicos combatientes rebeldes —entonces soldados rasos— que aún viven. Lamentablemente, Edilberto no pudo conversar con nosotros.

«Esta historia la viví. Nadie me la contó. Y una parte de mi familia de la Sierra Maestra, entre ellos mis padres Arturo y Marina, contribuyeron a su fundación», aclaró del Río.

Refiere que Eduardo Fernández Rodríguez, técnico de radio y televisión en Santa Rita, en Jiguaní, antigua provincia de Oriente, y él, pertenecían a una misma célula del Movimiento 26 de Julio.

La idea de crear Radio Rebelde nació a fines de abril o principios de mayo de 1957. «El 14 de ese mismo mes Eduardo Fernández y yo —en unión de otros compañeros— intentamos llegar hasta la tropa de Fidel».

Pero como el líder de la Revolución estaba en los preparativos del ataque al cuartel de El Uvero, no pudieron dar con él ni con sus compañeros. Entonces no les quedó otra alternativa que volver a bajar.

«Al hacerlo, cuando llegamos a un lugar llamado Peladero, dimos con la tropa del Che (la Columna número 4) y seguimos hasta La Pata de la Mesa, cerca de El Hombrito, donde pudimos plantearle la idea de la emisora radial al Comandante argentino.

«Le dije algo que le pareció interesante por la forma en que frunció el ceño y avivó su mirada, honda como un mar. Le expliqué que tenía mucha familia en la Sierra Maestra y podía organizarle una cadena de enlaces en Los Diablos, Oro de Guisa, Majagualón, cerca de Guisa; en Gallardo, muy próximo a Bayamo, en el monte, donde vivían numerosos primos nuestros.

«Mi hermano Hugo, ya fallecido, se convirtió en uno de aquellos enlaces de que le hablaba al Che. Lo hizo en la casa de nuestra abuela materna, Encarnación Reyes, “Encarnita”, esposa del mambí Gabriel Guerra.

«Una tarde conversaron sobre la emisora rebelde los tres: Eduardo, Hugo y el Che. Hablaron de la parte técnica, mientras yo organizaba los enlaces».

El Che y Eduardo acordaron buscar los equipos necesarios para crear la emisora. Eduardo bajó a Bayamo, contactó con el 26 de Julio allí, partió para La Habana y consiguió los equipos, en secreto por supuesto.

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Hugo del Río organizó a un grupo de primos hermanos: Orlando, Raúl y Luis —todos de apellido Guerra—, quienes junto a Reinaldo Sánchez, de Gallardo, en el monte; y Antonio Sánchez, de Santa Rita (no eran familia), serían los encargados de cargar los equipos, en contacto con los hermanos Hugo y Edilberto, mientras que Ciro permanecía en La Pata de la Mesa. Hugo, en coordinación con Ciro, se ocupó también de determinar el itinerario que seguirían los equipos.

«Eduardo Fernández llevó de La Habana a Bayamo el equipamiento radial, pero no los pudo pasar por delante de la Granja de Bayamo, asiento de la jefatura de operaciones de la tiranía allí. Se vio obligado a llevarlo a campo traviesa, con ayuda de varios compañeros, hacia Contramaestre, hasta la casa de Ricardo Fernández».

Eduardo se desorientó, y en vez de llevar esos equipos para Gallardo, los llevó para Contramaestre. Por suerte, al llegar a la vivienda de Ricardo, se encontró con Edilberto del Río, que estaba allí en cumplimiento de otra misión rebelde, este vio los equipos y le preguntó: «¿Pero, Eduardo, qué haces aquí? ¡Hugo te está esperando en la casa de mi abuela Encarnita!». Entonces aprovecharon el jeep de Ricardo, montaron los equipos y materiales para la emisora y se dirigieron hacia Gallardo.

Por la carretera central, cruzaron Baire, Jiguaní y Santa Rita hasta llegar a Gallardo.

«Hubo que dejar el jeep en un lugar y seguir a pie, con los equipos al hombro, en vara, hasta conseguir un mulo para trasladar la planta eléctrica, creo que de tres kilowatts, el acumulador, la gasolina, el receptor, el transmisor, los bombillos, los cables y otros agregados. Íbamos en dirección a Majagualón.

«El Che ordenó que si al llegar él no estaba, hablaran con Luis Orlando Rodríguez, un periodista y miembro del Partido Ortodoxo, ya capitán rebelde, quien se ocuparía de todo el desplazamiento para establecer la emisora.

«El teniente Ciro Figueredo, de la Columna 4 del Che, custodiaba los equipos y reforzaba la seguridad personal de los compañeros que llevábamos el equipamiento».


El grupo con la carga partió de Gallardo rumbo a Majagualón el 14 de febrero de 1958. El 15 estaba ya en ese lugar. De ahí salieron rumbo a Los Diablos. El 16 partieron de Los Diablos para La Pata de la Mesa, cruzando, por caminos vecinales, la carretera que iba a Pino del Agua. Pasando esa carretera los rebeldes habían preparado una emboscada, pues, sin que ellos lo supieran, hacia el lugar avanzaba la tropa batistiana encabezada por Evelio Lafferté. Así, ignorándolo todo, cruzaron entre el avance de los guardias y la emboscada de los barbudos. Y al pasar ese punto, a unos 800 metros del cruce, empezó el histórico combate de Pino del Agua. Cansados, tuvieron que apretar el paso con el mulo cargado y lo demás en sus hombros. El 16 de febrero llegaron a La Pata de la Mesa.

Las seis ubicaciones de Radio Rebelde

«El Che ordenó que Eduardo Fernández Rodríguez y Ciro del Río buscaran una ubicación para la emisora. Primero se puso en un espacio entre La Pata de la Mesa (la Comandancia del Che) y el Alto de Conrado, pero no resultó.

«Fue en el mismo Alto de Conrado —allí se instalaron dos antenas, una de 20 y otra de 40 metros—, donde por primera vez comenzó a funcionar la emisora rebelde. El propio Comandante Guevara, con un radio de pilas, escuchó la primera transmisión. Las pruebas las hizo Eduardo Fernández. Ya estaban allí los locutores Ricardo Martínez, Orestes Valera y Olga Guevara, la primera voz femenina, y también Luis Orlando Rodríguez, el primer director de la planta de radio.

«frente al micEl Che estaba muy atento, separado por más de cien metros de la planta, hasta que ¡salió al aire! Después se preparó un programa y quedó inaugurada la emisora Radio Rebelde el 24 de febrero, haciéndola coincidir con el día del estallido histórico de la Guerra de José Martí, el héroe que daba nombre a la Columna Uno de Fidel».

Fue precisamente a través de Radio Rebelde, en plena Sierra Maestra, donde el periodista argentino Jorge Ricardo Masseti, quien procedía de Radio El Mundo, de su país, entrevistó a Fidel y también al Che, en marzo de ese año 1958.

«La planta permaneció allí hasta después del fracaso de la huelga del 9 de abril. Fidel ordenó trasladarla hacia La Plata, bajo la responsabilidad de Luis Orlando Rodríguez. Eduardo Fernández y yo fuimos delante, para encontrar un sitio propicio donde ubicar su segundo emplazamiento exitoso.

«Su segunda transmisión tuvo lugar el 1ro. de mayo. Ya estaba Fidel presente. Aparte de los locutores mencionados, se incorporan Jorge Enrique Mendoza y Violeta Casals. Y como telegrafista Orlando Payret. Además, otro técnico de radio, de Manzanillo, para ayudar a Eduardo, Ángel Luis, no recuerdo su apellido.

«Mi hermano Edilberto se quedó con la Columna 4 del Che, en ese instante encabezada por el hoy Comandante de la Revolución Ramiro Valdés. Guevara estaba junto a Fidel en la emisora y poco después al frente de la escuela de reclutas de Minas del Frío.

«Después Ramón Pardo Guerra, Roberto Ruiz, otros oficiales rebeldes y yo fuimos a buscar un buldócer a La Magdalena, cerca de El Macío, por la orilla del mar, en el sur de la Sierra Maestra. Se construyó en tiempo récord una pista aérea.

«Posteriormente Hugo y yo fuimos jefes de pelotones de reclutas en Minas del Frío, donde además del Che estaban Evelio Lafferté y Pablo Rivalta como instructores militares.

«Yo combatí durante la ofensiva enemiga y también Hugo. Me hirieron en el Alto del Moro, arriba de las Minas del Frío. Una bala me entró por la clavícula y me atravesó el pulmón derecho. Eso fue cuando el Che me mandó a reforzar a los rebeldes, ante la llegada de la tropa enemiga.

«Me atendió inicialmente el Che y después me mandó con urgencia hacia donde estaba el cirujano Vicente de la O, en Altos de Mompié. Me llevó mi hermano Edilberto.

«Al organizar la Columna 8, el Che habló con Fidel para que me quedara, aún convaleciente, en Radio Rebelde, donde hice de todo lo que pude, cuando ya me podía mover mejor.

«Fidel lanzó entonces la contraofensiva estratégica y Radio Rebelde se trasladó para el río La Miel, en las estribaciones de la Sierra Maestra, más bien al norte, su tercera ubicación. Allí se incorporó como técnico Miguel Bofill. Empezaron entonces las acciones de la Batalla de Guisa, del 20 al 30 de noviembre de 1958.

«Después, la emisora se trasladó para Las Minas de Charco Redondo, su cuarto lugar de emplazamiento, y más tarde para La Rinconada, relativamente cerca de Maffo, donde el combate duró muchos días. Luego de la toma de Jiguaní, Radio Rebelde tuvo su última ubicación en solitario en el Central América, en Contramaestre, donde más tarde —tras la toma de Palma Soriano— se logró la primera puesta en cadena con la red nacional de radio. Esas fueron las seis ubicaciones de Radio Rebelde».

Publicado por Juventud Rebelde

 

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