Sonidos neotropicales

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Una explosión de sonido neotropical

Por Jorge Luis Fernández

En nuestro país, el movimiento de incorporación de la cumbia a través de géneros cercanos a la cultura rock – como el dub, el hip hop y la electrónica– sigue generando un tipo de música bailable que ocupa un área gris, una delgada línea entre lo aceptado y lo rechazado por el rock que cuenta con muchos adherentes pero aún no se asienta como un género establecido, con discos claves que definan una tendencia. En cambio, en un país cuna de la cumbia como Colombia, el género siguió un curso más natural, mezclándose sin fricciones con el rock y dando a luz numerosos combos entre los que sobresalen Los Pirañas, un power trío de cumbia (tal sería su mejor definición) que se desliza sin prejuicios por las melodías populares como por armonías y paisajes de mayor experimentación. Con una propuesta inusual dentro del rock, el grupo inicia la segunda temporada del Ciclo Ruido, que ya trajo a innovadores como Bill Orcutt y el grupo Xiu Xiu.

“La banda se formó en 2011 como un proyecto de improvisación tropicalista que sólo tenía como objetivo servir de encuentro entre nosotros tres, amigos desde el colegio”, dice el bajista Mariano Galeano sobre la espontánea aparición de Los Pirañas. “Durante un par de años tocaron en fiestas, hasta que, por sugerencia del sello Festina Lente, grabaron una sesión de improvisación con la que editaron su primer disco, Toma tu jabón Kapax. Para entonces, el contexto musical de Colombia y el suyo ya tenía encima quince años de experimentación de varias formas de jazz y electrónica, con músicas tradicionales como la cumbia, el son, el vallenato y el fandango.

Tras un segundo disco, Elastic Boyz 10 (2015), el boca a boca, los festivales y el interés de Europa y los Estados Unidos por los sonidos latinoamericanos durante los últimos diez años (donde la cumbia tiene un lugar predominante) acercaron la propuesta al prestigioso sello alemán Staubgold, que el año pasado editó a nivel internacional el tercer disco de Los Pirañas, La diversión que hacía falta en mi país. Allí sobresalen el bajo hermético de Galeano, con reverb de dub jamaiquino, la percusión, directa como machetazos del baterista Pedro Ojeda, y los febriles fraseos del guitarrista Eblis Álvarez, que introduce la carta surfer y de bandas instrumentales de los sesenta como los ingleses The Ventures.

“En nuestro caso, la referencia más inmediata sería la de los grupos de cumbia peruanos. Esa es la verdadera esencia de la escuela surf en la música latinoamericana de los sesenta”, dice Galeano. “Nadie lo supo hacer mejor que los peruanos, y su sonido nos ha atrapado desde que empezamos a encontrar todas esas relaciones entre cómo siendo rockeros empezaron a volcarse a lo tropical”. A la influencia de grupos peruanos como Los Destellos, Los Mirlos, Los Shapis y Juaneco y su combo (varios de los cuales fueron incluidos en el celebrado compilado de 2007 Roots of Chicha: Psychedelic Cumbias from Perú, que dio a conocer este movimiento entre el público angloparlante), se suma la de Andrés Landero, el músico y compositor colombiano que tuvo su impronta en la segunda mitad del siglo XX y fue reconocido por sus seguidores como “El rey de la cumbia”. Los Pirañas son el grupo emergente de una nueva movida de músicos colombianos que mezcla estas credenciales cumbieras con rock y música electrónica.

En la Argentina sería inimaginable que una banda de rock salga a hacer un mix con cumbia y música experimental, pero Los Pirañas son populares en Colombia y la difusión de su música es el resultado de algo que han venido haciendo desde sus inicios, en 1999, con el grupo Ensamble Polifónico Vallenato y sus actuaciones en el bar Matik Matik de Bogotá. En su ADN también se cruza la influencia del rock argentino. Un ejemplo de su importancia es la canción “Del sol, a 18 minutos”, un peculiar homenaje a Luis Alberto Spinetta que toma el riff de su instrumental “A 18 minutos del sol” para convertirlo en un furioso y desopilante rock. “Al rock argentino de los setenta lo escuchamos mucho durante nuestra adolescencia”, cuenta Galeano, y cuando se le pregunta si en su música pesa más el ritmo tropical o la experimentación, no duda: “Lo más importante es hacer todo el ruido necesario, pero que sea bailable”.

FICHA
​Ciclo Ruido: Los Pirañas + Yoto

Lugar: El Cultural San Martín – Sala AB (Sarmiento 1551)
Funciones: miércoles 25 de abr a las 20

Publicado en Clarín

Cumbia spinetteana

Por Yumber Vera Rojas

A tres años de su última visita a Buenos Aires, en la que ofreció un dj set como parte de los atractivos de la versión local del festival Sónar, Mario Galeano, figura referencial del renacimiento y la renovación de la cumbia no sólo en Colombia, su país de origen, sino también en el resto de América Latina, regresa de la mano de uno de sus laboratorios sonoros, quizá el más delirante y zarpado de todos: Los Pirañas. “A diferencia de Ondatrópica (en la que comparte liderazgo con el inglés Quantic, y con la que debutó en la Argentina, en 2013) y Frente Cumbiero, el sonido de Los Pirañas es más arriesgado y experimental, y se basa en la improvisación”, explica el músico y productor bogotano, vía WhatsApp, desde Atlántida, Uruguay. El trío posee dos álbumes: Toma tu jabón Kapax(2010) y La diversión que hacía falta en mi país (2017). “La banda surge del encuentro con mis compañeros, Eblis Alvarez (Meridian Brothers, Romperayo) y Pedro Ojeda (Frente Cumbiero, Romperayo), con los que llevo tocando muchísimos años, para sacar ideas del momento, que se nutren de influencias de lo tropical, pero también del jazz y del punk”.

-¿Por qué eligieron hacer un cover de A 18’ del sol, de Luis Alberto Spinetta, en su segundo álbum?

-Cuando arrancamos, hace unos ocho años, no teníamos ningún interés de armar algún proyecto que tuviera discografía. Hacíamos jams en bares y fiestas de amigos, y, eventualmente, un compañero que tiene un sello nos sugirió grabar los temas. Así nació el primer disco. Eran improvisaciones en el estudio, de las que escogíamos el material más orgánico y redondo, y lo tocábamos en vivo haciendo variaciones. Para el segundo álbum, hicimos covers de temas que nos gustan mucho. En el caso de la canción de Spinetta, alude a nuestro gusto por Invisible y Spinetta Jade, al igual que por el rock argentino de los setenta, en general. Decidimos hacer esta versión en una clave más cumbiambera, pero detrás de ésta hay también una cosa relacionada con el desdén del rock argentino por lo tropical.

-Ustedes suelen llamar “tropical noise” a su propuesta ¿Lo hicieron a manera de broma o la etiqueta va en serio?

-Es chiste y también verdad. Ese tropical noise viene con una base rítmica muy firme y bailable, pero con capas de ruido muy densas que hacen que te excites desde otro ángulo. No buscamos la evocación melódica. Somos un grupo instrumental que tiene una contundencia que es para la pista, y para que la gente cabecee desde el primer momento.

-Dentro de la escena de nü cumbia, de Colombia, ¿qué lugar ocupan Los Pirañas?

-Los Pirañas vienen de este ejercicio largo que llevamos desde nuestros inicios, en 1999, con un primer grupo llamado el Ensamble Polifónico Vallenato, en el que tocábamos una especie de vallenato noise. Fue la génesis de los demás proyectos. Con 19 años, asumimos una mirada desde el punk y el jazz, al igual que cínica, criticando los clichés de eso. No estamos buscando una raíz con el tambor o el canto, sino que más bien sacamos esa estirpe bogotana de otro sonido más estridente y urbano. Pusimos sobre la mesa todo lo que investigamos y coleccionamos durante este tiempo.

-Sorprende la constancia que tiene la movida de la que formás parte, en la que tradición y modernidad dialogan sin tapujos desde hace 15 años. Para muchos comenzó como un fenómeno efímero, pero se tornó en una avanzada sólida. ¿Qué opinión te merece su subsistencia y desarrollo?

-En los noventa, se produjo una migración muy grande de todas partes del país a Bogotá, a causa del conflicto armado. Una ciudad que se mantuvo en el ámbito de las músicas andinas, del pasillo y del bambuco empezó a cambiar poco a poco. Si bien venimos del rock, del jazz y de la electrónica, había unos equivalentes en la música tropical que valía la pena buscar. Queríamos entender de qué se trataba el ADN de la música grabada desde los cuarenta y cincuenta, y por fortuna, a partir de eso, existe una escena muy diversa.

-Pasaron siete años entre su primer y segundo disco, y ya van dos desde que apareció La diversión que hacía falta en mi país. ¿Para cuándo el tercero de Los Pirañas?

-Vamos a empezar a grabar a principios de 2019. También retomé el Frente Cumbiero, en formato de cuarteto, y estamos grabando el nuevo disco. Y con Ondatrópica seguimos promocionando nuestro último álbum que apareció el año pasado.

Los Pirañas se presentan hoy en la sala AB del C.C. San Martín, Sarmiento 1551, en la apertura de la segunda temporada del ciclo Ruido, a las 20 hs. 

Publicado en Página12
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