Fotografía queer

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Por Miguel Flores

Más de una vez han sido censuradas, o por lo menos alguien ha arqueado una ceja frente a estas imágenes. La gran mayoría de los guatemaltecos aun no pueden ver que el mundo ha dado pequeños o grandes pasos hacía la diversidad sexual. En Guatemala y sin proponérselo el tema ha sido abordado también por el arte y en especial la fotografía desde finales del siglo XX y los cinco lustros del siglo XXI.

Lo queer nace en la academia estadounidense, es una categoría posidentitaria de los grupos gay, trans, de lesbianas y transexuales. Es un concepto que desafía intrínsecamente la identificación genérica estable, masculino-femenino. Judith Butler, Eve Sedgwick y Paul Preciado han sentado las bases teóricas de los estudios queer.

Daniel Hernández-Salazar presentó en los ochenta del siglo XX las primeras imágenes, desnudos masculinos que proyectaban gran erotismo y que fueron criticados especialmente por varones, a quienes estas fotos desestabilizaron la masculinidad de más de uno. Luego introdujo en su producción imágenes de la realidad y personalidad de sujetos transgénero y recientemente aborda el tema desde una perspectiva más amplia en su serie: Guatemala se rev(b)ela.

Conforme pasan los años, es evidente que las nuevas generaciones de fotógrafos dan un paso más en la representación de diversas actividades íntimas de una relación enmarcada dentro de lo queer, los enunciados son directos. Los fotógrafos han apuntalado ideas de diversidad, antes que otra disciplina. Hay atisbos de llevar su producción a la acción política, con una visón del género fuera de los parámetros naturalistas, binarios y patriarcales.

Un ejemplo de esto lo constituye Jorge Luis Chavarría, que expone la realidad trans en el mundo indígena, o de creación de fantasías palaciegas en su serie Reinas. Mario Santizo en su obra La importancia de darse por vencido, pone de manifiesto la dura realidad de las parejas gay ante la fuerza de los discursos religiosos católicos y/o evangélicos, que finalizan por dejar a las personas en soledad. La mirada de Andrea Aragón permite un acercamiento a la intimidad trans, sus espacios, su estética y sus vivencias. José Manuel Mayorga ha realizado una memoria de los desfiles del orgullo gay desde sus primeras ediciones, llevando su discurso documental al campo del arte.

Queda un mensaje que resuena en todas estas obras, existe algo más allá de la tradición genérica de hombre o mujer, y es el concepto de ser humano, como lo expresó Ortega y Gasset, es él/ella y sus circunstancias.

La Hora

 

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