Murió Alberto Cortez

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Murió Alberto Cortez, «el cantor de las cosas simples»

Por Mauro Apicella

El cantante Alberto Cortez, célebre en toda América latina por éxitos como «No soy de aquí ni soy de allá», «A partir de mañana» y «Cuando un amigo se va», murió hoy, a los 79 años, según confirmaron fuentes cercanas a la familia al diario El País. Había sido internado de urgencia en Móstoles, en las afueras de Madrid, el 28 de marzo.

«Voy a dar un concierto de cámara en el teatro con uno de los mejores pianistas del mundo. Temas que el público pueda escuchar, canciones que son mías, que nos hacen razonar, que pensemos y nos sintamos de una forma común. Sencillamente les cuento lo que sale de mi corazón». Esas son las palabras que Alberto Cortez utilizó durante una charla que dio a un medio boricua, días antes del concierto que iba a dar en Puerto Rico y que debió ser cancelado por su repentina internación.

«Cuando un amigo se va, queda un espacio vacío, que no lo puede llenar, la llegada de otro amigo». «A partir de mañana empezaré a vivir la mitad de mi vida; a partir de mañana empezaré a morir la mitad de mi muerte; a partir de mañana empezaré a volver de mi viaje de ida; a partir de mañana empezaré a medir cada golpe de suerte.»

Sí, Alberto Cortez nos ha hecho razonar a partir de las obviedades, de aquello a lo que no le prestamos atención, justamente, por considerarlo obvio. Pero también de esas cosas que no consideramos obvias aunque preferimos que pasen inadvertidas: «Era callejero por derecho propio, su filosofía de la libertad, fue ganar la suya sin atar a otros y sobre los otros no pasar jamás.»

Nacido como José Alberto García Gallo en Rancul (un pueblo del norte de la provincia de La Pampa), el 11 de marzo de 1940, fue definido como «el cantor de las cosas simples». Ya con mencionar algunos de sus temas -«El abuelo», «Mi árbol y yo», «En un rincón del alma»-se puede entender ese mote que adquirió al reparar en las historias mínimas y cotidianas que terminan siendo universales. Por eso el éxito de algunas de ellas, sin importar el país en el que se escucharan.

Algo así como un profeta de otra tierra, se hizo conocido en la Argentina a medida que pudo desarrollar una carrera en el exterior. Su primer disco fue grabado en Bélgica. Y ya en 1964 se radicó en España. A comienzos de los sesenta, para sus actuaciones en Europa adoptó el apellido artístico Cortez, decisión que le trajo muchos problemas, especialmente judiciales, cuando ya se encontraba en España, porque en Europa también cantaba un artista peruano cuyo nombre original era Alberto Cortez.

Pero no volvió sobre sus pasos. Continuó como Alberto Cortez, conquistando escenarios: el Teatro de la Zarzuela de Madrid, al que llegó en 1967, o el del Teatro Colón, donde cantó 35 años después, junto a un habitual compañero de ruta, Ricardo Miralles, y una orquesta sinfónica.

Cortez grabó más de 30 discos y compartió la música con varios artistas. Incluso ha hecho giras en sociedad, como la que llevó adelante con mucho éxito junto a Facundo Cabral: «Lo Cortez no quita lo Cabral».

En el verano de 1996, mientras hacía temporada en Mar del Plata sufrió un accidente cerebrovascular por una obstrucción de carótida. Fue operado, pudo regresar a los escenarios, aunque le quedaron algunas secuelas. Su vuelta a las giras comenzó en Quito. Allí su amigo Oswaldo Guayasamín, pintó un retrato del cantautor.

Con el final del siglo decidió grabar junto a Ricardo Miralles una serie retrospectiva de 70 canciones que fueron publicadas en cinco CD como Alberto Cortez al desnudo.

Con la llegada del nuevo milenio ha grabado discos acústicos y otros sinfónicos, ha reeditado su obra musical y literaria. Incluso ha participado en duetos con músicos de una generación diferente de la suya, como cuando grabó «Mi árbol y yo», junto a Ricardo Arjona.

La Nación

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