La vida entre lenguas

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La vida entre lenguas

Pinocho, Oz, el Principito, y hasta la misma Alicia implican un viaje, una adaptación, una diferencia. Conoce a la escritora argentina-noruega que hace de estos temas su propia trama: Verónica Salinas.

Por Valeria Sorín

Gran parte de la literatura mundial ha nacido de un viaje: Pinocho, Oz, el Principito, y hasta la misma Alicia de una u otra forma lo implican. Un viaje que es siempre un encuentro con el otro y un descubrimiento de quién se es.

Estoy sentada frente a una escritora noruega, cuya sonrisa se extiende mucho más allá de los límites propios de los gestos europeos. Me acompaña una actriz que se formó como tal en la Escuela Municipal de Arte Dramático (EMAD) de la ciudad de Buenos Aires pero que hoy gira con obras infantiles y para adultos por toda la península escandinava. Escritora y actriz son la misma persona. Y no hay forma de quedar fuera del eclipse de su carisma.

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¿Qué la decidió a emigrar específicamente a Noruega?
Llegué a Noruega en julio del 2002. Salí corriendo de la crisis, había estado como ocho meses sin trabajo de traductora de portugués y estaba muy difícil vivir del teatro. Estaba desesperada no encontraba trabajo de nada. Una familia en Noruega necesitaba una niñera y me fui. Fue un exilio económico y social se podría decir. Quería tranquilidad, estaba cansada de la crisis y de la violencia que las crisis generan.

¿Qué buscaba?
Perder todo. Venía de la toma del edificio de la EMAD donde había estudiado teatro, había empezado a estudiar y practicar Yoga y había leído algunos libros que hablaban de perder para encontrar. Con todo esto en la cabeza y el cuerpo decidí irme.

Llegué a Frederikstad un pueblo en Noruega a una hora y media de Oslo. Silencioso, solo 5000 habitantes; te podrás imaginar, yo recién salida de la ruidosa Buenos Aires.

Puedo decir desde ya que la literatura nunca me abandonó. No entendía nada de noruego, pero me metía en la biblioteca todos los días −el único lugar calentito que tenía la calle para ofrecer, gratuito, lleno de libros y con bibliotecarias sonrientes dispuestas a brindarte ayuda−.

En la biblioteca hacia la tarea de las clases de noruego y después de cansarme de repetir “yo me llamo Verónica”, “me gusta la música”, “hablo español y portugués”, “tengo un padre, una madre, una hermana y un hermano”; después de cansarme de repetir oraciones elementales y necesarias para el aprendizaje de un idioma me buscaba algún libro de poesía o libros ilustrados y leía con el diccionario de noruego-castellano abierto. Quería leer palabras lindas, palabras con sustancia, palabras brillantes, palabras con juego, palabras oscuras, palabras con alma.

Pensaba que me iba a quedar solo un año allá. solo una pausa de un año y volvería a Argentina. Luego me quedé un año más y al final de ese segundo año conocí a mi marido. Y así me quedé. Mis papeles de estudios de Buenos Aires no tenían validez en Noruega. Para el estado noruego era una inmigrante sin estudios. Después de leer esa carta, tenía dos caminos: sentarme a llorar y no parar de llorar como Girondo, o arremangarme y empezar de nuevo.

Hasta llegué a escuchar “¿Por qué no haces enfermería? A vos que te gusta trabajar con las personas y tenés tanta empatía”.  Pero yo ya había explicado que tenía una formación teatral y literaria. Dicen que cuanto mayor sea el desafío mayor es el placer al final, algo de eso es motor de mi vida en muchos sentidos. La puerta cerrada y el corazón lleno de amor a estas dos disciplinas hicieron que me anotara en la universidad de Oslo para estudiar literatura castellana y portuguesa y armé mi primer espectáculo para chicos con música con el que realicé giras por muchos jardines de infantes y escenarios noruegos.

La actriz y la escritora

CLD2017-Abril-Reportaje_SalinasCon solo nueve años un día regresó del colegio diciendo que iba a ser escritora. Hubo quienes le dijeron que mejor estudiara una profesión que le diera un futuro: abogada, contadora. Pero la niña Salinas contaba con suficiente desobediencia como para no dejar sus sueños.

Además del castellano como lengua materna, estudió portugués. Luego emigró y adoptó el noruego como lengua propia. Ahora bien, sus dos profesiones (actriz y escritora) dependen del dominio de la palabra.
El noruego no se parece en nada ni al castellano ni al portugués, entonces no tengo de donde “colgar” las palabras. Si me quería acordar como se dice plato en noruego −tallerken− ¿dónde pongo esta palabra en la memoria? ¿dónde la podría apoyar para que salga la próxima vez que veo un plato? Entonces me tocaba memorizar y repetir un sustantivo y un verbo por día hasta el cansancio. Y después que tenía todas las palabras aprendidas, iban apareciendo de a poco al contacto con la realidad.
Es difícil ser un actor que no domina la palabra. Pero acá estoy. El año pasado estuve de gira con los dos comediantes más grandes que tiene noruega en este momento. Hicimos 150 funciones de la obra Extraña pareja.Como dramaturga, mi obra Vidas Extremas este año ganó dos premios: el Hedda Prisen y el Kriterprisen.

¿En qué idioma comienza su proceso creativo?
Para mí hablar y escribir en noruego es como disfrazarme. como vestirme con un vestido nuevo y con zapatos recién estrenados. Salir al escenario tratando de que el público crea que siempre usé ese vestido y esos zapatos mientras en realidad lo hago hace unos pocos segundos.
Mi proceso creativo comienza tanto con el castellano como noruego. Se me mezclan todas las palabras, y las emociones. Después me tengo que sentar y ordenar, corregir, sacar. Porque muchas veces hay palabras que no existen ni en castellano ni en noruego.

¿Qué le ha aportado el noruego a lo expresivo?
El noruego es un idioma muy práctico. Cortito, conciso, claro y resumido. Y a mí me gusta saltarle un poco a su naturaleza. Adornarlo un poco. Muchos me han dicho que les gusta el noruego que escribo, porque es noruego pero tiene otra cosa también. Y al no ser mi lengua materna siempre pienso mucho cada palabra que elijo. Como que las miro mucho y detenidamente antes de colocarlas en una oración. Mis textos en noruego son siempre muy económicos. Y en general son palabras cargaditas. Como que la palabra que elegí, queda ahí en representación de las muchas otras que dejé.

La poética del migrante

Todos sus libros tienen como trasfondo la idea de la migración y la necesidad de adaptarse a una sociedad muy diferente.

Y: novela basada en su propia experiencia, narra el proceso de incorporación de una joven argentina que migra a Noruega y va a descubrir su propia identidad en una sucesión de sumas: argentina y noruega, traductora y actriz y escritora y… Ha sido distinguida dentro del listado White Raven en 2016.

El viaje:  definido por la crítica como un libro universal. El protagonista llega a un lugar nuevo donde todo es nuevo, encontrar a un semejante es la tarea primera.

El hambre: ahora que este personaje ya encaja, son otros los recién llegados. Ahora hay que compartir.

No solo porque yo soy una extranjera en noruega, sino porque desde chiquita era como una extranjera en mi propia vida”, sostiene Salinas. Una experiencia no solo personal sino familiar: hija de una correntina y un formoseño llegados a la capital argentina en busca de progreso. Y también niña de hogar de clase social baja que fue enviada a colegios privados, donde sus compañeros tenían una situación económica holgada. Adaptación y diferencia.

Aunque viaja una vez por año a Argentina a visitar a su mamá, Salinas aun no ha sido publicada en castellano. Sus tres libros para niños han sido inicialmente publicados en noruego, aunque los dos libros álbum ya se han traducido y publicado en diferentes lenguas (sueco, danés, inglés, francés, chino y persa), logrando buenas reseñas y repercusión entre el público especializado incluso en los Estados Unidos.

Su primera novela, Og −en castellano Y−, se espera que siga un camino tan maravilloso, o aun más, que sus primeros álbumes.

Cultura Lij

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