30 años de La Tribu

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Ícono de la comunicación comunitaria y autogestionada, La Tribu cumple 30 años

Mucho más que una FM, la asociación civil de Almagro, fundada por estudiantes de Comunicación en 1989, reivindica la pluralidad de voces de un espacio democrático y horizontal

Por Federico Trofelli

Con cariño, los integrantes de La Tribu se refieren a la radio y a la sede en la que funciona como «la casa». El ícono cultural del barrio de Almagro cumple 30 años y Tiempo dialogó con algunos de sus referentes para repasar los orígenes y el presente de este ya mítico espacio autogestionado, un faro para todos los medios de comunicación alternativos, que se encuentra en evolución permanente.

Entre las 35 personas que se reúnen una vez por mes en asamblea para delinear el camino a seguir por el colectivo de FM La Tribu, ya no queda ningún socio fundador de la asociación civil sin fines de lucro que se constituyó en junio de 1989. Todo surgió de la voluntad de un puñado de estudiantes de Ciencias de la Comunicación de la UBA, en su mayoría militantes del PC. Con la excusa de realizar un taller de radio, los jóvenes montaron una emisora clandestina en un departamento de tres ambientes en el piso 13 de un edificio de Gascón y Sarmiento.

A los pocos meses, la situación se tornó insostenible para los vecinos, quienes llegaron a sacar la antena que habían colocado en la terraza y recién la devolvieron cuando se acordó que no volverían a instalarla allí. Así fue que «alquilaron, a unas cuadras, ‘la casa’, un antiguo hotel de inmigrantes en Lambaré 873, que funcionaba como un espacio cultural y que reunía a carpinteros, ceramistas y gente de teatro», explica Alejandro Demasi, a cargo de la comunicación externa e interna de La Tribu.

«La radio comenzó a ser parte de un colectivo más grande y a medida que fue pasando el tiempo esos otros espacios que habitaban la casa se retiran y La Tribu empezó a asentarse más físicamente en el lugar y a expandirse. Ya no sólo se pensó como radio, sino como centro de capacitación, bar y otros proyectos que se fueron sumando», continúa Alejandro, que es sociólogo y trabaja como administrativo en una empresa para llegar a fin de mes.

Laura Pérez Portela, integrante de la asamblea y una de las coordinadoras de capacitación de La Tribu, destaca que «es importante entender a los medios comunitarios como procesos que adoptan formas de organización de acuerdo a la situación que se esté transitando. Pero el espíritu democrático y horizontal siempre se preservó. Uno va aprendiendo de las viejas generaciones de tribales». Para Laura, esa organización es la que garantiza que «una radio comunitaria como esta se mantenga viva durante 30 años, gestionada por su comunidad».

Alejandro acota que para que el proyecto siga en pie «se necesitan recursos y personas que pongan el cuerpo para conseguirlos. Esto fue así desde el año cero». Hoy, las principales fuentes de financiamiento son la propia radio y el bar.

La grilla de FM La Tribu (88.7 MHz) cuenta con unos 60 programas, los cuales debieron pasar el filtro de los criterios de la asamblea. Hay tres tipos de programas: las producciones independientes, las coproducciones con otras organizaciones afines a la radio y los programas llevados adelante por organismos invitados por La Tribu para que participen de la radio. Además, suelen concursar para la realización de diferentes proyectos o investigaciones nacionales e internacionales, con los que pueden conseguir un monto de dinero importante para destinarlo a gastos particulares. Los Fondos de Fomento Concursables de Comunicación Audiovisual (FOMECA) también fueron una buena oportunidad para la realización de gastos extras, pero el actual gobierno se retrasa en concederlos y aplicarlos, a pesar de tener el presupuesto para hacerlo.

«De vez en cuando nos juntamos todos los integrantes de los programas y reflexionamos por qué consideramos a La Tribu ‘alternativa’. Uno de los chicos, que estuvo muchos años acá, dijo que se debía a la gran pluralidad de voces que tiene el espacio, donde conviven y a la vez se puede discutir y debatir. Construimos desde ahí», analiza Alejandro.

–¿Cómo tomaron los dichos de Alberto Fernández de que la comunicación es un negocio?

Laura: –Para nosotros, ejercer la comunicación es nuestro derecho. Entendemos que así la sociedad es más democrática. Es un error poner en duda que el tercio del espectro debe ser para las sin fines de lucro. No se estaría dando cuenta de la comunicación comunitaria, lo que construye, y su disputa por el sentido.

La importancia del barrio

«Si La Tribu existe –dice Alejandro–, es porque está inserta en un barrio y el vecino es parte de La Tribu. Nos gusta pensarnos como comunidad. Hoy es más difícil porque la ciudad se fue para arriba. Cada vez hay más vecinos que consumen el «quedate en tu casa encerrado y no salgas a la calle», y nosotros tenemos una visión distinta. Nos gusta estar en la vereda, juntarnos en el bar o que de vez en cuando un músico o una música salga al balcón y haga una serenata».

El último gesto solidario de los vecinos fue hace un mes, cuando la Agencia Gubernamental de Control clausuró el bar de «la casa». Si bien La Tribu tenía todo al día, los inspectores insistieron con dos trámites que estaban trabados por la burocracia del propio Estado y cerraron el lugar. Luego, desde Cultura pidieron disculpas a través de las redes sociales, pero durante diez días el colectivo no generó recursos. Ahora, esperan la multa. «No creemos que nos persigan a nosotros, sino a una forma de pensar la cultura en la Ciudad de Buenos Aires», concluye Laura.«

El festejo por los 30 años de La Tribu será con música en vivo y diferentes performances y talleres. El próximo sábado 22 de junio desde las 14, la calle Lambaré al 700 estará cerrada para que los vecinos, los integrantes del colectivo, de diferentes organizaciones y los oyentes puedan compartir una jornada distinta. «Estamos manija de que ese festejo sea sin techo. Con el viento en la cara. Al aire libre. En la calle», dice la invitación al público en general.

Tiempo Ar


Hacé tu radio

Por Ernesto Lamas *

El 19 de junio de 1989 nacía FM La Tribu. Pionera entre las radios comunitarias de Argentina fue creada por jóvenes universitarios de Ciencias de la Comunicación de la UBA, militantes de un frente amplio de izquierda que conducía el centro de estudiantes. El plan inicial consistió en poner al aire una agenda alternativa, pasar música que no sonaba en las radios y nuevas voces que accedieran al micrófono.

Tuvo en sus orígenes la intención de ser “la radio de los estudiantes”. Ese plan, que en teoría proponía que los futuros comunicadores tuviesen la posibilidad de gestionar su propio medio se transformó cuando la radio sumó vecinas, artistas, militantes sociales y gremiales, periodistas y académicos. La Tribu consolidó su identidad comunitaria en el barrio de Almagro, luego en la ciudad de Buenos Aires y a partir del desarrollo de internet con audiencias que interactúan desde distintas partes del mundo.

Se escribió mucho sobre La Tribu en estos 30 años. Para definir en pocas palabras su historia usaría las sonoras y polisémicas libertad y autonomía. Libertad para crear un medio, para ejercer el derecho humano a la comunicación, para abrir los micrófonos a quienes no tenían voz pública. Autonomía en la decisión de una línea editorial, en la construcción de condiciones que confrontan con las lógicas de mercado, en resignificar el concepto de comunicación.

“Si usted cree que las utopías no existen esta radio no existe” decía un spot de la época fundacional. Era utópico que un colectivo de jóvenes sub 25 lograse gestionar un medio sin fines de lucro y con contenidos alternativos con profesionalismo pero sin perder la experimentación jamás. Era utópico imaginar correr los límites de lo que los medios masivos planteaban como posible demostrando que todas las personas tienen derecho a recibir, buscar y difundir información. Sin saberlo cuando fundamos La Tribu –junto a otros medios comunitarios que surgían en el país– construíamos condiciones para que la ley de medios audiovisuales fuese aprobada 20 años después en 2009.

La Tribu radio y espacio cultural, centro de capacitación, bar, auditorio, teatro y fiesta en la calle. Desarrolló un área audiovisual y creó una biblioteca. Integra una red mundial y es madrina de radios campesinas y de pueblos originarios en el país. La Tribu fue a la escuela, al barrio, a la universidad. Y La Tribu es la radio después de la radio. Temprana productora de podcast desde 2005 y atenta a las plataformas y redes para estar en el aire de diversas maneras.

Medio de propiedad social cambió muchas veces de responsables, distintos protagonistas de varias generaciones se hicieron cargo de un proyecto que promueve la participación hacia adentro y afuera.

Cuando en 1989 los medios dominantes hablaban del “fin de la historia” La Tribu se presentaba como el último refugio del tercer mundo. Un espacio de resistencia a la concentración que venía. Un medio para discutir y disputar el lugar del emisor, alterar, provocar algo más que la escucha. Un medio que agitó al aire “¡apagá La Tribu y hacé tu radio!” y se propuso ser un proyecto colectivo para que lo cotidiano pudiese transformar las costumbres del consumo y de la indiferencia. La costumbre de considerar a la comunicación como un negocio.

La radio es imaginación y la imaginación es poder. La imaginación enfrenta a la normalidad. La normalidad es una operación sobre las cosas para pretenderlas inmodificables. Pero que te acostumbres no quiere decir que tenga que ser así. La Tribu cumple 30 años y es testimonio que lo excepcional puede existir y que su existencia nos transforma.

* Docente. Comunicador. Fundador de FM La Tribu

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