Mujer América

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Martha Elena Hoyos, el Bicentenario desde la canción femenina

Entre los varios documentos que han aparecido este año para conmemorar los doscientos años de la Independencia de Colombia, hay uno que involucra a la música de una manera original. Se llama ‘Mujer América’ y es el más reciente lanzamiento de la cantante, compositora e investigadora musical Martha Elena Hoyos.

Por Juan Carlos Garay

Entre los varios documentos que han aparecido este año para conmemorar los doscientos años de Independencia, hay uno que involucra a la música de una manera original. Se llama Mujer América y es el más reciente lanzamiento de la cantante, compositora e investigadora musical Martha Elena Hoyos.

En tiempos en que el disco, como vehículo de difusión de la música, pasa por una crisis de identidad, esta artista ha producido un álbum doble donde las 18 canciones se conectan bajo un mismo eje temático. Sí, eso que en los años setenta se llamaba “álbum conceptual” y que hoy resulta exótico para los adolescentes acostumbrados a oír canciones sueltas en las plataformas virtuales.

Martha Elena nació en el departamento de Santander, pasó parte de su infancia en el Tolima y desde hace varios años está radicada en el Quindío. Esa vivencia múltiple en lo geográfico la convierte en una gran conocedora del país, que ha estudiado desde las tradiciones musicales. De paso, ha organizado ya tres versiones del Encuentro Internacional de Mujeres Poetas ‘País de las Nubes‘ y ello ha repercutido en sus canciones, que poseen una compleja comunión con el universo femenino. Todas esas influencias alimentan su álbum doble.

Mujer América

Mujer América está dividido en dos partes. La primera, llamada “Historia y leyenda”, es un canto a nuestra tradición prehispánica. Martha Elena cuenta que la primera canción que escribió fue “Hilito de agua”, inspirándose en ese punto del Macizo Colombiano en que nace el río que los indígenas de la zona llamaban Yuma, y que nosotros conocemos como el Magdalena. Resulta encantadora la analogía: lo que habría de desembocar en un torrente de canciones nace con una melodía sencilla, de la misma manera que el hilito de agua va a convertirse en nuestro río más poderoso.

Pero la mayoría de las canciones de esta primera parte están dedicadas a lo que la artista llama “reconexión con nuestros símbolos femeninos ancestrales”. Las figuras de la tradición indígena van desfilando a través de composiciones como “Madre Bachué”, a partir del mito de origen chibcha, y “Waykamarintia”, que es un sentido retrato de la hija del cacique Calarcá. En consecuencia con la temática, las bases rítmicas y los arreglos de vientos están hechos con instrumentos autóctonos.

Y entonces llega el contraste con la segunda parte, llamada “Conciencia y libertad”. Aquí el período histórico que se evoca es el de la Colonia y la Independenciaj. Sabemos que en tiempos de la campaña independentista hubo música: sobreviven, por ejemplo, las partituras de las marchas llamadas “La vencedora” y “La libertadora”. Pero en la obra de Martha Elena Hoyos, más que una reconstrucción histórica, lo que hay es un ejercicio de la imaginación y la sensibilidad.

El centro sigue siendo lo femenino. Martha Elena le canta a las “estrategas, amantes, luchadoras, benefactoras” y la música también cambia: la pieza titulada “Manuela Beltrán” es un bambuco fiestero y la canción dedicada a Manuelita Sáenz se oye como un pasillo. Del indigenismo hemos pasado al criollismo en 18 canciones. El proyecto de “Mujer América” se hace entonces pertinente: su importancia radica en mostrar una perspectiva poco explorada de un período icónico de nuestra historia.

Revista Arcadia

 

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