Somos

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Sara Curruchich lanza disco sobre derechos indígenas en Feria Internacional del Libro de Guatemala

«En la música está, este rechazo al racismo, la discriminación, las divisiones y a esa violencia», dice la cantautora maya Sara Curruchich

La cantautora maya Sara Curruchich lanzó el sábado en Guatemala su primer álbum, con el que busca consolidarse como una voz de reivindicación por los derechos indígenas y contra la pobreza que impulsa la migración desde ese país centroamericano hacia Estados Unidos.

La joven de 26 años, nacida en la pobreza en el pueblo indígena maya kaqchikel San Juan Comalapa, al oeste de la capital, alcanzó un reconocimiento internacional tras la presentación de su primer sencillo “Niña”, en 2015.

Tras un tiempo de presentaciones en Europa y Estados Unidos, Curruchich presentará “Somos”, compuesto por 13 canciones en las que mezcla español y kaqchikel, y acompaña con su guitarra.

El repertorio incluye un abordaje del problema de la migración irregular desde países de Centroamérica hacia Estados Unidos, que se ha incrementado desde 2018.

“Es una recopilación de historias personales y colectivas que me han permitido fortalecerme, guiado, y tener un poco más de empatía sobre todo con los sucesos de muchos pueblos y sus luchas”, describe Curruchich a la AFP en una entrevista previa al lanzamiento, en la Feria Internacional del Libro de Guatemala (Filgua).

El álbum, que se gestó en los últimos cuatro años entre Guatemala, Francia y España, contó con la dirección artística del francés Gambeat, bajista del cantante Manu Chao.

Vestida con el traje de su pueblo, Curruchich dice que el nuevo trabajo está impregnado de colectividad y multiculturalidad, de los que surge su lucha.

“En la música está este rechazo al racismo, la discriminación, las divisiones y a esa violencia” que se genera por las discrepancias de identidad, agrega la joven de cabello largo y trenzado que se inició en la música con su padre, un músico empírico que falleció cuando era una niña.

Pobreza y migración

En su primer disco, la cantautora incluye en sus letras el tema de la migración, que ha llevado a miles de guatemaltecos a abandonar el país desde el año pasado. “Lo abordo sobre todo porque desde nuestras comunidades la desigualdad social es muy grande, y los índices de pobreza y desnutrición de niños son muy altos”, afirma.

Datos oficiales indican que el 59% de los 17,7 millones de habitantes del país viven en pobreza, pero ese indicador trepa al 80% en comunidades indígenas, que son el 42% de la población. Además, el 47% de los niños menores de cinco años padecen desnutrición crónica, el índice más alto de Latinoamérica, según la ONU.

“Es indignante y me da mucha tristeza porque la gente se ve obligada, en la necesidad de dejar a su familia, su casa, su manera de vivir, para buscar una vida digna”, dice la artista.

Pero en ese camino, se lamenta, muchos se someten a un traficante de personas, sin la certeza que llegarán a su destino, donde “son estigmatizados”.

Resistir

En Somos, Curruchich incluyó la canción “Resistir”, otro de un total de cinco sencillos que dieron reconocimiento, en la que reivindica la lucha por los derechos de las comunidades indígenas.

Según dice, es importante resistir en la “lucha para proteger y salvaguardar” los idiomas originarios como parte de la identidad.

Igualmente, busca con sus letras reflejar y reforzar un sentimiento la colectividad. Y hacer sentir a la gente “que estas canciones son una manera de fortalecer, articular, tejer una comunidad mucho más grande, sintiendo esa empatía por las luchas por la defensa de los derechos y de nuestras propias alegrías”, dice.

Curruchich también ha escrito canciones como un homenaje a miles de indígenas víctimas de masacres durante la guerra civil en la que el país estuvo sumido entre 1960 y 1996, y cuya barbarie sufrió su pueblo.

La Prensa


Somos de Sara Curruchich

Por Irma A. Velásquez Nimatuj

Sara hoy, el Wukub’ Tz’ikin te abraza con los colores de las cuatro esquinas del mundo, que aromatizadas con el humo de la mirra y el incienso de palito, en una base de copal blanco, copal de guacal, copal de tacaná, copal de ensarta y cuilco, terminan iluminadas en círculos de candelas rojas, negras, amarillas, blancas, celestes y verdes que se convierten en el hilo comunicacional que te lleva a compartir con el mundo, a través de tu exquisita y profunda voz, tu experiencia de ser una talentosa joven kaqchikel, que canta a su tiempo y a sus contradicciones con creación, conciencia, coraje y profunda ternura.

Si, esa ternura presente en tu franca sonrisa que traspasa la vanidad efímera del momento que dejan los aplausos y las fingidas congratulaciones o en tus radiantes ojos que graban escenas de tu pueblo, de los pueblos que recorres y que traduces en notas musicales que muestran las singularidades de las culturas mancilladas pero que tú enalteces con excepcional creatividad.

Ternura presente en tu largo cabello negro, herencia de tus abuelas y tu madre que te cantaban en la cocina, alrededor del trebe, en el troje, durante la tapisca o en las tardes de telar, mientras el ixcaco iba siendo domado para terminar convertido en la base del original huipil de fiesta de tu pueblo o en tus largos dedos que dominan con magistral conocimiento las clavijas y cuerdas de la antigua guitarra de tu padre, que hoy es la vara que protege tu camino.

Hoy se complementan el Wukub’ Tz’ikin con el Oxlajuj de Somos y no es casualidad, tú lo sabes, sino es la la energía que traen consigo los impares que guiados por el Tz’ikin de la doble mirada, hacia el ayer y hacia el mañana de manera simultánea pero desde el presente, quienes se convierten en tus guardianes para que sigas mostrando el arte de las y los jóvenes mayas, tan despreciados en su tierra, obligados a huir para buscar consuelo a donde tampoco los quieren, por eso, los devuelven sin aliento.

¡Canta Sara! muéstrale al mundo el potencial de Somos, que es también el potencial de tu pueblo y de los jóvenes mayas contemporáneos.

El Periódico

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