Nodal Cultura fue premiado en Ecuador

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El editor de Nodal Cultura Daniel Cholakian recibió un premio por su cobertura en la 4° edición del Festival de Artes Vivas de Loja, Ecuador. El mismo corresponde al concurso de Periodismo y Fotografía «Más tuyo que nunca», que lleva el lema que dio identidad a la edición 2019 del festival.

Se trata del encuentro de artes escénicas más importante del Ecuador. Las y los lectores de Nodal Cultura pudieron seguir su desarrollo entre el 15 y 24 de noviembre pasado en nuestro portal y redes gracias a la invitación que recibió nuestro editor por parte de la organización,

La organización del FIAVL 2019 invitó también a los periodistas presentes a participar del concurso de Periodismo y Fotografía convocado por el Ministerio de Cultura y Patrimonio de Ecuador. El mismo tiene la finalidad de «incentivar el periodismo y la fotografía alrededor de la cultura y las artes vivas. El objetivo es visibilizar nuevos referentes periodísticos y fotográficos en el campo de la cultura por lo que busca la mejor cobertura informativa y mejor fotografía que cubran el FIAVL 2019

En ese marco Daniel Cholakian, editor de Nodal Cultura, fue premiado por la cobertura periodística realizada para nuestro sitio. El premio fue concedido a la mejor cobertura periodística a propósito de la nota “FIAVL 2019: Primeras imágenes del teatro ecuatoriano” publicada el pasado 19 de noviembre.

Celebramos el reconocimiento, que es un nuevo estímulo para continuar en la construcción de Nodal Cultura.

A continuación reproducimos la nota por la cual fue premiada Nodal Cultura

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FIAVL 2019: Primeras imágenes del teatro ecuatoriano

Por Daniel Cholakian – Nodal Cultura

Pasado el primer fin de semana, que fue largo porque el lunes 18 se celebraron los 199 años de la independencia de Loja, los espectáculos ecuatorianos que se han presentado en el Festival Internacional de Artes Vivas, a excepción de Última carta de Úrsula, provienen de las 3 ciudades más pobladas del país: Guayaquil, Quito y Loja.

Miradas estas obras en conjunto, rondan alrededor de ellas algunas ideas que son de encuentro y a la vez de divergencia: el teatro clásico, la danza y el cuerpo del artista como tema o modo central de construcción dramatúrgica. Allí encontramos una actriz de teatro dramático clásico de nombre Sarah, mentando sin decirlo a aquella que hizo Hamlet y fue precursora, tendiendo puente con un texto clásico como “Yerma” de García Lorca. Propuestas que ponen en juego lenguajes escénicos diversos y se pueden pensar como teatro-danza, danza-performance y danza-teatro, aceptando aquí el caprichoso juego de poner nombres a las disciplinas. O dos obras bien diferentes donde el cuerpo de la actriz aparece en el texto dramático como eje en la primera y otra donde el cuerpo de la performer funciona como espacio de explosión de la tensión dramática. Y por allá, en el fondo de las tardes lojanas, apareció una interesante sorpresa.

De todos modos son líneas que, como hilos casi invisibles, nos permiten organizar esta reseña más que dar cuenta de la escena ecuatoriana que, hasta acá, se muestra diversa y divergente. Hemos presenciado montajes tradicionales y búsquedas de real riesgo que probablemente solo dialoguen en estas páginas para ordenar la presentación.

Desde esta suerte de juego observamos algunas de estas propuestas tan diversas.

Breve recorrido por las obras: La inmortal

La inmortal

En La inmortal Pilar Tordera Sáez propone un largo monólogo sobre el cuerpo inmóvil e incompleto de una actriz, que dejó en la escena una pierna y toda su vitalidad. La obra da cuenta de escenas en la vida pasada y presente (y porque no futura) de Sarah, la actriz clásica, en relación con su cuerpo inerte. Pero en la puesta ese cuerpo, que es la herramienta básica del actor en la escena, queda borrado y el trabajo actoral se carga sobre la presencia de la voz a partir de un texto algo retórico. He ahí una cuestión problemática en el trabajo ¿con qué gesto de su cuerpo habla la protagonista para contar la historia del cuerpo de Sarah, la actriz paradigmática que trabajó hasta dejarlo todo?. El cuerpo de Tordera Sáez en la escena parece contradecir al texto de base y luce como inhabitado de toda potencia dramática.

Conmigo

Donde el cuerpo asume un lugar central para la propia estética de la propuesta es sin dudas en la performance. Es donde arrojado a lo contingente para convertirse en el campo del acontecimiento. Así lo entiende Sofía Barriga y asume ese riesgo.

Su obra Conmigo surgió, según contó ella a Nodal Cultura, de una suerte de recopilación de solos de danza que había realizado en los últimos quince años. Pero esos solos creados en tiempos y lugares diferentes parecen pensados para un espectáculo nuevo creado como tal. Esto habla de que a lo largo de sus trabajos Barriga ha ido construyendo un discurso que encuentra acá madurez dramática, contada a partir de un trabajo corporal comprometido y autoconciente. Bailarina clásica, especialista en Contact improvisación, con estudios en danza butoh, además de haberse perfeccionado en performance en Buenos Aires y ser acróbata por naturalez, Barriga cuenta con un registro actoral que recupera al del clown y posee hasta cierta gestualidad “chaplinesca”. Así hace que lo circense, que no es parte de su formación, esté en un primer plano en casi toda la obra.

Conmigo

Conmigo es una apuesta fuerte. Barriga además asume la desnudez de su cuerpo desde una concepción por la cual este funciona como una suerte de grado cero de la persona. Así en la escena está puesto en tensión con la Historia humana, con el desastre ambiental, pero también con un tiempo que nos separa de placer, nos dispara al consumo, a la convencionalidad en un mundo que camina cabeza abajo. El cuerpo está allí solo.

Sofía Barriga asume el desafío de ponerse en medio de este mundo, yendo del génesis al vacío, sin mediación alguna. Pero lo hace, como corresponde en la performance, recorriendo el camino en cada presentación. Y rompe la cuarta pared para interpelar al espectador. Allí la la propuesta funciona de un modo impecable: el espectador deberá ver que hace con lo que se lleva de allí, aquellos los desechos que lo sobrevivirán aun mucho tiempo después de cada función. Conmigo es el mundo en un encuentro con ella, su creadora. Pero también es con nosotros.

Yerma

Yerma

Lo que era una referencia a lo clásico en La inmortal, por su tácita referencia a Sarah Bernhardt, es concreto en el montaje que realizó el grupo Átomo Danza Teatro de Yerma. Aquí conviven, por momentos más armónicamente, por momentos más disgregados, los cuadros de baile con la actuación tradicional. El montaje respeta el texto original con algunas alteraciones pertinentes para subrayar el registro de la opresión patriarcal sobre Yerma, su deseo y su cuerpo. La propuesta de planos temporales que conviven en el espacio, entre la Yerma adulta encerrada y la joven esposa que soporta la trama central de la obra, atrae y por momentos funciona de un modo inteligente y poético. Pero tanto este logro, como la articulación poética entre la escena teatral clásica y algunos cuadros de baile que ambas Yermas protagonizan, no son una constante. El problema es que el texto también aquí, como de algún modo en La inmortal, termina teniendo demasiada preeminencia sobre el trabajo de la puesta y sobre la búsqueda escénica. Así la propuesta bajo la dirección del César Alvarado y César Vera Santos termina siendo irregular, con momentos poéticos y festivos, y un trabajo ceñido a la recitación que no parece tener demasiado para agregar a un texto de la potencia de García Lorca.

¿Dónde está tu niño?

Inquietante podría ser la palabra justa para describir el comienzo de ¿Dónde está tu niño?. Las formas sonoras y el diseño audiovisual donde se sobreimprime la acción de los actores en esos primeros momentos genera inquietud en el espectador. Pero luego la obra no avanza más allá. Alcanza algunos interesantes momentos de poesía a partir del trabajo con los objetos que pueblan la escena: varias cajas y un muñeco que interpela desde la niñez a los actores / personajes. Sin embargo, la repetición de los gestos y la dinámica y el uso desangelado del audiovisual en sentido narrativo hacen que aquella inquietud inicial no logre encontrar desarrollo dramático a lo largo de la obra.

La sorpresa

“Frágil trasbordo de un reflejo” el muy buen trabajo de Karyna Ochoa Reyes, Andrés Andrade Loor y Kevin Parreño Alvarado, sorprendió por su precisión, su inteligencia y un sentido rítmico que no ha sido común en este primer conjunto de obras. Pero sorprende más al saber que los tres actores, como explicó el director y maestro Juan Coba Caiza, surgieron de un taller universitario. El elenco está compuesto por una comunicadora, un psicólogo y un abogado. No son actores profesionales ni ser formaron para serlo. Sin embargo manejan con precisión todos los recursos: el registro dramático tradicional, el trabajo con la voz, la destreza acrobátiva y el manejo de objetos en la escena.

Frágil trasbordo de un reflejo

La obra fue la ganadora de la Franja Estudiantil del FIAVL 2018 y por eso se ganó un lugar en la sección “In” de esta nueva edición. Sobre una dramaturgia colectiva sólida, donde los planos de tres relatos se intersectan a partir de la propia dinámica en la escena, la obra cuenta de aquel momento de la vida de un joven en que asume su deseo, confrontando con el mandato familiar. Para ello la puesta opera con espacios dramáticos definidos, un escenario que se multiplica a partir de un trabajo detallista de las luces y las sombras y se amplía hacía afuera con las voces que dialogan en off con los personajes. El espectáculo es una pequeña pieza de precisión teatral lograda con pocos recursos muy bien trabajados. Pocos recursos, que en este caso, no es lo mismo que escasos.

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