#DANZAFUERA2020: «La danza está encontrando una forma de participación política»

DANZAFUERA se desarrollará entre el 9 y el 21 de marzo de 2020

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Por Redacción Nodal Cultura

La sexta edición del Festival internacional de danza contemporánea, performance y acciones transdisciplinarias, DANZAFUERA, se desarrollará en la ciudad de La Plata, en Argentina, entre el 9 y el 21 de marzo de 2020.

“Por primera vez la programación incluye una actividad producida por nosotras mismas. A partir de las experiencias de caminatas y derivas urbanas que realizamos en las últimas ediciones, en esta hacemos una convocatoria colectiva, bajo el hashtag #coreografiasdelaciudad, invitando a enviarnos videos en los que consideren que se está dando una coreografía urbana. Pensamos la coreografía urbana como las formas del movimiento propias de la ciudad, del territorio en que nos movemos cotidianamente”, explicaron a Nodal Cultura sus organizadoras.

En esta edición reunirá a unos 150 artistas de Argentina, Bolivia, Brasil y Uruguay y transformará a la ciudad, capital de la provincia más importante de Argentina, en un gran escenario urbano a cielo abierto reuniendo diversas propuestas de artes escénicas.

Además de los espectáculos públicos, DANZAFUERA pone el foco en los procesos de investigación que toman al cuerpo y al lenguaje del movimiento como principal soporte y medio. “El crecimiento de este año en todas estas experiencias de creación in situ viene de la mano de haber decidido aplicar a fondos de financiamiento específicos para eso, en mayor medida que a financiamientos para el festival en sí. Los apoyos que recibimos de Iberescena y de PAR (Programa de Apoyo a la Realización Artística de la UNLP), fueron para ello y nos permitieron generar mejores condiciones para desarrollarlos”.

Nodal Cultura dialogó con Constanza Copello, Jorgelina Mongan, Mariana Sáez y Julieta Scanferla, integrantes del Colectivo Danzafuera. Ellas contaron las novedades para esta séptima edición, el crecimiento de la danza dentro de las disciplinas escénicas, la relación con el público y el lugar que la danza y la performance han tenido en las rebeliones populares que se están desarrollando en las calles de América Latina.

¿Cuáles son las novedades de esta edición de Danzafuera? 

Una novedad de este año es que apostamos a darles aún más lugar a los procesos de residencia y de creación in-situ. Si bien es algo que sostenemos desde el inicio del festival, en cada edición fuimos dándoles distintas formas y probando distintas estrategias y modalidades. Y fuimos también afirmando que es el camino que nos interesa recorrer. Es ahí donde encontramos nuevas preguntas y nuevas respuestas sobre la danza y el cuerpo en relación al espacio urbano y a nuestro territorio específico.

En esta edición contamos con dos artistas internacionales, Calu Zabel de Brasil y Tatiana Ortubé de Bolivia, que vienen desarrollando investigaciones escénico-performáticas sobre el espacio urbano, que llevarán adelante dos procesos de residencia intensiva, trabajando con artistas locales durante dos semanas.

A eso se suma el taller Por onde andan os porcos, coordinado por Iara Kildery, también de Brasil, en el cual se desarrollará un proceso de investigación y montaje con apertura al público.

Florencia Vecino realizará una nueva versión de su performance Posa, trabajando con artistas locales y tomando como espacio de acción el tren universitario.

Hace un año hablamos de dos temas que son dinámicos que parecen importantes para Danzafuera: los públicos y la danza, como la disciplina menos valorada por la historia del arte por estar vinculada a lo femenino. ¿Hay cambios en relación con esto en los años en los que realizan el festival?

Creemos que hay algo que se está moviendo y que algunas asociaciones rígidas (como la de la danza a lo femenino), se están cuestionando. Hoy por hoy es más fácil (o un poco menos difícil…) que quienes se perciben como varones puedan acercarse a la danza. Además, la danza y la performance (como otras prácticas que tienen que ver con el cuerpo y el arte) son espacios que permiten la exploración poética en torno al cuerpo y sus identificaciones, incluyendo las sexo-genéricas.

Justamente por eso, en esta edición tendremos un espacio de debate sobre esta temática, al que llamamos IIN-FEST-AC(C)IÓN contagios entre prácticas artísticas y activismos, en el que estaremos conversando sobre estos temas junto a performers y activistas de la disidencia sexual y de género. De algún modo este se deriva del espacio que inauguramos el año pasado, y que fue la mesa HASTA ABAJO. Intercambio de experiencias y saberes para tirar el heteropatriarcado, que nos dejó con muchas preguntas abiertas y ganas de seguir encontrándonos y compartiendo experiencias, estrategias y posicionamientos en relación a los modos en que habitamos el espacio público y tramamos complicidades y cercanías.

El festival nació con el deseo de trasladar la danza contemporánea a las calles y así integrar otro tipo de públicos, pero cada año nuestras preguntas por la calle y la relación con la danza fueron variando, y eso también modifica la forma de vínculo con el público. Pasamos por experiencias más vinculadas a la concepción del espacio urbano como escenario, otras vinculadas a la intervención de los espacios y otras vinculadas a las derivas que la propia ciudad propone. Cada una de estas pone en distintos lugares al público, o construye distintos públicos y relaciones con ellos, y es algo sobre lo que nos seguimos preguntando.

En esta edición habrá elencos de Argentina, Brasil, Bolivia y Uruguay. Si bien intentar pensar la danza latinoamericana a partir de las experiencias que se pueden presentar en un festival sería cuanto menos imprudente, ¿hay posibilidades de que podamos encontrar algunas claves de lo que ocurre con la danza en la región? 

Antes que nada es necesario aclarar que nosotras no trabajamos con todas las danzas, partimos desde la danza contemporánea y el abanico de posibilidades que en ella se despliegan.

Se nos ocurre que podemos hacer el ejercicio de hablar de estas “claves” teniendo en cuenta  el trabajo curatorial que hicimos para esta séptima edición. Encontramos muchas propuestas que indagan en relación a temáticas de género, abordadas desde distintas miradas. Vuelve a estar el desnudo en primer plano, tanto en propuestas más formales como en otras que juegan más con el erotismo y la sensualidad. Hay mucho trabajo de desplazamiento del cuerpo por estados, muchos de los cuales se acercan a la animalidad. Y es recurrente también la investigación en torno a la identidad y la subjetividad. En diálogo con estos ejes, las propuestas de Bruno Brandolino y Iara Kildery abren preguntas sobre las (in)determinaciones de nuestros cuerpos, sus bordes y sus potencias; y sobre las posibilidades de otros cuerpos (o de nuestro cuerpo de ser otro/s).

Otra clave, tiene que ver con la apertura de prácticas, es decir, experiencias que se proponen compartir procedimientos de trabajo para la creación escénica. Las residencias de creación que integran el Festival este año van en esa línea y también los trabajos de Iara Kildery, de Natalia Tencer y de Florencia Vecino ponen en primer plano los procedimientos creativos.

Otras cuestiones que venimos observando a partir de la curaduría, es que en Brasil hay un amplio desarrollo de las obras, intervenciones y performances en el espacio público urbano, que lo toman no sólo como escenario, sino como objeto y tema de indagación, algo que venimos notando cada vez más en países como Colombia y México, y más recientemente, en Chile.

Pensando que hoy en América Latina el espacio público es un lugar de lucha y resistencia ¿la danza ha encontrado una forma de participar desde el arte en estos movimientos? ¿Podremos ver algo de esto en Danzafuera?

Que la danza ha encontrado como participar en esos movimientos ha quedado muy claro en el último tiempo. Quizás la performance de “Las tesis” o las intervenciones del tipo “el que no baila no pasa” en Chile, sean algunos de los ejemplos más claros. Nos hicieron pensar mucho en las formas de ocupación del espacio público que proponemos desde el festival, donde lo político se juega de distintas maneras en el cruce con lo poético. Y nos interesa pensar que no solo  muestran que la danza está encontrando una forma de participación política, sino también que la danza está más cerca de nosotros de lo que quizás creemos y que mucho de lo que hacemos puede ser pensado en términos de danza o de coreografía.

Esta propuesta que vamos a llevar adelante en esta edición de #coreografiasdelaciudad tiene un poco que ver con esto, con entender la danza en relación a lo que ya sucede en la calle, y si en las calles, está la lucha y la resistencia. Las coreografías de la ciudad tendrán que ver con eso también.

Estas formas de vinculación entre la danza contemporánea, el espacio público y las luchas y resistencias de nuestros territorios repercuten también hacia el interior del propio campo de la danza, en la forma de preguntas sobre qué es danza, cuáles son sus espacios y modos, y qué es ser bailarín o bailarina.

DANZAFUERA desarrolla todas sus actividades con entrada libre y gratuita. La programación completa puede consultarse en su sitio oficial

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