Nodal Pregunta | Bashe Nuhem, comunicadora y documentalista Qom: “Hoy no solamente nos animamos, también desafiamos”

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Por Clarisa Busemi para Nodal Cultura

Las mujeres de los pueblos originarios desde hace tiempo  supieron organizarse y siguen fortaleciendo sus redes para potenciar sus demandas, animar al resto de sus hermanas a alzar la voz y quitarles el estado de tabú a temáticas como el abuso o la lucha por sus derechos. El 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de las Violencias hacia las Mujeres, en diálogo con Nodal Cultura, Bashe Nuhem, realizadora audiovisual Qom y trabajadora de la Radio Sayaten, en Castelli (Chaco, Argentina) reflejó alguna de sus vivencias en torno a la temática de géneros, la disputa en sus tierras y los obstáculos a las que son sometidas.

Cuando Bashe Nuhem nació la anotaron como Mónica porque su nombre, que en lengua qom significa espíritu del monte, no figuraba entre las opciones disponibles para estampar en los registros oficiales.

Vive en Castelli, el portal de El impenetrable (Chaco, Argentina), “el foco del conflicto de los desmontes”,  como ella misma lo describe, y pertenece al pueblo Qom, una de las naciones de pueblos originarios del nordeste argentino.

Es a la vez documentalista y una de las organizadoras del Festival de Cine Indígena que viene gestándose desde 2008, y que ya cuenta con más de 200 cortometrajes elaborados por sus propios protagonistas: los pueblos originarios. La iniciativa se configura como el primer proyecto a nivel nacional narrado “donde se tejen nuevos paradigmas de comunicación audiovisual para la comunidad indígena”, detalla.

Hoy trabaja en Radio Sayaten (saber en qom), en el pueblo donde reside y, a pesar de las desavenencias, resalta la energía que le provoca ver a sus hermanas decididas a contar sus historias. “Es un logro importante que las compañeras se planten  y se animen. Ya van a hacer dos años en los que están participan en la radio”, dice.

Las reacciones adversas por parte de los varones hacia el trabajo que ellas hacen en la radio desfilan desde el miedo de los maridos a que los abandonen, y al contenido de lo que ellas tengan para decir, a intimidaciones y una gran banalización por parte de sus comunidades. “La aparición de la iglesia”, sostiene Bashe,” eliminó prácticas culturales como el respeto hacia las mujeres”.

¿Cuáles son las temáticas que abordan en la programación radiofónica?

Desde mi caminar en el quehacer radiofónico veía pocas compañeras en los medios que hoy se animan a hacer radio desde su mirada y tocando temas que nunca se tocaban en la comunidad, como los abusos que hay. El tema del maltrato hacia nuestras mujeres es muy tabú, y en nuestros tres pueblos indígenas han sido silenciados durante años. Al mismo tiempo ellas desafían a sus hermanos que son pastores.

¿De qué manera se ejerce ese desafío?

Desafiarlos es decirles que las mujeres también pueden aportar su mirada desde su lucha, teniendo en cuenta que son las primeras en mantener la cultura, en el caso del idioma, o las comadronas, que saben mucho acerca de los abortos clandestinos. Por eso, hay un movimiento de mujeres indígenas que apoya la legalización del aborto, y hay otro que no. Entonces nosotros desde la comunicación visibilizamos los temas que nunca se tocaron.

¿Podés mencionar algunos de esos temas?

El caso de las niñas indígenas, que a temprana edad las obligan a parir, que en muchos casos son abusadas por parte de sus padrastros. Nos dicen que son temas complejos y que no habría que tocarlos. Sin embargo, no se debate en profundidad lo que es el derecho del niño, o nuestros derechos. Hoy las mujeres, a través de las herramientas radiales y audiovisuales, se están animando a decir “Nosotras también queremos hablar”. Y al mismo tiempo, no solamente se animan. No es fácil porque suelen llegar intimaciones. Solemos ser el punto de burla por parte de los hombres.

En ese camino de la comunicación, ¿de qué forma se presenta lo personal?

En mi caso padecí un abuso y me costó años romper ese miedo. Entonces entiendo que muchas veces las compañeras dicen que es costoso hablar. Pero estamos convencidas de que desde la radio y de la comunicación en sí podemos, más allá del reflejo, difundir la realidad. Nosotras lo que buscamos es que se nos respete y que no vuelva a ocurrirle eso a las niñas. El movimiento de las mujeres es una marea que va creciendo y fortaleciendo a todas. Ayuda mucho escuchar a otras compañeras de otros países.

¿Cómo articulan desde El Impenetrable las redes con otras mujeres indígenas?

El 5 de septiembre, que fue el Día Internacional de la Mujer Indígena, estuvimos participando en un encuentro virtual con casi 200 organizaciones indígenas desde Canadá hasta La Patagonia. Allí todas denunciamos lo mismo: que basta que decidan por nosotras, basta de amenazas, de seguir agachando la cabeza. Y más allá de que nosotras no pretendemos demostrar nada, porque los hechos ya cuentan, sí queremos que vean nuestro potencial porque hay una parte de las mujeres que se declara feminista porque esa palabra es tabú dentro de las comunidades.

¿Por qué es tabú la palabra feminista al interior de las comunidades?

En el caso Wichís, por influencia de la iglesia católica y en el caso, tanto Mocoví como Qom, la iglesia cristiana o evangélica tiene esta mentalidad de que la palabra feminismo proviene de brujas, hilándola hacia el mal. Entonces, teniendo en cuenta lo que dice la biblia, dicen que estos tabúes provienen del mal y van en contra de que manifestaba Jesús, y que para ser celestial uno no debe convertirse ni en feminista, ni mucho menos que nuestra voz retumbe. El tema de las diversidades sexuales también es un tema tabú, y de los compañeros que tienen otra inclinación sexual. También hay que empezar a hablarlo y a romper esa cuestión de discriminarnos entre nosotros por tener una elección diferente. Incluso hasta llegué a escuchar que en el movimiento feminista todas éramos lesbianas.

 ¡Cómo si fuera que eso es una agresión!

(Risas) Ni hablar. ¡Olvidate!

Algunas corrientes de pensamiento sostienen que el feminismo nace de la academia y que, por lo tanto, es un término occidental con el que las comunidades de los pueblos originarios no se identifican porque no tienen que ver con sus cosmovisiones ¿Qué posición tenés con respecto a eso?

Las academias son las academias. En el caso de las luchas feministas, si bien nosotras decimos que puede ser que venga de lo académico, hay que tener en cuenta que la mujer no se convierte en feminista de la noche a la mañana. Si uno plantea que esa visión no es nuestra, cómo se explica que las mujeres indígenas empiecen a participar y a decir “nosotras podemos”, ¿acaso eso no es feminismo? ¿No es feminismo decir “tu lucha es mi lucha?”. Me parece que nos quieren hacer caer en que, como somos diferentes, no debemos ser feministas. Y me parece que es un error.

¿Cómo se implementa lo intercultural en el proceso de judicialización de denuncias por delitos contra la integridad sexual?

Primero se pone en conocimiento a las entidades que se ocupan de estos temas teniendo en cuenta que las comunidades en Chaco hoy tienen una representatividad dentro del Poder Judicial, cosa que no pasaba anteriormente. Este tipo de iniciativas es única en el país. Hoy Chaco cuenta un área específico del tema indígena, con traductores indígenas que actúan cuando se pone en conocimiento este tipo de situaciones. Además, está el área sumamente importante, creado en junio de Verónica Huilipán (dirigente mapuche y coordinadora de Abordaje de la Violencia por Razones de Género contra Integrantes de Pueblos Indígenas dependiente del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad). Allí también podemos empezar a denunciar. Para nosotras es una victoria contar con ese espacio y, sobre todo, que Verónica lo esté ocupándolo con quien venimos trabajando hace mucho.

En tu DNI figura Mónica Charole pero tu identidad es Bashe Nuhem, ¿cómo es ese tema?

Es una lucha bastante larga porque, en realidad, Mónica es el nombre aceptado por parte del sistema que no considera nuestros nombres como “normales”. Y jamás voy a entender qué es un nombre “normal” y cuál uno anormal. Nosotros, los pueblos indígenas, tenemos que soportar que se nos niegue nuestra propia identidad como es el caso de nuestros nombres. Por eso, aceptar mi nombre fue empezar a liberarme. Celebro que muchos compañeros me llamen por mi nombre indígena porque me fortalece. Soy indígena, soy qom. Y, si es mi identidad, ¿por qué debería negarla?

Debate intercontinental mujeres indígenas: “Tenemos que unir fortalezas, sabidurías y estrategias”
En la antesala del 25N, mujeres indígenas de todo el continente americano que se enfrentan a las diferentes violencias desde sus propios campos, se reunieron en un diálogo virtual denominado: «Mujeres Indígenas de las Américas delineando estrategias contra las violencias». El panel estuvo compuesto por Annita Lucchessi (pueblo Cheyenne, Estados Unidos); la abogada, Ana López Sales (pueblo Maya, Guatemala) y la comunicadora, Eliana Champutiz Ordóñez (pueblo Pasto, Ecuador).
Entre las principales demandas del sector surgen la creación de un Registro de casos de violencia hacia mujeres y niñas indígenas, el acceso justicia intercultural y el rol de los medios frente a sus realidades.
Anita Lucchessi, Directora de Instituto de los Pueblos Soberanos insistió en la necesidad de crear un registro de abusos para abultar una base de datos que permita mayor alcance. “Sin datos no podemos ampliar esa plataforma que pide justicia”, expresó.
Por su parte, la Directora Ejecutiva de la Corporación de Productores Audiovisuales de las Nacionalidades y Pueblos-CORPANP, Eliana Champutiz Ordoñez, manifestó: “es importante la autorepresentación para poder generar los contenidos”, ya que las mujeres solo somos protagonistas de hechos de violencia en los medios y no en otros campos.
En torno a la pregunta de cómo acceder a una justicia intercultural, Ana López Sales reflejó su experiencia en Guatemala: “hemos sido excluidas en la defensa de los derechos individuales, la pobreza y el analfabetismo afianzan esas barreras. La mayoría de los operadores de justicia no hablan maya”, indicó.
A su turno, Norma Don Juan dijo: “tanto el colonialismo como el patriarcado afectan porque van organizando las relaciones de poder tanto afuera de nuestros pueblos como adentro”. Y agregó: “El feminicidio se articula para impedirnos construir un proyecto de vida”. Y completó: “Hablamos de las violencias necesitamos nombrarlas y actuar contra ellas. Tenemos que hacerlo desde lo personal, lo comunitario y hasta lo global”.
También participó Tarsila Rivera Zea, miembro del Foro Permanente de ONU para Asuntos Indígenas fundadora del Centro de Culturas Indígenas del Perú, (CHIRAPAQ). La activista quechua señaló: “Compartamos la necesidad de erradicar las violencias construyendo y desarrollando nuestra propia capacidad de propuesta, articulando y encontrando la mejor forma de erradicar sensibilizando a unos y otros tocando los corazones y las mentes de quienes deciden”.
Las activistas sostuvieron lo primordial de repensar toda la matriz del conocimiento que se tiene acerca de las comunidades. “Hay que dejar de romantizar ciertas acciones dentro de las mismas comunidades. ¿Es realmente una cuestión cultural que mujeres menores de edad tengan que casarse?”, se preguntaron. Todas concluyeron con que el trabajo colectivo las fortalece como personas, reivindicaron la juventud que retoma sus identidades indígenas en la búsqueda constante de ser “libres de poder vivir”.
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