Bolivia: la festividad del Gran Poder busca ser patrimonio cultural de la Humanidad

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Gran Poder, la fiesta Mayor de Los Andes, se desarrolla con 65 fraternidades

La sede de Gobierno está de fiesta, pues hoy celebra una nueva entrada en honor al Señor Jesús del Gran Poder, una de las festividades culturales más importantes del occidente del país.

Con el ingreso de la fraternidad Suri Sicuri de la Comunidad Italaque 3 de Mayo a las 7.00 comenzó la entrada de Gran Poder 2015. Más de 35.000 bailarines de 65 fraternidades mostrarán  su fe, agradecimiento y cultura a lo largo del recorrido que une las zonas Los Andes, Garita de Lima, Rosario, San Sebastián y parte el centro de la ciudad de La Paz.

La sede de Gobierno está de fiesta, pues hoy celebra una nueva entrada en honor al Señor Jesús del Gran Poder, una de las festividades culturales más importantes del occidente del país.

La Fiesta Mayor de los Andes busca postularse como Patrimonio de la Humanidad. “Vamos a poner imagen de marca país: Bolivia te espera. Es la primera vez, porque antes solo acompañaba al Carnaval de Oruro”, explicó Javier Escalier, secretario municipal de Culturas de La Paz.

El alcalde electo por La Paz, por segunda vez, Luis Revilla ya ingresó con la fraternidad los Catedráticos.

El presidente Evo Morales y el vicepresidente Álvaro García Linera participaron en la tradicional fiesta del Gran Poder. El Jefe de Estado bailó algunas danzas tradicionales y afirmó que debe blindarse el patrimonio del pueblo boliviano, según ABI.

«Es importante mediante la Asamblea (Legislativa) blindar el patrimonio del pueblo boliviano, en especial del pueblo paceño», remarcó al llegar al palco oficial que se encuentra en la céntrica avenida Camacho.

«Nos hemos escapado (de las actividades gubernamentales) al Gran Poder para compartir esta gran fiesta del pueblo paceño», agregó.

Como es habitual, los danzarines le entregaron obsequios y pugnaban por tomarse una fotografía con los dos mandatarios.

La festividad del señor Jesús del Gran Poder es tradicional y costumbrista de la ciudad de La Paz, desde 1922, y tiene su origen en la populosa zona del Gran Poder, del barrio de Ch’ijini, según la agencia de noticias ABI.

El recorrido comenzó en la calle Baptista, para luego continuar por las calles y avenidas Garita de Lima, Tumusla, Buenos Aires, Vicente Ochoa, Antonio Gallardo, Sagárnaga, Illampu, Pando, Montes, Mariscal Santa Cruz, Camacho, Simón Bolívar, y concluirá en  el estadio Hernando Siles, en Miraflores.

La Razón

El Gran Poder se esmera para ser Patrimonio

«Ojo cerrado / te he querido”, coreaban bailarines, público y hasta el Vicepresidente    al paso de las morenadas que participaron ayer  en  la Entrada del Gran Poder. Bloques de hasta 500 mujeres de pollera, cubiertas con elegantes mantas y ostentosas joyas, lucieron orgullosas   su tradicional vestimenta, sin escotes ni transparencias. Este año la fiesta se postulará ante la Unesco para ser Patrimonio.

«Tuvimos una primera media jornada exitosa. La preocupación que  teníamos ante posibles tergiversaciones al traje de la Chola Paceña  ha quedado en el olvido. Ningún bloque de mujeres ha mostrado trajes con escotes que tergiversen el vestuario tal como se merece la fiesta para tener el título de Patrimonio de la Humanidad”, comentó mientras se movía al compás del bombo, el secretario municipal de Culturas, Javier Escalier.

En el palco central, con el mismo entusiasmo que Escalier, luego de bailar con dos bellas chinas morenas y tocar los platillos con una de la bandas  el vicepresidente  Álvaro García Linera  dijo que se debe trabajar bastante y apoyar en lo que se pueda para que al igual que el Carnaval de Oruro, el Gran Poder  logre ser un Patrimonio de la Humanidad.
«Ésta   fiesta es parte de las raíces del paceño que una vez al año se viste de colores para decirle al mundo: ésta es La Paz, es cultura y creación. Se merece ser patrimonio”, dijo.

De fondo se escuchaba el crujir de las matracas que competían en originalidad por el esmero de cada fraternidad. Unas tenían forma de coches o televisores antiguos y otras pedían Mar para Bolivia. Los «turrilitos” de la morenada escondían su cansancio tras las brillosas máscaras de ojos grandes y labios prominentes que muerden una  pipa.

Bajo el radiante sol, en la avenida  Montes una docena de jóvenes de la fraternidad Wacas Aymaras de Bolivia, ataviados con trajes de kusillos,  saltaban  de izquierda a derecha  alimentados por   los aplausos de los espectadores. El público animaba y disfrutaba de las acrobacias  que realizaba la tropa llena de la  picardía típica del personaje.

En  unas sillas cercanas con 11 polleras hechas en bayeta de la tierra, tres veces más pesada que la tela  sintética,  Carmen Saravia, víctima de los primeros calambres  por el peso de su traje, se frotaba las piernas para  continuar. «Tengo que hacerme pasar este calambre para cumplirle al Tata. Él va a permitir que llegue al final”, señaló.

En el recorrido miles de personas  gritaban y  bailaban en las graderías  armadas para la ocasión. Por cada asiento pagaron desde 25  hasta 50 bolivianos en  la Illampu o en la Camacho.

¡Fuerza, Gran Poder es patrimonio! gritaba un bloque de bellas caporalas  con botas de cascabeles y látigos en las manos   mientras con saltos ingresaban   al palco central.

Página Siete

Devoción y selfies a los pies del Tata

Miles de danzarines y músicos se sacaron fotos delante del templo y la imagen del Señor Jesús del Gran Poder. En las calles aledañas a la iglesia, cientos de personas compraban asientos para observar la Entrada.

Mientras María mueve las caderas al ritmo  de una morenada, su compañera Antonia deja de sonreír por  unos minutos y  fija su mirada en la imagen de  estuco del Tata Jesús  del Gran Poder, en la puerta del templo.

En medio del retumbar de los  bombos y  los platillos, Antonia hace la señal de la cruz y sin pensarlo dos veces se para delante de la imagen, saca su celular y posa para un selfie. «Esta fotografía  será mi recuerdo más preciado. El  Tata es muy milagroso y yo bailo por devoción”, comenta la mujer, que luce una manta  con  perlas.

Al igual que Antonia,   decenas de bailarines aprovechan su paso por templo  para sacarse  selfies a los pies de la imagen del  Señor, patrono de la fiesta del Gran Poder, que ayer convocó a más de 40.000 bailarines de 62 fraternidades.

En la estrecha calle donde se halla el templo,   los  bailarines hacen gala de   sus mejores pasos frente al  Tata, pero a cada minuto deben esquivar a los vendedores ambulantes y  a uno que otro devoto que desea tocar la túnica de la imagen.   «Quiero mostrarle mi gratitud”, dice  orgullosa  Guadalupe Chipana, de la morenada Los Intocables.

Los bloques de achachis morenos se sacan las máscaras y saludan con un ademán al Tata. Algunos se paran por unos minutos, ante la imagen y otros siguen el paso al ritmo de las matracas.  «Estoy  muy feliz de bailar por el Señor del Gran Poder”, dice Kasandra, parte de un bloque de bailarines travestis, que se roba las miradas   con  un elegante traje de chola antigua.

En los dos extremos  del  altar del Tata, decorado con flores artificiales y telas amarillas, hay más de cuatro fotógrafos, quienes esperan el paso de los bailarines para ofrecerles una instantánea  con el fondo de la imagen de   Jesús del Gran Poder. «Sáquese una fotito para el recuerdo. Vale sólo 10 bolivianos”, ofrece uno de los fotógrafos.

Los asistentes, sentados en las  estrechas graderías de madera, también aprovechan las pausas de los danzarines para sacarse una foto ,  en familia o en pareja,  delante del Tata. Algunos incluso se suben a  bancos o a  las graderías de los costados para posar con una  toma más panorámica.

Los extremos del altar de Jesús  del Gran Poder están rodeados de graderías de madera  de más de cuatro pisos. Al frente  hay hileras de sillas y bancos. «Pensamos  que ver la Entrada cerca del Señor  es un verdadero privilegio. Por eso, elegimos este lugar”, comenta Marco Sánchez, quien junto a familiares y amigos  observa  la Entrada en primera fila frente al templo.
En la esquina, a unos pasos del templo,   decenas de  periodistas y  camarógrafos de varios medios de comunicación se aglomeran  y entrevistan a los bailarines.

Concentrado, John Wara  baila altivo y luciendo  un traje de figura  de la kullawada Malkus Perdidos del Gran Poder. «Es mi tercer año. Me siento muy orgullo de participar en la gran fiesta de los Andes”, dice, mientras cautiva la mirada de los turistas.

Cuadras arriba, se escucha el retumbar de  las   matracas de los bloques de cholas de la  morenada Los Catedráticos. Sonriente, el  alcalde de La Paz, que será posesionado hoy, Luis Revilla y su esposa, Maricruz Rivera conquistan los aplausos del público. Más adelante, el exsenador Eugenio Rojas y el artista Roberto Mamani Mamani, quien luce una camisa pintada por él mismo,  llaman  la atención de la gente.  Entre la Buenos Aires y la Garita de Lima,   los bailarines corren para alcanzar a su fraternidad. «Me he atrasado un poco”, dice Óscar, vestido de caporal.

Antes de doblar la esquina para ingresar a la calle del templo, varios de los músicos, en especial los más jóvenes, arreglan sus cabelleras peinadas con espray y brillos de colores. Ni bien llegan ante el Tata, sacan sus celulares y posan delante de la imagen. La actitud  de los muchachos es repudiada  por los músicos más viejos,  quienes los observan molestos y pasan erguidos delante del Tata como señal de respeto.

Página Siete

 

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