«Urbanofobia» en Panamá City

1.676

Unos trazos aquí y otros más allá, unas flechas al norte y otras al sur, diseños borrosos por doquier. Es la ilustración del ir y venir de la mancha urbana de la capital de Panamá plasmada en la portada del libro Urbanofobia, una obra que llegó hace poco a los estantes de venta y que recorre el caos pasado, presente y futuro de una ciudad que crece al libre albedrío.

Pablo García de Paredes, arquitecto panameño, de 29 años y autor del libro, lo resume así: «el Plan de Desarrollo Urbano de las Áreas Metropolitanas del Pacífico y del Atlántico vigente es una propuesta que tiene ya un par de décadas, y sus conceptos y criterios fueron pensados a 2020; expira en cinco años, y no se conoce el estudio de planificación que le relevará».

«Al leer el plan aún vigente, prosigue García de Paredes, es evidente confirmar que sus lineamientos no se han seguido, pero ¿qué le espera a la ciudad capital si ni siquiera hay un documento que establezca un proyecto urbano a seguir?».

El arquitecto egresado de la Universidad de Belgrano, de Buenos Aires, Argentina, se hace la interrogante luego de consultar a las autoridades pertinentes por el Plan de Desarrollo Urbano de 2020 hacia adelante y no recibir respuesta concreta. No aparece.

El problema

El desarrollo de la ciudad de Panamá estuvo condicionado por el “encierro” que le representaron la bahía, el Canal y el Parque Natural Metropolitano, al oeste, norte y sur, respectivamente.

No quedó otro camino que crecer hacia el este en forma lineal, como un gran corredor, de extremo a extremo. Y ese no es el modelo idóneo para pensar en una ciudad ideal, apunta García de Paredes.

“Las mejores ciudades deben tener un modelo circular, que permita tener muchas rutas de acceso y movilidad (…), pero el esquema lineal de Panamá y la falta de planificación han generado que el desarrollo se concentre en un extremo de esa línea urbana y llegar hasta ese centro desde el otro extremo, con solo un par de calles saturadas de vehículos, es un verdadero caos; es lo que vivimos hoy”, argumenta.

Centralización

El arquitecto hace hincapié en la falta de programación o en el caso omiso para crear un plan de desarrollo establecido.

«Se ha desatendido -dice-, y un resultado de esto es la centralización que hay en la ciudad capital: todas las entidades gubernamentales, el núcleo bancario, los comercios y los principales puntos de suministro de alimentos están de un lado de la urbe, en un radio de unos pocos kilómetros, y si muchos quieren o necesitan acudir a alguna de estas oficinas es el congestionamiento el resultado más lógico».

«Todos se empeñan en estar en el centro de la ciudad», insiste García de Paredes y propone que con la cantidad de personas que se han ido a residir en las afueras en áreas como Pacora o la 24 de Diciembre, ya sería viable construir y adecuar, por ejemplo, una sucursal del Mercado del Mariscos para que los miles de habitantes de esa zona no tengan que venir hasta el extremo de la avenida Balboa para comprar pescado.

Es un modelo que se puede ir replicando, asegura, para ir descentralizando la ciudad de Panamá.

Las torres

«Y como ya no queda mucho espacio para extender el alcance del concreto y el asfalto, la metrópoli se agranda hacia arriba en forma de torres, otra de las situaciones que representan un ‘dolor de cabeza” urbano, anota García de Paredes.

Cuando el sistema de casas en la ciudad se agotó, empezaron a levantarse los edificios, un proceso natural en el avance de un área metropolitana, pero el exceso de edificaciones ha contribuido a concentrar más personas dentro del mismo espacio, generando más congestionamiento.

Los que sufren

«Los principales afectados por todo el desorden de la urbe panameña son los ciudadanos, que deben levantarse, en muchos casos, a las 3:00 a.m., para tratar de tomar un transporte y llegar a su destino. Y se pondrá aún peor si la tendencia de desarrollo se mantiene», asegura el también administrador de empresas.

Llegará el momento en el que no se podrá sacar el vehículo si no se toman medidas. Y caminar, algo que debería ser un derecho ciudadano, no podrá ser una alternativa gracias a la falta de aceras y las distancias entre las viviendas (en las afueras de la ciudad, por ejemplo) y los puntos de trabajo (en el otro extremo citadino).

En una ciudad ideal todos deberían tener el derecho de caminar hasta su trabajo, hospital, escuela o supermercado. O al menos llegar al destino usando un medio de transporte eficiente. “Pero vemos que en algunos puntos se construyen cientos y cientos de viviendas lejos de las vías principales de transporte o hasta de un supermercado… El futuro Metro tendrá que pasar por sus casas para que su calidad de vida mejore”, señala.

¿Solución?

Por ahora no hay señales que indiquen que esta situación vaya a cambiar, ni a largo plazo. Como la ciudad capital no tiene más terreno para crecer, una solución que plantea García de Paredes sería empezar a construir modelos urbanos en el oeste, por ejemplo, y así descentralizar el núcleo urbano situado entre Ancón, Bella Vista, Betania, Pueblo Nuevo o San Francisco.

Y por supuesto, añade, hay que dar relevo al Plan de Desarrollo Urbano, que vence en 2020, o aplicarlo en caso de que exista.

Prensa.com

También podría gustarte