Falleció la orfebre y militante feminista chilena Amalia Chaigneau

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Por Marco Fajardo – Foto:  Rafael Edwards

La destacada orfebre y artista chilena Amalia Chaigneau fue inhumada ayer en el Cementerio General de Santiago, tras fallecer la madrugada del martes a los 93 años.

Chaigneau fue una destacada integrante del movimiento feminista, estuvo presa tras el golpe militar y exiliada en México. Trabajó fuertemente para preservar la platería mapuche, un arte surgido en el siglo XVI como uno de los productos de la colonización.

Su muerte se produjo justo cuando la Fundación Cultural de la comuna de Providencia preparaba una exposición con sus obras, que están dispersas en colecciones públicas y privadas.

Trabajo social

Chaigneau nació en Concepción en 1923. Estudió en colegios de Chillán, Rancagua y Santiago. Luego ingresó a la Universidad de Chile a estudiar Trabajo Social, donde se tituló en 1946 para trabajar en el Servicio Nacional de Salud.

En los años 50 viajó a la Unión Soviética, Italia y Alemania Oriental como representante de las “Agrupaciones Femeninas Chilenas de Izquierda” para asistir a la “Federación Internacional Democrática de Mujeres”, institución de la que fue Secretaria para América Latina. Además trabajó en su área en diversas reparticiones de la Universidad de Chile. Durante la Unidad Popular estudió orfebrería y otras técnicas en la Escuela de Artes de dicha casa de estudios.

En octubre fue detenida y permaneció recluida en el centro de “Tres Álamos” de Santiago hasta marzo de 1975, cuando fue expulsada y se exilió en México, donde siguió interiorizándose en la platería. Pudo volver a Chile recién en 1983, momento desde el cual profundizó su estudio, rescate y conservación de la joyería mapuche.

«Hermosa aventura»

“El pueblo de la Araucanía levantó su gloria de leyenda por encima de las cumbres cordilleranas en una aventura hermosa que es ahora, ante nosotros, el deslumbrante hallazgo de su platería”, señaló Chaigneau recientemente. “La plata define una voluntad trascendente de supervivencia; personalidad cultural orientada más allá de lo utilitario, a ser expresión misma del arte y del gobierno de la vida”.

La destacada antropóloga y escritora Sonia Montecino, Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales en 2013, fue una de las personalidades que lamentó su fallecimiento.

“Cuando regresó del exilio mexicano provocó una ruptura con lo que era hasta entonces la valoración de la orfebrería mapuche que solo era reconocida por especialistas y permanecían arrinconada en los museos y en las colecciones privadas”, recordó ayer. “Amalia, orfebre ella misma, producto de su nueva vida en México, ayudó a que los aros, pectorales y collares fueran concebidos ahora como joyas que todas podíamos portar, estimulando a los plateros mapuches a recuperar la tradición adaptándola al uso contemporáneo de mapuches y no mapuches”.

“Más allá del uso y difusión de la orfebrerías mapuche Amalia dio un paso clave en la investigación de los elementos técnicos, funcionales y simbólicos de esta joyería”, agregó.

Por su parte, María Fernanda García, directora de la Fundación Cultural de Providencia, expresó: «Amalia Chaigneau es de esas mujeres con mayúscula. De esas fuertes, de convicciones aplastantes e ideas fijas que permanecen a lo largo de los años. Su más importante legado y a lo que dedicó gran parte su vida, fue valorar la orfebrería mapuche, transportándola a un territorio femenino, y acercarla al resto del mundo a través de las fieles réplicas de piezas originales de los siglos XVIII y XIX”.

“Comprometida con su causa y su legado artístico e histórico, nos acercó la maravillosa platería mapuche, para apreciar también parte del legado de esta aún poco valorada cultura. Piezas de gran valor artístico y simbólico, que reflejan la cosmovisión y riqueza del mundo mapuche», remató.

«Amalia nos inspiró a trabajar en la platería y a sentirnos más orgullosas de nuestro pasado y nuestra historia”, coincidió Juanita Contreras, de la comunidad Contreras de Quino, Temuco. “Ella nos ayudó, quería que creciéramos y pudiéramos surgir a través de distintas cosas como comunidad. Era como una madre que nos acogía y estimulaba con ideas para la superación de nuestro pueblo…».

Publicado por El Mostrador
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