Poniatowska festeja con nuevas novelas

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“Muy contenta de haber llegado”, la periodista y escritora mexicana Elena Poniatowska celebrará este jueves 19 de mayo sus 84 años de vida, con 10 nietos y en activo, pues prepara dos libros sobre sus ancestros.

Lúcida, contundente y crítica, la escritora nacida en Francia el 19 de mayo de 1932, forjó una espectacular carrera en las letras, la cual se ha visto coronada con los máximos reconocimientos, pues fue la primera mujer en recibir el Premio Nacional de Periodismo y obtuvo en 2013 el Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes.

“Yo misma no sé calificar (mi carrera literaria), habrá críticos que sepan decir lo que hay que decir”, aseguró la reconocida autora de más de 40 libros que incluyen novela, cuentos, poesía, ensayo, crónica, biografía y teatro, pero que reconoce “yo sigo haciendo muchísimo periodismo, no lo he abandonado para nada (aunque) lo que más me gusta hacer son novelas, cuentos y poesía.”

La heredera del título de princesa de Polonia, hija del príncipe Jean E. Poniatowski y de la mexicana Paula Amor, a diferencia de otros autores que desde pequeños descubrieron su interés por las letras, advirtió que ella no sabía su vocación “pero siempre viví al lado de una biblioteca, también mi abuelo escribía y tengo una tía que escribe”.

Fue a los 21 años que inició su carrera en el periodismo, luego de llegar a México a los diez años a causa de la Segunda Guerra Mundial y de realizar estudios en Estados Unidos, cuándo comenzó a escribir en una revista de un convento de monjas.

En 1953, de regreso a México, inició su periplo en las letras con una entrevista diaria que, en el periódico Excélsior, retrataba la realidad del país en los años cincuenta. Dos años después, en 1955, publicó su primer libro, la colección de cuentos Lilus Kikus.

Traducidos a 20 idiomas, sus libros configuran un entramado que da cuenta del presente mexicano: se centran en la sociedad, las relaciones entre hombres y mujeres, el trabajo y el desempleo, el prevaleciente racismo, las costumbres y tradiciones del país, las tragedias nacionales y el papel de la mujer.

Su obra continuó con Todo empezó el domingo, reunión de crónicas de la vida dominical de los habitantes de la Ciudad de México y el reconocimiento le llegó conHasta no verte Jesús mío (1969) -divertido relato costumbrista de las peripecias de una empleada doméstica- y La noche de Tlatelolco (1971) que ofrece un brillante ejercicio periodístico sobre la matanza de estudiantes ocurrida el 2 de octubre de 1968 con el cual obtuvo el premio Xavier Villaurrutia que rechazó.

Entre sus libros destacan La flor de lis, De noche vienes, Tlapalería, Paseo de la Reforma, Querido Diego, te abraza Quiela, Nada, nadie, las voces del temblor -una crónica colectiva del terremoto de 1985-, La piel del cielo -ganadora del Premio Alfaguara de novela 2001- y El tren pasa primero -la vida de los ferrocarrileros mexicanos, Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos en 2007.

Con Tinísima, sobre la vida de la fotógrafa Tina Modotti, ganó el Premio Mazatlán en 1992, mientras que Leonora, libro sobre la pintora Leonora Carrington, obtuvo el Premio Biblioteca Breve Seix Barral en 2011. Rondas de la niña mala fue su primer libro de poesía y cuenta con libros de cuentos para niños como Boda en Chimalistac, La vendedora de nubes y El burro que metió la pata.

El Universo o nada de 2013 es la biografía de su esposo, el astrofísico Guillermo Haro, mientras que títulos como Gaby Brimmer y Las mil y una, la historia de Paulina, abordan problemas sociales.

A pesar de su amplia bibliografía, la cofundadora de la Editorial Siglo XXI y de la Cineteca Nacional, sigue en activo. “Acabo de publicar Dos veces única y ahora estoy trabajando una novela sobre mi ancestro, el rey Estanislao Poniatowski, el último rey de Polonia” que le tomará por lo menos un año más y ya tiene el plan de continuar con la saga familiar con otro libro que dedicará a José Poniatowski, mariscal de Francia con Napoleón.

Sobre las letras mexicanas en la actualidad, la escritora consideró que están “muy bien, me gustan muchos autores en general y admiro a muchos, a varios escritores jóvenes, entre otros, me gusta mucho Jordi Soler”.

Ahora, Elena Poniatowska viajará a Estados Unidos para recibir un nuevo doctoradoHonoris Causa, que se sumará a los “15 o 20, ya no me acuerdo”, que tiene en su haber otorgados por universidades de todo el mundo.

Y es que la escritora, que también cuenta con un premio literario que lleva su nombre, otorgado por el gobierno de la Ciudad de México con una bolsa de 500 mil pesos, aseguró que nunca se imaginó que le llegarían tantos reconocimientos: “no, no, uno nunca se imagina nada”.

Publicado en La Jornada

84 años de la escritora mexicana Elena Poniatowska, Premio Cervantes 2013

Un día como hoy, pero de 1932, nació la escritora y periodista mexicana Elena Poniatowska Amor, en París, Francia, quien es reconocida por libros como ‘Hasta no verte Jesús mío’ y ‘La noche de Tlatelolco’, entre otros, por los cuales ha sido distinguida con numerosos premios, entre ellos el Premio Cervantes de Literatura 2013.

La escritora, fue bautizada como Hélène Elizabeth Louise Amélie. Heredera al título de princesa de Polonia, ya que fue hija del príncipe Jean Joseph Evremond Sperry Poniatowsky y de María de los Dolores [Paula] Amor Escandón.

Sin embargo, la madre de Poniatowska tuvo que huir al sur de Francia, en 1941, a causa de la Segunda Guerra Mundial [1939-1945], al lado de sus hijas, entre ellas, Elena, de 84 años de edad.

Un año después partieron a México, de donde procedía la familia de la madre de Poniatowska, y el padre de la escritora, enlistado en el ejército, se tuvo que quedar en su país natal para afrontar la lucha armada en contra de las fuerzas enemigas.

La madre de Poniatowska la inscribió, junto con su hermana, en la Windsor School, en donde aprendieron a hablar y a escribir inglés, ya que el idioma español lo practicaban continuamente en las calle, y también recibieron clases de francés.

Posteriromente, Poniatowska estudió piano y danza, y hacia 1949 ingresó a un internado religioso cerca de Filadelfia, en los Estados unidos, en donde escribió On nothing, en idioma inglés, y que apareció en 1950 en la revista The Current Literary Coin.

La escritora regresó a México en 1952, y un año más tarde empezó a colaborar para el periódico Excélsior, en donde publicó una gran cantidad de entrevistas a diversas personalidades, como la cantante portuguesa Amalia Rodrigues, a la pintora María Izquierdo, a la actriz dolores del Río y al escritor mexicano Juan Rulfo, entre otros.

Durante un año publicó una entrevista diaria en este periódico y en 1954 apareció su libro Lilus Kikus, una novela corta, en donde escudriña el mundo de los adultos a través de la mirada de un personaje infantil.

Dos años después escribió la obra Melés y Teléo (apuntes para una comedia), en 1957 recibió una beca del Centro Mexicano de Escritores para jóvenes creadores, que otorga el Fondo para la Cultura y las Artes (Fonca).

En 1959 entrevistó al astrofísico mexicano Guillermo Haro, con quien se casó nueve años más tarde, y con quien procreó a Felipe, en 1968 y a Paula, dos años después.

A principios de 1980 conoció a la fotógrafa y militante comunista italiana Tina Modotti (1896-1942), quien pasó de Udine a San Francisco, Estados Unidos, y luego a México, y que Poniatowska llegó a admirar tanto que escribió la novela biográfica Tinísima, en 1992.

Además publicó La Flor de Lis (1988), una novela de juventud, con bastantes detalles autobiográficos, y en 1991 se publicó el primer tomo, de los más de 10 que saldrían a la venta, de Todo México, una recopilación con todas las entrevistas de Poniatowska.

En los años siguientes, Elena Poniatowska publicó Luz y Luna, las lunitas (1994), Paseo de la Reforma (1996), Las soldaderas (1999), Las siete cabritas (2000), Las mil y una…(la herida de Paulina) (2000), y las biografías de Octavio Paz y de Juan Soriano.

Entre los galardones que ha recibido se encuentran ser la primera mujer en recibir el Premio Nacional de Periodismo, además, el Premio Alfaguara 2001 por su novela La piel del cielo, en la que se basó en las investigaciones que realizó su esposo a lo largo de su vida, y, la Legión de Honor por parte del gobierno de Francia, en 2004.

En los últimos años se comenzaron a publicar Obras Completas, desde el 2005, y ha escrito títulos como El tren pasa primero (2005), La Adelita (2006), Amanecer en el Zócalo. Los 50 días que confrontaron a México (2007) y Jardín de Francia (2008), por mencionar sólo algunos.

A pesar de su amplia bibliografía, la cofundadora de la Editorial Siglo XXI y de la Cineteca Nacional, sigue en activo, con la publicación de su más reciente libro: Dos veces única, y ahora se encuentra trabajando una novela sobre su ancestro, el rey Estanislao Poniatowski, el último rey de Polonia. Poniatowska viajará también a Estados Unidos para recibir un nuevo doctorado Honoris Causa, que se sumará a los “15 o 20, ya no me acuerdo”, que tiene en su haber otorgados por universidades de todo el mundo, según dijo.

La escritora, que también cuenta con un premio literario que lleva su nombre, otorgado por el gobierno de la Ciudad de México con una bolsa de 500 mil pesos, aseguró que nunca se imaginó que le llegarían tantos reconocimientos: “no, no, uno nunca se imagina nada”.

Publicado en Zeta Tijuana

Hace 84 años nació la escritora, activista y periodista Elena Poniatowska

Elena Poniatowska sonríe desde el malecón de La Habana. Elena escribe entre flores rosas en el bosque de Chapultepec. Elena está junto a Carlos Salinas de Gortari mientras los restos de su esposo, el astrofísico Guillermo Haro, son trasladados a la Rotonda de los Hombres Ilustres. Elena arde en fiebre. Elena se disfraza de prostituta en un show de la actriz Jesusa Rodríguez.

La escritora Rosa Nissan muestra varias fotografías de su maestra y amiga, que este sábado cumple 84 años. Elena Poniatowska ha escrito más de 40 libros, entre ellos La noche de Tlatelolco, que la catapultó a la fama internacional al mostrar el conflicto estudiantil desde una posición contraria al discurso oficial.

A ella, Nissan le debe su voz: «antes de conocerla era muda. Mis libros salieron porque ella los sacó de adentro de mí». Hace más de 30 años entró al taller literario de Poniatowska, donde también estudiaron las escritoras Silvia Molina, Alicia Trueba, Guadalupe Loaeza…

En su departamento en el céntrico barrio de la Condesa, en la capital mexicana, una enredadera casi cubre el techo. Adornan el lugar varias servilletas de tela con una frase bordada: «Mujeres casadas tienen derecho a estudiar».

«A través del taller rompí con la inercia de ser madre de tiempo completo y jugar barajas. Ahí me sentí por primera vez escuchada», cuenta.

Como maestra, Elena era una crítica feroz. «Un día se puso un poco loca y nos dijo: ‘Yo ya no quiero estar con ustedes, son unas señoras popis, yo nada más vengo a perder el tiempo y tú Rosca —me gritó— nada más vas de tu casa al deportivo, no haces nada'».

La influencia de Poniatowska fue tal para Nissan, autora de la novela Novia que te vea, que a los 40 años decidió divorciarse, tomar su cámara, recorrer el país y tener tantos romances como pudiera.

Rosa acaricia a su gata Paciencia mientras cuenta todo tipo de anécdotas. «Un día salimos varios y no cabíamos en el coche, Elena quiso irse en la cajuela. Se va atrás, se mata haciendo entrevistas, hace cosas así».

Después del terremoto de 1985, la Ciudad de México estaba devastada. Poniatowska, quien entonces ya era una autora reconocida, reunió a un ejército de escritoras de su taller literario y comenzó a delegar. Debían entrevistar, guardar periódicos y registrarlo todo. Afuera de su casa, las personas hacían fila para dar sus testimonios.

«Algunas duraron bastante más que yo, pero al final se quedó sola a terminar esa cosa tan dolorosa. Yo estaba segura que Elena no sobreviviría a ver tanta muerte; su cara me lo decía», cuenta Rosa. El resultado fue el libro Nada, Nadie. Las voces del temblor.

Mujeres que huelen bien

De negro, a punto de salir a la ceremonia de cuerpo presente del escritor Carlos Fuentes, Guadalupe Loaeza habla de Poniatowska. «La leía con fervor antes de estar en su taller; la admiraba muchísimo».

Una amiga en común organizó una comida para presentarlas. «Fue muy amable, me dijo que claro que podía ir al taller, pero me advertía que eran puras señoras como yo, que huelen muy bonito».

Se reunían todos los jueves en casa de una de las alumnas, Alicia Trueba. «Éramos, efectivamente, señoras muy burguesas, pero con muchas inquietudes y, sobre todo, con muy buena asesoría. A las once teníamos clase con Elenita y nos platicaba todas sus cuitas: a veces llegaba tarde porque se quedó sin gasolina en Revolución o porque no llegó la muchacha. Siempre nos contaba sus cosas y nos tenía encantadas».

Loaeza la recuerda también como una maestra muy estricta. «Ella misma nos decía que lamentaba no tener una formación universitaria, pero era tal su oficio y su pasión por la escritura que nos hacía observaciones oportunas: no está bien construida tu frase, no se te cree, no eres genuina», dice.

«Hace mucho tiempo, durante la presentación de mi libro Primero las damas me pegó muchísimo». Loaeza reconoce que su obra tenía descuidos, erratas y que pudo haberlo escrito mejor.

«Me acuerdo que hasta un amigo me dijo que era como ir a decir que la quinceañera tiene barros en su fiesta. Estuve triste, pero de nuevo fue una manera de mejorar».

La amistad de Elena y Guadalupe se ha forjado a través de casi treinta años, por coincidencias como su origen de clase alta y su filiación política de izquierda. «Teníamos las mismas nostalgias, nos acordábamos de Francia, del Acapulco del jet set, pero nos encontramos en las marchas de Andrés Manuel López Obrador». Este último propuso a Poniatowska para una nueva Secretaría de Cultura, en caso de llegar a la presidencia.

Elena la apoyó en su campaña para ser diputada federal y le prologó su más reciente publicación: Las niñas bien 25 años después.

Sin embargo, hay algo con lo que Loaeza nunca ha estado de acuerdo: «A veces siento que abusa de su generosidad. No tiene filtros, vive a flor de piel, siempre exponiéndose a todo tipo de cosas».

Una vez, Poniatowska tuvo a un huésped y durante varios meses le dejó su habitación. «Se fue a un cuarto minúsculo y helado; cerca de la cama había una pequeña pintura de una mujer que se está echando a un precipicio. Me di cuenta que ése es su móvil: la culpabilidad de su origen aristocrático en un país donde existe tanta pobreza. Culpabilidad por su éxito, porque ella nunca se lo programó. La consentida de su madre era su hermana Kitzia; Elena siempre se hizo a un lado y de repente, el éxito rotundo».

El discurso alternativo

Para la escritora y dramaturga Sabina Berman, fue La noche de Tlatelolco el libro que posicionó a Poniatowska como una escritora reconocida a nivel internacional, por describir la masacre contra estudiantes ocurrida en 1968. «En ese momento, aunque todos sabíamos que el discurso oficial era falso, no había otro relato bien estructurado y fue Elena la que lo escribió».

Años después, Sabina le preguntó de dónde había sacado el valor para escribir del tema y ella le respondió que no le había pasado por la mente que estaba haciendo algo peligroso.

«Es la ingenuidad de Elena la que la ha llevado a hacer cosas muy peligrosas y muy valiosas. Ella escribe para la sociedad no para el poder ni para los críticos. Hay gente que ha dicho que Elena es más una actitud que una prosa, quiere decir que no la han leído. Desde muy joven desarrolló un estilo muy personal, muy informado de la literatura, con un gran estilo. Sus entrevistas a personajes como Cantinflas o María Félix son una joya», dice Sabina.

Elena Poniatowska ha escrito la historia de mujeres icónicas en del siglo XX como Tina Modotti, Leonora Carrington, Quiela, la primera esposa del muralista Diego Rivera y de otras anónimas como Josefina Bórquez, protagonista de su novela Hasta no verte Jesús mío. Sin embargo, también ha marcado las biografías de sus sucesoras.

Sabina Berman, quien también la conoce desde su adolescencia, afirma: «Elena es una feminista radical. Nunca ha dudado que las mujeres no tienen lo que les corresponde».

«Tiene un legado, tiene alumnas concretas que estudiaron con ella, pero su influencia es muchísimo más amplia y a veces no tan evidente”, dice Berman, “Ahora en la democracia se dice fácil pero hubo muy pocos escritores que, en su época, se posicionaron en la izquierda y del lado de la gente. No es curioso que eso suceda más entre las mujeres que nos sentimos extranjeras en el sistema de poder”.

Publicado en Diario Cambio

 

Discurso de la escritora y periodista Elena Poniatowska al recibir el Premio Cervantes

 

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