La vida de los cocaleros

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Se trata de la exposición «Más allá de la coca», una propuesta del fotógrafo boliviano Marcelo Pérez del Carpio con 39 fotografías capturadas en la zona tropical de los Yungas, en particular en el pueblo de Challa, a unos 110 kilómetros de La Paz.

El trabajo de tres años sobre esa realidad se exhibe en la Alianza Francesa de La Paz con el apoyo de la Unión Europea (UE).

«Es una mirada profunda a la vida de las personas, una mirada al interior que no se tiene todo el tiempo. No hay gente solamente trabajando (en los cocales), sino que la tienes en festejos, bautizos, fiestas de quince años, en niveles de mucha confianza que implican pasar mucho tiempo con ellos», dijo Pérez del Carpio a Efe.

El fotógrafo, de 33 años, aclaró que con la exposición no busca mostrar el modo de vida de los cocaleros «como una amenaza», sino quitar el estigma que pesa sobre ellos y reflexionar sobre los motivos que llevan a la gente a cultivar y vender hojas de coca.

Pérez ha publicado sus imágenes en el diario estadounidense The New York Times y en el español El País, entre otros medios, y también ha expuesto en festivales y galerías de Bolivia, España, Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Rusia y Venezuela.

La idea de documentar el desarrollo de las comunidades cocaleras surgió a fines de 2012, después de que el fotógrafo obtuviera la beca Ian Parry con un proyecto sobre las paupérrimas condiciones en que opera la morgue de La Paz.

Motivado por la obtención de la beca, que impulsa a fotógrafos jóvenes a desarrollar la fotografía documental, Pérez eligió a la hoja de coca para un nuevo proyecto.

La temática fue elegida a raíz de la campaña internacional realizada en 2012 por el presidente boliviano, Evo Morales, para lograr que Naciones Unidas acepte el reingreso de Bolivia a la Convención sobre Estupefacientes de 1961 con una salvedad sobre el «acullicu» o masticado de la hoja de coca.

La planta tiene en Bolivia usos tradicionales, medicinales y culturales reconocidos por la Constitución promulgada en 2009, pero una parte de la producción es desviada al narcotráfico para la elaboración de cocaína.

El crecimiento de estas plantaciones ha sido notorio y, en el caso de los Yungas, se ve en los cerros donde están enclavadas las comunidades campesinas, en las que cada vez hay menos árboles y más cultivos de coca, algo que Pérez pudo constatar con su proyecto.

El punto de partida fue Challa porque de niño, el fotógrafo solía pasar sus vacaciones en una granja que tenían sus abuelos en el lugar y eso le permitió ver la «transición» que hubo en la comunidad, antes rebosante en vegetación y frutas y ahora dedicada casi enteramente a la producción de coca.

Las primeras fotos que captó interesaron a The New York Times, que en 2013 publicó el reportaje «Raising Coca and Hopes in Bolivia» (Cultivando coca y esperanzas en Bolivia) sobre el proyecto.

Pérez optó por trabajar en blanco y negro para que destaquen «las expresiones de la gente, sus edades y gestos», por encima de los exuberantes paisajes de los Yungas.

Una de las imágenes insignia de la exhibición es la del joven Isaac García, a punto de entrar a trabajar a la plantación de coca de su familia con el rostro parcialmente cubierto para protegerse de las picaduras de los mosquitos.

La muestra se divide en tres partes, en la primera se muestra el trabajo en los cocales y algunos paisajes de los Yungas; en la segunda parte se retrata la vida cotidiana del pueblo y en la tercera se exhiben un vídeo multimedia e imágenes en 360 grados con sonido que se observan con dispositivos de realidad virtual.

Publicado en Bolivia.com
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